OPINIÓN de Jorge Majfud .- El problema con las palabras es que con demasiada frecuencia piensan por nosotros y de esa forma somos medios de un pensamiento y de unos valores transmitidos por las palabras: repetimos apriorismos enquistados en el lenguaje, en la cultura popular. Este problema es mayor aun cuando carecemos de una conciencia metalingüística. Una de esas trampas consiste en usar palabras que encierran una diversidad insospechada donde generalmente uno de sus posibles significados domina y excluye a los otros. Algunas de esas palabras son, por mencionar solo unas pocas, patriota, libertad, igualdad, radical,cultura, y todos aquellos nombres de países, de religiones y de otras buenas intenciones. En cualquier debate, en cualquier política sobre cultura es necesario aclarar a qué cultura nos estamos refiriendo. En una clasificación básica, existe lo que alguna vez se llamó durante el siglo pasado “alta cultura”; muy próxima, dentro y fuera de ésta, está la “cultura radical”. La