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Las ciudades de EE.UU. necesitan tapabocas y testeos, no tropas de choque, Sr. Presidente

OPINI脫N de Amy Goodman y Denis Moynihan

En Estados Unidos, paramilitares vestidos con ropa de camuflaje han estado aterrorizando a la ciudad de Portland, en el estado de Oreg贸n, y han detenido extrajudicialmente a una gran cantidad de personas que protestaban contra el racismo y la brutalidad policial, meti茅ndolas en camionetas sin identificaci贸n oficial con rumbo incierto. Ahora sabemos que estas tropas de choque itinerantes, sin identificaci贸n ni insignia, eran agentes federales de una serie de agencias del Gobierno, desplegadas en Portland despu茅s de que el presidente Donald Trump emitiera una orden ejecutiva el 26 de junio, un mes y un d铆a despu茅s del asesinato de George Floyd por parte de la polic铆a de Minneapolis. La orden de Trump, llamada “Protecci贸n de monumentos, memoriales y estatuas estadounidenses y lucha contra la reciente violencia criminal”, es una inconexa diatriba contra los masivos y diversos movimientos de protesta que han sacudido el pa铆s tras el asesinato de Floyd y las muertes a manos de la polic铆a de Ahmaud Aubrey, Breonna Taylor, Rayshard Brooks y muchos m谩s.

Podemos contrastar a estos inocentes ca铆dos con los personajes representados en las estatuas que Trump intenta proteger con tanto ah铆nco: el presidente confederado Jefferson Davis, el General Robert E. Lee, John C. Calhoun, s茅ptimo vicepresidente de Estados Unidos y estridente defensor de la esclavitud, y Roger Taney, magistrado y presidente de la Corte Suprema, que redact贸 el fallo del llamado “Caso Dred Scott” de 1857 que le neg贸 la ciudadan铆a a los afroestadounidenses. Sumemos a esta lista las bases militares del sur del pa铆s que llevan el nombre de oficiales confederados, sobre las que Trump ha declarado que no ser谩n renombradas mientras est茅n a su cargo: Benning, Bragg, Hood y otras.

As铆 como d铆a a d铆a van cayendo m谩s estatuas confederadas y monumentos que celebran la esclavitud y el genocidio, tambi茅n va cayendo la popularidad de Trump en las encuestas. En respuesta, el presidente est谩 poniendo en pr谩ctica su aterradora inclinaci贸n por el autoritarismo, desplegando un ej茅rcito clandestino en las sombras contra la ciudadan铆a y criminalizando la protesta mientras lucha por exacerbar la supremac铆a blanca. Mientras tanto, la pandemia de COVID-19 est谩 en alza en todo el pa铆s y Trump ha demostrado una incompetencia total para brindar los recursos federales esenciales, desde equipos de protecci贸n personal hasta pruebas de detecci贸n del coronavirus y rastreo de contactos, elementos b谩sicos necesarios para contener este virus letal. Recientemente, el gobernador dem贸crata de Washington, Jay Inslee, resumi贸 la situaci贸n: “Me gustar铆a que [Trump] se preocupara m谩s por los estadounidenses vivos que por los confederados muertos”.

El 16 de marzo, en los inicios de la pandemia, Trump les dijo a los gobernadores de los diferentes estados de Estados Unidos: “Respiradores, ventiladores, todo el equipamiento… intenten conseguirlos ustedes mismos”. Esto dej贸 a cincuenta gobernadores disput谩ndose entre s铆 y con el gobierno federal los barbijos, guantes, hisopos para pruebas, reactivos y otros suministros necesarios, lo que hizo elevar los precios y causar una escasez letal. Decenas de miles de personas murieron innecesariamente como consecuencia del incumplimiento del deber de Trump. Esta semana, los senadores Leahy, Durbin, Murray y Tester le escribieron a Trump: “Vimos trabajadores de la salud usando batas hechas con bolsas de basura y reutilizando las mismas mascarillas N95 durante d铆as mientras arriesgaban sus vidas para salvar a otros”. Los senadores exigen saber por qu茅 los aproximadamente 8.000 millones de d贸lares de los contribuyentes asignados para la respuesta a la COVID-19, espec铆ficamente para barbijos, pruebas y otros suministros, siguen sin usarse.

Informes recientes basados en fuentes an贸nimas de la Casa Blanca sugieren que Trump quiere recortar por completo los fondos destinados a los Centros para el Control y la Prevenci贸n de Enfermedades y los Institutos Nacionales de la Salud para las pruebas de COVID-19 y el rastreo de contactos, lo que enfurece incluso a los republicanos del Senado.

Estados Unidos registra una cuarta parte de los contagios y muertes mundiales por COVID-19, pero tiene menos del 5% de la poblaci贸n mundial. En todo el pa铆s, 60.000 personas se encuentran actualmente hospitalizadas con COVID-19 y todos los d铆as mueren mil personas a causa de la enfermedad. La escasez de tapabocas, camas en las unidades de cuidados intensivos y espacio para los muertos en las morgues se est谩 incrementando. Actualmente, sobre una base per c谩pita, los estados m谩s afectados son Florida, Luisiana, Arizona, Misisipi, Alabama, Nevada, Carolina del Sur, Texas, Idaho, Tennessee y Georgia; esta lista incluye los siete estados confederados originales. Pese al empeoramiento de la cat谩strofe, los gobernadores republicanos de Florida, Georgia y Arizona, todos firmes aliados de Trump, se niegan a emitir 贸rdenes estatales de uso obligatorio de tapabocas.

Solo siguen a su l铆der, el presidente Trump, quien tampoco emitir谩 una orden nacional de tapabocas obligatorio, alegando que respeta a las autoridades estatales y locales. Sin embargo, casi al mismo tiempo, Trump amenaza con enviar un “aluvi贸n” de agentes federales armados a las grandes ciudades de todo el pa铆s, en contra de los deseos de esas mismas ciudades y estados. El trabajo del presidente Trump es proteger la seguridad p煤blica. Eso incluye proteger la salud p煤blica, especialmente en este momento de la doble pandemia de COVID-19 y brutalidad policial.

La respuesta en Oreg贸n al escandaloso y probablemente inconstitucional despliegue de agentes federales ha sido rotundamente cr铆tica. La gobernadora Kate Brown denunci贸 que existe una “polic铆a secreta que secuestra personas”, y la fiscal general de Oreg贸n, Ellen Rosenblum, demand贸 a varias de las agencias federales involucradas. En las calles, cada noche m谩s mujeres se suman al “muro de madres” que protege a los manifestantes. El senador de Oreg贸n Ron Wyden, que describi贸 a los agentes federales como “esencialmente fascistas”, advirti贸: “Si en este momento no se marcan los l铆mites, Estados Unidos podr铆a encontrarse bajo una ley marcial en medio del proceso de la elecci贸n presidencial”.




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