OPINIÓN de Javier Madrazo Lavín. - El pasado 8 de enero se cumplieron cincuenta años de un hecho, a priori, intrascendente que, sin embargo, marcó el punto de partida de un movimiento de protesta, que muchas personas, superada hoy la barrera de los “sesenta y tantos”, recuerdan con nostalgia, mientras que las generaciones más jóvenes a duras penas lo identifican. Me refiero al “Mayo del 68”. Han transcurrido cinco décadas de aquel día en el que un universitario llamado Daniel Cohn-Bendit, más tarde conocido como “Dany el Rojo”, increpó y llamó fascista, en un acto público celebrado en Nanterre, al ministro de Juventud y Deportes del Gobierno Pompidou. La razón fue la publicación por parte del político galo de un “Libro Blanco” muy sesgado en el que se deformaba la situación que vivían los estudiantes franceses.