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Carta abierta al embajador de Estados Unidos en Venezuela

CARTA de Jorge Majfud

Sr. Embajador James Story:

Me complace saber que la nueva pol铆tica del gobierno de Estados Unidos incluye la posibilidad de levantar las sanciones econ贸micas a Venezuela, una vieja pr谩ctica de Washington desde principios del siglo XX y que consisti贸 en arruinar econom铆as de pa铆ses con gobiernos independientes o no alineados. Como fue el caso de Chile, cuando las sanciones contra el gobierno democr谩tico de Allende fueron levantadas s贸lo cuando el complot de Washington y la CIA lograron destruir aquella democracia en su 9/11 de 1973 para reemplazarla por la brutal dictadura de Augusto Pinochet. S贸lo entonces las sanciones fueron reemplazadas por millonarias ayudas para producir el promocionado “Milagro chileno”, que ni as铆 evit贸 varias crisis econ贸micas y sociales. Los ejemplos son m煤ltiples, pero no voy a entrar en m谩s detalles. Lo bueno es que sus responsables nunca, jam谩s van a enfrentar alguna corte nacional o internacional por sus cr铆menes de lesa humanidad. La justicia es para los pobres y para los perdedores.

Como usted sabe, en 1989 la poblaci贸n venezolana sali贸 a las calles para protestar contra las pol铆ticas de su gobierno, el que intentaba implementar lo que luego se conoci贸 como la doctrina del Consenso de Washington. Cientos de personas (probablemente miles) fueron masacradas por las fuerzas de represi贸n, pero el presidente George H. Bush no bloque贸 ni castig贸 al gobierno venezolano con sanciones sino que, por el contrario, sali贸 al rescate del presidente Carlos Andr茅s P茅rez con una ayuda multimillonaria y con el compromiso de radicalizar las mismas medidas contra las cuales protestaba la poblaci贸n.

Seg煤n economistas como Jeffrey Sachs, las actuales sanciones contra el pueblo de Venezuela son responsables por la muerte de decenas de miles de venezolanos y, en parte, de los millones de emigrados. Entiendo que la guerra contra Rusia y los m谩s recientes acuerdos de paz propiciados por China entre otros dos grandes productores de petr贸leo, Arabia Saudita e Ir谩n, hacen necesario y urgente una reconsideraci贸n sobre el caso de Venezuela.

James Story

Pero hablemos de democracia, que es lo que importa. Recientemente usted realiz贸 una declaraci贸n oficial urgiendo a los venezolanos a registrarse a votar en las pr贸ximas elecciones. Una idea que apoyamos casi todos. Pero que lo diga usted y de forma oficial representa una vieja historia de dos siglos que Am茅rica latina ha debido sufrir por las injerencias de los gobiernos y las corporaciones privadas de Estados Unidos.

En los a帽os cuarenta, uno de los pa铆ses m谩s alejados de la influencia geopol铆tica de Estados Unidos y uno de los m谩s rebeldes y detestados por eso mismo, seg煤n los diplom谩ticos de Washington de la 茅poca, era Argentina. Su independentismo y su falta de obediencia motivaron las intervenciones pol铆ticas del embajador estadounidense de la 茅poca, Spruille Braden. Con su injerencia en la campa帽a electoral de 1945, Braden invent贸 el anti peronismo antes que naciera el peronismo. Casos similares podemos mencionar por decenas y usted lo sabe. En geopol铆tica se cumple la Tercera ley de Newton, aunque nunca en la misma proporci贸n. Casi siempre la acci贸n aplasta la reacci贸n con alguna dictadura colonial, pero a veces ocurre lo contrario y se llama revoluci贸n.

En su comunicado del 27 de abril, usted les advirti贸 a los venezolanos que el gobierno del se帽or Maduro intentar谩 convencerlos de no votar. Usted tambi茅n calific贸 a algunos representantes de la Asamblea Nacional como “alacranes”, quienes usan diferentes siglas pol铆ticas para dividir votos.

