Más de 7000 trabajadores de la salud han fallecido por el COVID-19, mientras que se ha doblado el número de los que trabajan en casa. Para hacer frente a futuras emergencias como la planteada por el COVID-19, la agencia que vela por los trabajadores insta a implementar o fortalecer las políticas laborales de seguridad y salud nacionales, integrándolas a las medidas de respuesta a posibles crisis. El COVID-19 ha trastornado el mundo del trabajo y es probable que los efectos sean duraderos. Uno de los que más han sufrido han sido los que han estado en la primera línea de frente de la lucha contra el virus. Más de 7000 trabajadores sanitarios han fallecido desde que surgió la crisis del COVID-19, y 136 millones de empleados en esos servicios y los de asistencia social corren el riesgo de contraer esa enfermedad, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “No cabe una demostración más clara de la importancia que reviste contar con un entorno de seguridad y salud