OPINIÓN de Amy Goodman y Denis Moynihan Estados Unidos, el país más rico y poderoso de la historia del mundo, también es el número uno en infecciones y muertes por COVID-19. El fin de semana pasado, la Dra. Deborah Birx, asesora sobre coronavirus de la Casa Blanca, advirtió: “[El virus] se extendió de forma extraordinaria, tanto en áreas rurales como en áreas urbanas. Para todos los que viven en una zona rural, no son inmunes ni están protegidos contra este virus”. La respuesta del presidente Donald Trump fue calificar a Birx de “patética”. A seis meses del comienzo de la pandemia, Trump aún no ha presentado ningún plan nacional para detener la propagación del virus, que está en alza. Mientras el presidente exige diariamente por una rápida reapertura de las escuelas y de la actividad económica, las colas para realizarse la prueba diagnóstica se extienden cada vez más y se alarga el tiempo de espera de los resultados, en muchos casos hasta dos semanas. Esto hace que los resultados sean