OPINIÓN de Ricardo Luis Mascheroni .- Sin dar por sentado o afirmar categóricamente que la contaminación electromagnética sea una de las peores plagas de la modernidad, como lo expresan cada vez más numerosos estudios e informes científicos, que reseñan su negatividad, uno debe comenzar a prestar atención a este posible factor de perturbación sanitaria. Cada vez y con mayor asiduidad, médicos e investigadores atribuyen a esa contaminación efectos indeseables, susceptibles de generar patologías que tendrían incidencia en la morbimortalidad de las personas. A pesar de ello, y tratando de mantener una objetividad e imparcialidad, no sencilla en torno al tema, reconozco que existe una biblioteca a favor que resalta la inocuidad de esta radiación y otra que expresa lo opuesto. Esta disputa no es pacífica, ya que los intereses en juego son muchos y poderosos. Pero, ello no nos debe impedir reconocer, que en los últimos años han aparecido una serie de patologías, otrora no comunes,