OPINIÓN de Joan del Alcàzar .- Así empieza 2016, con buena parte de la dirigencia política y partidaria absolutamente cautivada por su propio ombligo. Desgraciadamente, no sólo los cuadros directivos han caído en esa fascinación, también una parte sustancial de su parroquia militante está magnetizada por el mismo punto anatómico. El resto de la ciudadanía, más distanciada de la lógica interna de los partidos pero atenta a la cosa pública, aguanta estoicamente el alud de tonterías, eslóganes baratos, negaciones de la realidad, autoelogios y descalificaciones de los otros que están produciéndose tras que conocimos los resultados de las elecciones generales del 20 de diciembre. El Partido Popular no sabe qué hacer con Rajoy, ni sabe cómo explicar que ningún partido [excepto Ciudadanos, siempre que no sea en solitario] quiera saber nada de pactos o alianzas con ellos. Rajoy y sus lugartenientes no hacen más que repetir en formato de letanía que ellos han sido los más votados y que ―por def