Por David García Martín Hace tiempo que acabó el heroísmo del guerrero que salía a batirse al campo de batalla. Hoy la tecnología ha avanzado tanto que los aviones no necesitan tripulación y son dirigidos a miles de kilómetros por militares sentados cómodamente en su sillón, robots que combaten con pistolas láser como en las películas de ciencia ficción, y máquinas de máxima precisión tras una mirilla donde antes había una conciencia humana.