OPINIÓN de Puño en Alto ¿Recuerdan el regreso de aquel otro delincuente, Luis Roldán, que fuera director de la Guardia Civil, aquel que para huir de la Justicia huyó a un país asiático con el que España no tenía acuerdo de extradición, llevándose todo lo que pudo robar de los fondos reservados, originando una importante crisis en el Gobierno de entonces? Pues ni siquiera aquel regreso ha levantado tanta expectación como el regreso del Rey de emérita desvergüenza. Forzado o no, Roldán vino y se puso a disposición de la Justicia, fue juzgado, condenado y cumplió condena. El aún llamado emérito, ha regresado, no para ponerse a disposición de la Justicia, ya que se ha salvado de sentarse en el banquillo gracias a la prescripción de los delitos y a la sacro santa inviolabilidad inherente a Jefe de Estado, lo que no implica que no los cometiera, tampoco ha venido para dar explicaciones de su conducta in moral, ni mucho menos para pedir algo de perdón. Esta vez, al menos nos salvaremos de te