OPINI脫N de Amy Goodman y Denis Moynihan
El 7 de marzo de 1965, d铆a que se conoci贸 como “Domingo Sangriento”, 600 afroestadounidenses y activistas del movimiento por los derechos civiles partieron de la ciudad de Selma, en el estado de Alabama, en una marcha hacia Montgomery, capital del estado, para exigir el derecho al voto. Mientras cruzaban el puente Edmund Pettus de Selma, los manifestantes fueron atacados por la polic铆a del estado de Alabama con bastones, picanas para ganado, perros y gas lacrim贸geno. Las im谩genes del violento ataque policial dieron la vuelta al mundo. John Lewis, presidente del Comit茅 Estudiantil de Coordinaci贸n No Violenta (SNCC, por sus siglas en ingl茅s), en aquel entonces de 25 a帽os de edad, fue uno de los principales organizadores de la marcha y result贸 hospitalizado con una conmoci贸n cerebral.
Su compromiso con los principios de justicia, igualdad y el poder de la protesta no violenta deber铆a servirnos de gu铆a mientras navegamos estos complejos d铆as. John Lewis, 铆cono de los derechos civiles y congresista por 17 per铆odos, muri贸 el pasado 17 de julio de c谩ncer de p谩ncreas, a los 80 a帽os.
Ocho d铆as despu茅s del Domingo Sangriento, la valent铆a de los manifestantes oblig贸 al presidente Lyndon Johnson a dirigirse a una sesi贸n conjunta del Congreso, implorando la aprobaci贸n de la Ley de Derechos Electorales de 1965: “Pero incluso si aprobamos este proyecto de ley, la batalla no terminar谩. Lo que sucedi贸 en Selma es parte de un movimiento mucho m谩s amplio que llega a cada secci贸n y estado del pa铆s. Es el esfuerzo de los estadounidenses negros para lograr la bendici贸n completa de la vida estadounidense. Su causa tambi茅n debe ser la nuestra, porque no se trata solo de negros, sino que, en realidad, somos todos nosotros los que debemos vencer al perjudicial legado de la intolerancia y la injusticia. Y venceremos”.
Tras el Domingo Sangriento, el reverendo Martin Luther King Jr. se uni贸 a John Lewis en Selma y ayud贸 a organizar dos marchas m谩s. Unas 25.000 personas se unieron a los manifestantes que llegaron a Montgomery el 25 de marzo. El 6 de agosto de 1965, el presidente Johnson firm贸 la Ley de Derechos Electorales, que elimin贸 las restricciones que ten铆an las personas de color para inscribirse como votantes, especialmente en los estados del sur. Durante casi un siglo, los sure帽os blancos promulgaron las llamadas “leyes de Jim Crow”, que condenaron a los afroestadounidenses a vivir empobrecidos y segregados, pr谩cticamente en estado de esclavitud.
Entre las leyes de Jim Crow hab铆a muchas que hac铆an casi imposible que un afroestadounidense pudiera registrarse para votar. Las pruebas de alfabetizaci贸n, administradas solo a la poblaci贸n negra, ten铆an preguntas como: “¿Cu谩ntas burbujas hay en una barra de jab贸n?”. En el condado de Lowndes, en Alabama, en 1964 los afroestadounidenses constitu铆an el 80% de la poblaci贸n, pero ninguno de ellos estaba registrado para votar. En Misisipi, la inscripci贸n de votantes afroestadounidenses era inferior al 7% en 1964; en 1988 era del 75%.
Casi medio siglo despu茅s, en 2013, la Corte Suprema de Estados Unidos, con cinco votos a favor y cuatro en contra, en el fallo de Alabama contra Holder, restringi贸 considerablemente la Ley de Derechos Electorales. Desde entonces, m谩s de 25 estados de mayor铆a republicana han aprobado una serie de leyes de privaci贸n de los derechos electorales. Con ejemplos como requisitos para la identificaci贸n de votantes, purgas masivas de padrones electorales basadas en datos defectuosos, el cierre de miles de centros de votaci贸n y la limitaci贸n de la votaci贸n anticipada y en ausencia, estas leyes disuaden de votar a millones de personas de color.
A esto se suman dos nuevas amenazas para las elecciones presidenciales de este a帽o: la pandemia de coronavirus y el propio presidente Donald Trump. Con el aumento de las muertes por COVID-19 en casi todas partes del pa铆s, algo que afecta desproporcionadamente a las comunidades de color, la votaci贸n presencial se ha convertido en un acto peligroso. Votar por correo es la soluci贸n m谩s simple. Trump ha atacado esta pr谩ctica, afirmando falsamente en m谩s de una ocasi贸n que habilita el fraude electoral, a pesar de que 茅l mismo ha votado por correo. No es de extra帽ar que Trump se haya negado a presentar sus respetos al venerado activista por el derecho al voto John Lewis, el primer legislador afroestadounidense en ser velado en la Rotonda del Capitolio.
Trump acelera su marcha hacia el autoritarismo al desplegar agentes paramilitares federales en ciudades de todo Estados Unidos. A pesar de la violencia y las detenciones arbitrarias que Trump est谩 desatando, el movimiento Black Lives Matter contin煤a, empoderando a una nueva y diversa generaci贸n de activistas. En su 煤ltima aparici贸n p煤blica, John Lewis, provisto de tapabocas, visit贸 la Plaza Black Lives Matter, cerca de la Casa Blanca.
Despu茅s de su muerte, la C谩mara de Representantes renombr贸 la ley H.R. 4 como la “Ley de Derechos Electorales John R. Lewis de 2020”. Esta ley revertir铆a el da帽o a la Ley de Derechos Electorales de 1965 causado por la Corte Suprema en 2013. El l铆der de la mayor铆a del Senado, Mitch McConnell, republicano, alab贸 a John Lewis ante su ata煤d en la Rotonda pero se niega a permitir que el Senado debata el proyecto de ley.
John Lewis era el 煤ltimo orador de la Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad de 1963 que a煤n viv铆a. Sus asesores de ese entonces le dijeron que el borrador de su discurso era demasiado radical y que distanciar铆a del movimiento a los dem贸cratas, particularmente al presidente, John F. Kennedy. John Lewis originalmente escribi贸: “No podemos depender de ning煤n partido pol铆tico, ya que tanto los dem贸cratas como los republicanos han traicionado los principios b谩sicos de la Declaraci贸n de la Independencia… Marcharemos por el sur, por el coraz贸n de Dixie, como lo hizo Sherman. Seguiremos nuestra propia pol铆tica de tierra arrasada y arrasaremos con las leyes de Jim Crow, sin violencia”.
Pero nunca pronunci贸 esas palabras p煤blicamente en la Marcha sobre Washington.
El d铆a de su funeral, el peri贸dico The New York Times public贸 un ensayo que John Lewis escribi贸 poco antes de su muerte. “La democracia no es un estado. Es un acto. Gente com煤n con una visi贸n extraordinaria puede redimir el alma de Estados Unidos meti茅ndose en lo que yo llamo buenos problemas, problemas necesarios”, escribi贸 Lewis.
Gracias por toda una vida de buenos problemas, problemas necesarios.
Descansa en la lucha, John Robert Lewis.