CARTA de Diego Ancalao G.
Escribo desde el cautiverio al que me somete la ley chilena, que por cierto, respeto y acato.
Hace ya muchos a帽os, decid铆 vivir como mapuche que soy, pero inserto seg煤n las normas de la sociedad chilena, no precisamente para resignarme a la discriminaci贸n a la que hemos sido sometidos hist贸ricamente, sino para cambiar esta realidad desde dentro y con las armas del trabajo persistente, el convencimiento y el apego a la verdad.
Sin embargo, m谩s all谩 del proceso judicial que se lleva adelante y en el que me he visto envuelto, s茅 que muchos ya me han condenado al pat铆bulo y han decretado mi exilio definitivo de esta comunidad a la que he decidido pertenecer. Esta situaci贸n no me es ajena. Los mapuche, desde el momento mismo en que los conquistadores pisaron nuestras tierras, hemos debido enfrentarnos a la adversidad y al horror de un sistema construido para hacernos
desaparecer, lo cual, muy lejos de amedrentarnos, nos ha hecho fuertes, despertando en nuestro pueblo esa capacidad de pelear por la tierra bendita en que nacimos.
Pido y exijo mi derecho, al menos, a la duda razonable de las personas de buena voluntad y de quienes simplemente se han informado de esta situaci贸n por las redes sociales o la prensa, sin conocer en lo m谩s m铆nimo, los detalles de los hechos acontecidos. Malcolm X ten铆a raz贸n cuando se帽alaba que, “la prensa puede hacer que ames al opresor y odies al oprimido”.
Pido y exijo mi derecho a la presunci贸n de inocencia, hasta que se demuestre lo contrario. Pero, para ello, no pido que se conf铆e en mi palabra, sino en la voz de la justicia, que luego de conocer en profundidad las circunstancias que se analizan, concluir谩 con un veredicto que debe ajustarse a derecho. En ese escenario, tengo la m谩s plena convicci贸n en mi inocencia y conf铆o en que la justicia refrende ese convencimiento.
En varias ocasiones he sido cr铆tico de la prisi贸n preventiva, particularmente, porque es una herramienta jur铆dica que presume la culpabilidad y que posibilita un uso discriminatorio, particularmente cuando el criterio aplicado afecta a personas que ya sufren los efectos de muy diversas vulnerabilidades. A esto me he referido antes frente a casos de l铆deres mapuche a quienes se les presume culpables por el solo hecho de ser lo que son, por su apariencia, por su modo de hablar, por su cultura y por los prejuicios, mucho antes de que un hecho se demuestre fehacientemente. En mi caso personal, se me considera un peligro por razones que van mucho m谩s all谩 de un caso en particular y m谩s bien se relaciona con mi historia de defensa de los derechos de mi pueblo a existir y a ser respetado en un Estado que aun no es capaz de reconocer su profundo sentido multicultural.
Estos d铆as de encierro involuntario, me han hecho recorrer mi vida personal y p煤blica, en un an谩lisis cr铆tico y autocr铆tico descarnado. En esa reflexi贸n he puesto frente a m铆, a mi amada familia y a mi pueblo mapuche, que son los dos motores de mi existencia. Perm铆tanme compartir algunas de mis conclusiones.
En primer lugar, algunas personas han buscado construir un cierto “relato”, encadenando hechos que se han sido difundidos ampliamente, queriendo concluir una especie de radiograf铆a condenatoria de mi trayectoria p煤blica. Entonces, amalgaman una disputa judicial antigua, de la que fui sobrese铆do, mi frustrada candidatura presidencial y los hechos acaecidos con la Fundaci贸n Kimun y el traspaso directo de recursos en la Regi贸n de Los Lagos.
Respecto del primer punto, no dir茅 nada, pues la justicia se pronunci贸 en su momento y me exculp贸 de esa situaci贸n. Respecto de la inscripci贸n de mi candidatura presidencial y dado que el asunto sigue un proceso aun, solo dir茅 que comet铆 el error de confiar en las personas equivocadas en un momento en que toda mi atenci贸n estaba en la generaci贸n de una propuesta de gobierno adecuada al Chile desigual que sufrimos.
Respecto de la situaci贸n presente, evidentemente no puedo pronunciarme, para no entorpecer la investigaci贸n que se est谩 desarrollando. Solo reitero la seguridad que tengo en el total y absoluto esclarecimiento de los hechos, que demostrar谩n mi completa inocencia.
