OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - A pocos días de las elecciones del 20D, la campaña electoral lo contamina todo. Los medios de comunicación amplifican el ruido partidario, y cada competidor político pugna por hacerse oír más alto y más contundentemente que sus adversarios. Combaten ensalzando lo propio y degradando lo ajeno, y algunos convierten su propuesta casi en una mercancía que nos quieren vender como vulgares negociantes. Es, lamentablemente, lo habitual de una campaña electoral, aunque en estos tiempos se hayan agudizado las aristas más cortantes, más agresivas de la controversia partidaria y, además, por regla general, se le haya perdido el respeto al votante. Unos lo evidencian más que otros, por supuesto; todos no son iguales, pero algunos se parecen demasiado. Por eso, entiendo, son tan importantes dos componentes del comportamiento político que perciben los ciudadanos cuando, como ahora, a una semana de los comicios, se les pide el voto. Me refiero a la decencia y a la cred