OPINIÓN de Álvaro Cuadra .- Más allá de los rostros presidenciables en el Chile de hoy, más allá de los dimes y diretes de las campañas en curso, se detecta un cierto “malestar ciudadano” tan difuso como diseminado. No se trata de un huracán ni nada parecido, estamos más bien ante una leve brisa que se manifiesta episódicamente aquí y allá, pero que pareciera anunciar vientos de cambio en nuestro país en el mediano plazo. La clase política parece intuirlo, el clima social está cambiando en el país después de cuatro décadas en que todo parecía predecible. Los primeros síntomas fueron protagonizados por los llamados “pingüinos” y que han culminado en las manifestaciones estudiantiles de 2011 que con altos y bajos se prolongan hasta nuestros días. Este diagnóstico fue confirmado hace menos de un año en los comicios municipales en que el abstencionismo significó la mayoría absoluta de votantes. La mayoría de los chilenos anhela cambios profundos en nuestro “modo de vida” Un principio de