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Resistiendo a la privatización de las semillas

OPINIÓN de Josep Maria Antentas y Esther Vivas.- El control de las semillas es un elemento estratégico en la definición del sistema alimentario. La pérdida de su control en beneficio de las grandes multinacionales de la biotecnología ha comportado importantes movilizaciones campesinas durante las últimas décadas e intentos de coordinarlas, como la campaña “Semillas, patrimonio de los pueblos al servicio de la Humanidad” de la Vía Campesina o iniciativas recientes como la Seed Freedom Campaign lanzada desde la India por Vandana Shiva.

La mercantilización de la agricultura y del sistema alimentario forma parte del proceso de mercantilización generalizada de la sociedad, la vida y la naturaleza que ha significado históricamente el ascenso del neoliberalismo. Esta es una dinámica de larga duración que se intensificó a partir de los años sesenta con la revolución verde y ha comportado una creciente penetración capitalista en la agricultura (Bello, 2009). El sistema alimentario es como una larga cadena horizontal que se ha alargado cada vez más, alejando producción y consumo, y favoreciendo la apropiación empresarial de las distintas etapas de la producción (Desmarais, 2007). Las semillas son el primer tramo de la cadena y su control ha ido basculando hacia un reducido núcleo de grandes firmas. Son, como señala Kloppenburg (2008), a la vez un medio de producción y un producto, y se han convertido en el símbolo y en el objeto mismo de la resistencia a la mercantilización de la agricultura. Su control es estratégico pues supone en gran medida la posibilidad de dominar el conjunto del sistema alimentario.

Tradicionalmente, el campesinado poseía una casi completa soberanía sobre las semillas, y la reciprocidad y el intercambio determinaban las decisiones sobre qué plantar, almacenar o traspasar. Estas prácticas fueron progresivamente desplazadas a medida que aumentaba el control empresarial del sistema de semillas. En la actualidad las diez empresas más grandes controlan el 67% del mercado mundial de semillas, y las tres mayores, Monsanto, DuPont y Syngenta, el 47%, cuya fuerza no ha dejado de crecer gracias a su política de adquisiciones y absorciones (ETC Group, 2008). El avance de la mercantilización de las semillas varía regionalmente. En los países industrializados el peso del agrobusiness es aplastante en la provisión de semillas, mientras que en los países del Sur Global todavía no. En India, las semillas comerciales representan entorno a un 30% y en África menos del 10%. Por ello, es en el Sur Global donde se libran las batallas más feroces contra las multinaciones de la biotecnología (The Center For Food Safety & Save Our Seeds, 2013).

La intensificación del control empresarial sobre el sistema de semillas y la expropiación del control campesino ejemplifica muy bien la lógica de “acumulación por desposesión” que Harvey (2004) señala como característica de la dinámica propia del capitalismo y en particular de su fase contemporánea. Las grandes corporaciones de la biotecnología intentan apropiarse de las semillas mediante una serie de tratados internacionales y reformas legales nacionales. Se ha desplegado toda una panoplia de medidas que incluye acuerdos en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), tratados bilaterales de libre-comercio, y leyes sobre la propiedad intelectual, cuya forma más agresiva son las leyes UPOV (en particular el Convenio UPOV 91). La Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales es un organismo internacional creado en 1961 cuya misión formal es “proporcionar y fomentar un sistema eficaz para la protección de las variedades vegetales” lo que, traducido al mundo real, supone la defensa acérrima de los intereses del agrobusiness (Grain, 2013).

La soberanía de semillas

La movilización para defender el control campesino de las semillas frente alagrobusiness se ha convertido en un elemento estratégico en la batalla más general en defensa de la soberanía alimentaria. Ésta no existe sin la soberanía de semillas.

El avance del control empresarial del mercado de semillas en los países occidentales ya desde los años setenta y ochenta multiplicó las iniciativas campesinas para preservar el control sobre las mismas. Así, por ejemplo, en Canadá, en 1984, se puso en marcha el Heritage Seed Programme (actualmenteSeeds of Diversity Canada) con el objetivo de preservar, compartir y defender la variedad de las semillas que el avance de la privatización ponía en riesgo. Iniciativas similares florecieron en otros países.

Desde los años noventa, fruto de la aceleración de la mercantilización de la agricultura, las resistencias campesinas fueron en aumento de forma exponencial. Casos conocidos como el del granjero Percy Schmeiser, demandado en 1998 por Monsanto por violar la licencia de las semillas Roundup Ready, son ejemplos concretos de la muy amplia movilización campesina en las dos últimas décadas.

