CARTA de Diego Ancalao G. Escribo desde el cautiverio al que me somete la ley chilena, que por cierto, respeto y acato. Hace ya muchos años, decidí vivir como mapuche que soy, pero inserto según las normas de la sociedad chilena, no precisamente para resignarme a la discriminación a la que hemos sido sometidos históricamente, sino para cambiar esta realidad desde dentro y con las armas del trabajo persistente, el convencimiento y el apego a la verdad. Sin embargo, más allá del proceso judicial que se lleva adelante y en el que me he visto envuelto, sé que muchos ya me han condenado al patíbulo y han decretado mi exilio definitivo de esta comunidad a la que he decidido pertenecer. Esta situación no me es ajena. Los mapuche, desde el momento mismo en que los conquistadores pisaron nuestras tierras, hemos debido enfrentarnos a la adversidad y al horror de un sistema construido para hacernos desaparecer, lo cual, muy lejos de amedrentarnos, nos ha hecho fuertes, despertando e