¿Se imagina usted si se aplicase la regla de oro de las relaciones internacionales, el principio de reciprocidad, y el embajador de alg煤n pa铆s latinoamericano se dirigiese a los estadounidenses en un mensaje oficial para favorecer a republicanos o a dem贸cratas? ¿Imagina si alguno de ellos le pidiese a los estadounidenses democratizar el sistema electoral eliminando el Colegio Electoral, herencia del sistema esclavista, como tantas otras cosas? ¿O el desproporcionado sistema que asegura dos senadores por estado, sin importar que unos estados tengan cuarenta veces la poblaci贸n de otros? ¿O que los ciudadanos estadounidenses de la colonia de Puerto Rico se movilicen para reclamar el derecho a voto? ¿O que las corporaciones dejen de escribir las leyes en los congresos y que dejen de donar cientos de millones de d贸lares a los candidatos en cada elecci贸n? ¿Se Imagina?

Pese a todo, ser铆a menos grave, considerando que nunca hubo un pa铆s latinoamericano que invadi贸 Estados Unidos, que le quit贸 la mitad de su territorio, que derrib贸 varios gobiernos e instal贸 dictaduras militares para proteger las empresas privadas latinoamericanas. ¿Usted conoce alg煤n ejemplo? No, ¿verdad? Pero si se diese ese caso hipot茅tico no s贸lo ese embajador perder铆a su puesto, sino que, de ser el embajador de Bolivia o de Venezuela el mundo ya estar铆a esperando “un cambio de r茅gimen” o un nuevo bloqueo.

Por si fuese poco, usted le pidi贸 a los venezolanos “hablar con sus vecinos” porque “se puede ganar las elecciones”. No es que esto sea algo nuevo en la tr谩gica historia de Am茅rica Latina que, como usted sabe y mucho mejor saben los latinoamericanos, cuya vieja y nueva memoria est谩 regada de tr谩gicas injerencias, golpes de Estado y sangrientas “dictaduras amigas” apoyadas por Washington y las corporaciones que tienen m谩s poder que usted y que cualquier otro embajador. Tal vez lo nuevo es que ya ni siquiera se disimula o se lo niega, como sol铆a hacerlo, por ejemplo, el Sr. Kissinger.

¿Cu谩ndo vamos a entender que es del inter茅s del pueblo estadounidense y latinoamericano dejar de fabricar enemigos con estas injerencias paternales, arrogantes y contra principios elementales de las relaciones internacionales?

¿Cu谩ndo vamos a dejar de representar intereses especiales y pensar, en serio, en el bien com煤n de los pueblos, libres e independientes?

¿Cu谩ndo vamos a entender que no s贸lo es m谩s justo y menos tr谩gico, sino hasta m谩s econ贸mico hacer amigos que enemigos, que la “seguridad nacional” pasa por lo primero, no por lo segundo?

¿Cu谩ndo vamos a dejar de ver al mundo como una pel铆cula de indios contra cowboys, de superh茅roes contra villanos, de polic铆as contra ladrones donde nos arrogamos siempre el papel de cowboys, polic铆as y superh茅roes olvidando la tr谩gica historia que origin贸 “los chicos malos” mientras el mundo nos va dejando cada vez m谩s solos?

¿Cu谩ndo vamos a cambiar nosotros para hacer de este mundo un lugar m谩s justo, con m谩s acuerdos equitativos y menos guerras supremacistas?

¿Cu谩ndo vamos a dejar de controlar la vida de los dem谩s en nombre de viejas y bonitas excusas y dedicarnos a arreglar nuestros propios problemas nacionales que cada d铆a son m谩s y m谩s graves?

¿Es que solo aceptamos que el mundo cambie (y, como siempre, se adapte a nuestras exigencias) y nosotros no?

¿Hasta cu谩ndo seguiremos fracasando con estilo mientras pretendemos darle lecciones al mundo de libertad, de democracia, de derechos humanos, siempre a la fuerza de sanciones econ贸micas cuando no de conocidos bombardeos?

¿Hasta cu谩ndo vamos a dar lecciones de c贸mo vivir cuando ni nosotros sabemos c贸mo hacerlo?

Atentamente,

Jorge Majfud. Abril 2023.
















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