Con el objetivo de coordinar y dar una coherencia global a las resistencias en ascenso contra la privatización de semillas La Vía Campesina, en el Foro realizado en el marco de la Cumbre Mundial de la Alimentación en Roma (2002), lanzó la campaña internacional “Semillas, patrimonio de los pueblos al servicio de la Humanidad”, que sería propulsada con más fuerza en ocasión del Foro Social Mundial de Porto Alegre en 2003 y diseñada y definida en las sucesivas reuniones de coordinación internacional de la campaña que se realizaron en Paraguay y México aquél mismo año.

En esta década de existencia, la campaña internacional ha actuado como un paraguas coordinador de diversas iniciativas locales y nacionales autónomas y les ha proporcionado un marco de referencia general. Siendo esencialmente una iniciativa campesina ha contado con el apoyo de organizaciones sociales, ONGs, grupos de investigación…, aliados de La Vía Campesina, y ha intentado involucrar al conjunto de la sociedad más allá de las comunidades rurales, enmarcando la defensa de la soberanía de semillas en una lucha más general contra la mercantilización de la agricultura y el planeta. A falta de victorias significativas ante el tsunami privatizador, La Vía Campesina ha logrado popularizar de forma creciente la idea que las semillas son patrimonio común de los pueblos y no un negocio en manos privadas.

Muchas han sido las formas de acción desplegadas por el movimiento campesino esta última década en defensa de la soberanía de semillas: bancos de intercambio, festivales de la biodiversidad, mantenimiento de las prácticas tradicionales de almacenaje e intercambio, y campañas de presión política contra reformas legislativas. Por todo el planeta se han organizado redes campesinas en defensa de las semillas, desde la red Semences Paysannes en Francia hasta la Campaña de la Semilla en Chile, pasando por la Red de Semillas de África Occidental.

Una de las formas típicas de acción han sido las Ferias de productores e intercambio destinadas a promover las prácticas campesinas tradicionales (como por ejemplo los Seedy Saturdays “Sábados de Semillas” en Canadá). También en diversos países latinoamericanos (como Brasil, Uruguay o Colombia, por citar algunos) se han venido organizando iniciativas como las Fiestas Nacionales de Semillas, como espacio de encuentro, reivindicación e intercambio.

América Latina ha sido un continente particularmente activo en la defensa de las semilllas. En Chile, aunque en 2010 se aprobó una Ley de Semillas favorable alagrobusiness, la reacción social a la misma fue muy relevante. En Argentina, el anuncio del gobierno de Cristina Fernández en junio de 2012 de que Monsanto realizaría de nuevo inversiones en el país despertó también un importante rechazo popular y todavía no se ha producido una modificación regresiva de la Ley de Semillas vigente. En Colombia, la movilización campesina de este mismo 2013 obtuvo una importante victoria con la anulación de la Resolución 9.70 que penalizaba a los agricultores por el uso de semillas no certificadas. En Venezuela, la Campaña Libre de Transgénicos y otras organizaciones sociales están en guardia ante un posible proyecto de modificación de la Ley de Semillas. En México, las movilizaciones campesinas consiguieron impedir que la Ley Federal de Variedades Vegetales se reformara en dirección aún más favorable alagrobusiness (Grain, 2013).

Debido a su posición específica en la cadena agrícola, el rol de las mujeres en las campañas de defensa de las semillas como las mencionadas es particularmente relevante.

Es por ello que los debates acerca de la soberanía alimentaria y la soberanía de semillas deben analizarse, para ser completos, desde una perspectiva feminista, comprendiendo los problemas propios de las mujeres campesinas y su papel en el movimiento campesino. La soberanía alimentaria y el feminismo se cruzan en el camino (Vivas, 2012).

Finalmente, conviene hacer mención a las campañas específicas, promovidas en general por colectivos ecologistas y no tanto directamnte por movimientos campesinos, contra Monsanto, el gigante de la bioctecnología. Aunque no están centradas específicamente en la defensa de la libertad de semillas, dicha reinvindicación aparece en el marco de una crítica global al papel de esta firma. Así, el 25 de mayo de 2013 tuvo lugar un Día de Acción Global contra Monsanto con acciones en varios países, mientras que el 12 de octubre del mismo año se desarrolló la Marcha contra Monsanto, con actividades en 400 ciudades de 52 países. Estas iniciativas han sido hasta ahora más bien simbólicas en lo que se refiere al tipo de acciones realizadas y a su alcance cuantitativo, si bien su principal mérito es su capacidad de articulación internacional.

