OPINIÓN de Silvina M. Romano.- El 8 de marzo de 2017, 40 niñas murieron al incendiarse el “Hogar Seguro Virgen de la Asunción” que alberga a niños y niñas que no reciben el cuidado de sus padres o han sido abandonados y que residen allí para recibir el trato adecuado. La realidad dista mucho del deber ser del Hogar. Desde hace años, varias instituciones, entre las que se incluyen la Procuraduría de los Derechos Humanos, la Procuraduría General de la Nación, el Consejo Nacional de Adopciones, el Ministerio Público y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses como así también periodistas, denuncian los malos tratos en el lugar y las pésimas condiciones en las que vivían los menores. Esto explica las numerosas fugas o intentos de fuga de los niños y niñas, que declararon ser golpeadas, mal alimentadas y abusados sexualmente. La casa tenía capacidad para 400 menores, pero la habitaban 800 personas [1].