OPINIÓN de Carolina Bardales Salazar. - En junio de 2009, el Parlamento de Honduras y los grupos de poder [con la venia del gobierno de Estados Unidos] perpetraron un Golpe de Estado contra un gobierno constitucional que tenía un enorme apoyo del pueblo [organizaciones sindicales, gremiales, magisteriales, estudiantiles, ambientalistas, indígenas, garífunas, campesinos, y ciudadanía en general]. Los ejecutores del Golpe argumentaron que el gobierno fue derrocado porque quería aprobar la reelección presidencial, prohibida por la Constitución de 1982.