¡Quit India!

India es uno de los países donde las resistencias a la mercantilización de las semillas ha sido más intensa. No en vano, entre 1995 y 2009, 241,679 campesinos se suicidaron debido al hundimiento del mundo rural (Center for Human Rights and Global Justice, 2011). En 1998 estalló la campaña “Quema Monsanto” tras la quema de varios campos de la compañía en Karnakata. Pocos meses después varios miles de campesinos se manifestaron ante la sede de Monsanto, lanzando la campaña “Monsanto Fuera de la India” el 9 de agosto, fecha del aniversario del llamado de Gandhi en 1942 al poder colonial inglés a abandonar el país. Simbólicamente se enlazaba la lucha por la independencia frente al Imperio Británico con la pérdida de soberania a manos de la agroindustria.

Desde entonces, la reivindicaciones campesinas contra la mercantilización de la agricultura y el sistema alimentario en el país han sido una constante. El último episodio de esta larga lucha ha sido la campaña contra el Proyecto de Ley de Regulación de las Biotecnologías, presentado a trámite el 22 de abril de 2013 en el Parlamento, y que favorece la entrada de OGMs en la agricultura y alimentación y los intereses de las compañías del sector, motivo por el cual es apodado como Proyecto de Ley de Protección y Promoción de Monsanto.

En India, precisamente, nació recientemente una de las iniciativas internacionales más publicitadas en defensa de la libertad de semillas.

La Campaña Global para la Libertad de Semillas (Global Campaign for Seed Freedom) fue lanzada en 2012 por Vandana Shiva, con manifiesto inaugural apoyado por 15.000 signatarios procedentes de 76 países. Busca convertirse en una campaña internacional contra el monopolio de las multinacionales de la biotecnología del sistema de semillas, y aprovechando la estela del movimientoOccupy impulsó en 2012 dos semanas de lucha (del 2 de octubre, aniversario del nacimiento de Ghandi, hasta el día 16 del mismo mes, Día Mundial de la Alimentación) en favor de libertad de semillas, Occupy the Seed, en el marco de la cual se llevaron a cabo 195 acciones simbólicas en 335 países.

La lucha por la soberanía de semillas encierra todo un verdadero nudo gordiando estratégico en el que se mezclan cuestiones medioambientales, culturales, tecnológicas, económicas y sociales. Por ello, como afirma Vandana Shiva (2001) “la semilla se ha convertido en el sítio y el símbolo de la libertad en la era de la manipulación”. Una libertad que la movilización campesina contra los gigantes de la biotecnología no cesa en reclamar desde todos los rincones del planeta.

Referencias

BELLO, W., Food Wars, London, Verso, 2009.

CENTER FOR HUMAN RIGHTS AND GLOBAL JUSTICE (2011). “Every Thirty minutes. Farmer Suicides, Human Rights and the Agrarian Crisis in India”. New York, Center For Human Rights and Global Justice, 2011.

DESMARAIS, A., La Vía Campesina, Madrid, Editorial Popular, 2007.

ETC GROUP, ¿De quién es la naturaleza?, Ottawa, ETC Group, 2008.

GRAIN, “Leyes de semillas en América Latina: una ofensiva que no cede y una resistencia que crece y suma” (disponible en:http://www.grain.org/article/entries/4801-leyes-de-semillas-en-america-latina-una-ofensiva-que-no-cede-y-una-resistencia-que-crece-y-suma), 2013.

KLOPPENBURG, J., “Seeds, Sovereignty, and the Vía Campesina: Plants, Property, and the Promise of Open Source Biology”, Paper prepared for the Workshop on Food Sovereignty: Theory, Praxis and Power, St. Andrews College, University of Saskatchewan, November 17-18, 2008.

HARVEY, D., El nuevo imperialismo, Madrid, Akal, 2004

SHIVA, V., Biopirartería: el saqueo de la naturaleza y del conocimiento, Barcelona, Icaria, 2001.

THE CENTER FOR FOOD SAFETY & SAVE OUR SEEDS, “Seed Giants vs U.S. Farmers”, Washington, The Center For Food Safety. 2013.

VIVAS, E., “Soberanía alimentaria, una perspectiva feminista”, El Viejo Topo 288, 2012.

http://ecologiapolitica.info/wordpress/?p=1244



*Artículo publicado en Ecología Política, nº46.




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