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Racismo, brutalidad policial y COVID-19 en Estados Unidos

OPINI脫N de Amy Goodman y Denis Moynihan

El pasado lunes, D铆a de los Ca铆dos en Estados Unidos, George Floyd suplicaba por su vida mientras Derek Chauvin, oficial de la polic铆a de Minneapolis, le apretaba el cuello contra el pavimento con una de sus rodillas. “Por favor. Por favor. No puedo respirar, oficial. No puedo respirar”, jadeaba George Floyd, con sus manos esposadas detr谩s de la espalda. Los testigos del suceso le pidieron repetidas veces a Chauvin que aflojara la presi贸n, pero el oficial sigui贸 con la rodilla enterrada en el cuello de Floyd. Un devastador video de diez minutos registr贸 este asesinato en c谩mara lenta, respiraci贸n menguante tras respiraci贸n menguante. Finalmente, el cuerpo inerte de Floyd fue bruscamente colocado en una camilla, cargado en una ambulancia y llevado al hospital, donde se declar贸 su muerte.

La indignaci贸n fue in crescendo a medida que el video se viralizaba. El hermano de George, Philonise Floyd, declar贸 a la cadena CNN: “Amo a mi hermano. Todos amaban a mi hermano… conocerlo es quererlo. 脡l gritaba ‘mam谩, mam谩, no puedo respirar’ pero no les import贸. Realmente no entiendo lo que tenemos que sufrir en la vida. No ten铆an por qu茅 hacerle eso”. El fiscal general de Minnesota, Keith Ellison, expres贸 en un comunicado: “Su vida era importante. Ten铆a valor… Vamos a buscar justicia y la encontraremos”. En declaraciones posteriores, Ellison agreg贸: “Lo que estamos tratando aqu铆 no es un caso aislado, sino un problema sist茅mico. Y tanto la investigaci贸n como la acusaci贸n se est谩n llevando adelante con el objetivo de llegar hasta las 煤ltimas consecuencias. Estoy seguro de que se est谩n llevando adelante de manera competente. Pero eso no le pone fin al asunto. El despido de los agentes no le pone fin. El proceso penal que ha comenzado no le pone fin. El proceso de derechos civiles no le pone fin. Necesitamos un cambio sist茅mico, profundo y permanente”. El alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, opin贸 tras el asesinato de Floyd: “Ser negro en Estados Unidos no deber铆a implicar una condena a muerte”. Frey demanda el arresto de Chauvin y la familia de Floyd quiere que los cuatro oficiales sean acusados ​​de asesinato.

La reverenda Bernice King, una de las hijas del Dr. Martin Luther King Jr., public贸 en Twitter una foto del oficial Chauvin con la rodilla apoyada sobre el cuello de Floyd al lado de una ic贸nica foto de la estrella de la Liga Nacional de F煤tbol Americano Colin Kaepernick hincado sobre una de sus rodillas en un campo de juego. El ex mariscal de campo fue expulsado de la Liga por arrodillarse durante el himno nacional en protesta contra la violencia policial y la injusticia racial. El texto que acompa帽a el tuit dice: “Si no te molesta o te molesta poco la primera rodilla, pero te indigna la segunda, entonces, en palabras de mi padre, est谩s ‘m谩s consagrado al orden que a la justicia’. Y m谩s apasionado por un himno que supuestamente simboliza la libertad que por la libertad de vivir de un hombre negro”.

Mientras las muertes por Covid-19 en Estados Unidos superan las 100.000, con un impacto desproporcionado sobre las comunidades de color, el asesinato y la violencia por parte de la polic铆a contra personas de color, perpetrados con legitimaci贸n del Estado, contin煤an aparentemente sin tregua . El pasado 23 de febrero, en Georgia, Ahmaud Arbery fue asesinado a balazos por Travis McMichael y su padre, el polic铆a retirado Gregory McMichael, tras salir a correr. El 13 de marzo la polic铆a de Louisville, Kentucky, dispar贸 ocho veces contra Breonna Taylor, caus谩ndole la muerte. Taylor era t茅cnica en emergencia m茅dica y ten铆a 26 a帽os de edad. La polic铆a irrumpi贸 en su hogar en el medio de la noche, al entrar en el departamento equivocado cuando buscaban a un sospechoso que ya estaba bajo custodia.