Sin embargo, me parece necesario hacer una pregunta que brota de la aplicaci贸n del simple sentido com煤n. En efecto, se me acusa de fraude al fisco y lavado de activos, la cuesti贸n es, ¿c贸mo podr铆a ser esto posible respecto de una persona que no ha recibido fondos p煤blicos? As铆 es, la instituci贸n que recibi贸 fondos fiscales se llama Corporaci贸n Kimun y esta entidad es presidida, representada, dirigida y creada por Jaime Huincahue, no por m铆. Jam谩s he sido socio, ni fundador, ni parte del directorio y menos representante legal. ¿Por qu茅, c贸mo y en qu茅 circunstancias espec铆ficas se adjudicaron esos recursos?, eso deber铆a responderlo el Gobierno Regional de Los Lagos. Como lo he se帽alado reiteradamente, mi rol en ese proyecto fue el de coordinador t茅cnico durante un periodo acotado de tiempo, y nunca tuve relaci贸n con el uso de los recursos. Eso es lo que se aclarar谩 con el estudio acucioso de los hechos.
Mi actitud en el caso ha sido de total colaboraci贸n con la investigaci贸n, a tal punto que de manera voluntaria levant茅 mi derecho al secreto bancario, entregu茅 mi tel茅fono personal y mi computador a la polic铆a. Muy lejos de lo que ha planteado el Senador Fidel Espinoza, mi actitud ha sido la de poner toda la informaci贸n de la que dispongo al servicio del esclarecimiento de los hechos. Este parlamentario ha encontrado una trinchera miserable para salir de su habitual irrelevancia, que es transformarse en un adalid de la probidad y la transparencia, a costa de hacer pagar a “justos por pecadores” y acusar sin ninguna discriminaci贸n a cualquier persona que seg煤n su pobre criterio, merece ser considerado culpable.
El se帽or Espinoza desprestigia su cargo, la entidad que representa y a la actividad pol铆tica en general. S茅 que mucha gente desinformada y que se deja llevar por las meras apariencias, hoy alaban su comportamiento, pero, esto no es m谩s que una nueva manifestaci贸n del populismo desesperado de quien pretende ser un actor relevante, denostando a personas inocentes que le sirven para su estrategia comunicacional espuria. Este “hijo ilustre” de una casta pol铆tica decadente, es el que no solo da帽a la dignidad de cualquier persona, sino que principalmente al valor de nuestra democracia y el noble prop贸sito de la buena pol铆tica.
Por otro lado, soy testigo del momento pol铆tico delicado que todas y todos compartimos.
Lamento decir que el Gobierno de Gabriel Boric no ha estado a la altura de las expectativas que gener贸. Digo esto porque me siento de alguna manera parte, de esa decepci贸n generalizada que se le atribuye a las nuevas generaciones que ven铆an a cambiar y a mejorar la actividad pol铆tica. Asumo que mis errores, aunque hayan sido maliciosamente utilizados, han contribuido a generar un mal clima de decepci贸n, rabia y desesperanza.
Las preguntas que me hago son… ¿debemos claudicar en aquellos principios que nos llevaron a buscar la transformaci贸n de Chile?, ¿debemos dar la raz贸n a quienes hoy miran con desconfianza una lucha que se cristaliz贸 durante el “estallido social”, dando lugar a un proceso constitucional que busca un pa铆s m谩s justo, m谩s transparente, igualitario e inclusivo?, ¿debemos entregar el pa铆s a una derecha intransigente y brutalmente conservadora que se enarbola hoy como los salvadores de la “patria amenazada”?
Independientemente de los actos fallidos del gobierno, los vaivenes del proceso constitucional o el intento permanente de descalificar los movimientos sociales que buscan construir un pa铆s m谩s justo, no se debe olvidar que Chile sigue siendo un territorio de desigualdades, un reproductor de pobreza y un espacio de convivencia que mantiene una deuda hist贸rica con sus pueblos ind铆genas.
Concluyo habl谩ndole a mis queridos hermanos y hermanas del pueblo Mapuche y del pueblo de Chile. Tambi茅n le hablo mucha gente que me ha respaldado y me ha manifestado su afecto y solidaridad, lo mismo que a aquellos otros que han tomado distancia, haci茅ndose parte de quienes ya me han condenado. Les hablo tambi茅n a mi esposa y mis peque帽os hijos Pangue de 4 a帽os y Kim de 3 a帽os.
A todas y todos les digo que la palabra rendici贸n no est谩 en el diccionario de un Mapuche de Pur茅n ind贸mito y menos del Lof Ancalao que viene del linaje de los antiguos guerreros.
Estoy consciente que este es uno de los momentos m谩s dif铆ciles de mi vida, tambi茅n estoy consciente que no somos espectadores de la historia. M谩s temprano que tarde se har谩 justicia y la verdad se impondr谩. Hoy, con toda la fuerza, puedo decir que solo esta derrotado quien ha dejado de luchar. Jam谩s podemos aceptar que nos hagan sentir culpables cuando somos inocentes. Ten铆a raz贸n Emiliano Zapata cuando afirmaba que “es mejor morir de pie que vivir de rodillas”.
Pido a Nguenechen que me otorgue el newen con el que nos he bendecido a lo largo de nuestra noble historia.
AMULEPE TAI脩 WEICHAN, WEUWAIN!