Afortunadamente, no tenemos que agregar el nombre de Christian Cooper a esa tr谩gica lista. Chris Cooper, afroestadounidense, se encontraba observando aves en el Central Park de Nueva York el D铆a de los Ca铆dos cuando respetuosamente le pidi贸 a una mujer que tambi茅n paseaba por all铆 que siguiera las reglas del parque y le pusiera la correa a su perro. Ella se neg贸 rotundamente, lo que lo condujo a grabar la interacci贸n. La mujer llam贸 al 911 y le dijo a Cooper: “Voy a decirles que hay un hombre afroestadounidense que est谩 amenazando mi vida”. Christian Cooper le envi贸 el video a su hermana, quien lo public贸 en las redes sociales, donde r谩pidamente lleg贸 a 42 millones de reproducciones. Alguien identific贸 a la mujer como Amy Cooper (sin parentesco con Christian) y, como resultado de su reacci贸n violenta, fue despedida de su trabajo y el refugio para perros le retir贸 su mascota.

Ibram X. Kendi, director fundador del Centro de Investigaciones y Pol铆ticas Antirracistas de la Universidad Americana, le dio contexto hist贸rico a esta interacci贸n durante una entrevista para Democracy Now!: “Lo que hizo Amy Cooper es un t铆pico comienzo de violencia racista. Tenemos a una mujer blanca que utiliza como arma su privilegio de ser mujer y blanca. En lugar de resolver la disputa con la otra persona y seguir las reglas y ponerle la correa a su perro, se victimiza y llama a la polic铆a, con esa proyecci贸n de v铆ctima, para que la polic铆a vaya y la proteja. A menudo, los polic铆as realmente creen que esta mujer blanca est谩 siendo amenazada por este presunto depredador afroestadounidense. Con demasiada frecuencia, esto lleva a que esa v铆ctima desarmada resulte lesionada o incluso asesinada”. En 1955 un suceso similar condujo a la tortura y linchamiento de Emmet Till, de 14 a帽os de edad.

El profesor Kendi lanz贸 “The COVID Racial Data Tracker”, un sitio web para documentar las disparidades raciales en torno a la letalidad de la pandemia, que afecta de manera desproporcionada a las comunidades de color. Los datos se est谩n utilizando para desacreditar el argumento de que las personas de color se ven m谩s afectadas por la Covid-19 por sus afecciones subyacentes. Kendi explic贸: “Al menos hacia fines de marzo, y ciertamente a principios de abril, eran personas latinas, afroestadounidenses e ind铆genas estadounidenses las que se estaban contagiando y muriendo de forma desproporcionada. Llev贸 un gran esfuerzo de parte de los movimientos de base, que reclamaron que se expongan los datos raciales, empezar a constatar esto, porque los estados se negaban a verlo. El indicador de predictibilidad fundamental de las tasas de contagio y muerte en la poblaci贸n negra es el acceso a la atenci贸n m茅dica, el acceso a seguro de salud, as铆 como la contaminaci贸n del aire y del agua y el tipo de empleos. Todas estas determinantes sociales de la salud son indicadores predictivos mucho m谩s fuertes en cuanto a las tasas de muerte y contagio en la poblaci贸n negra que sus afecciones subyacentes”.

Los afroestadounidenses representan el 13% de la poblaci贸n de Estados Unidos, pero han representado como m铆nimo el 25% de las 100.000 muertes por Covid-19 del pa铆s. La misma disparidad en la tasa de mortalidad prevalece entre los 5.000 estadounidenses asesinados por la polic铆a desde 2015: los afroestadounidenses tienen el doble de chances de ser asesinados por la polic铆a en comparaci贸n con los blancos. La violencia policial es una de las principales causas de muerte de los j贸venes de color.

La pandemia revela lo que los videos de tel茅fonos celulares y c谩maras corporales han expuesto cada vez m谩s y lo que las comunidades de color han sabido por mucho tiempo: el racismo est谩 bien vivo en Estados Unidos y tiene consecuencias letales.

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