OPINIÓN de Ana Cuevas Pascual.- Algo me dice que los más célebres negacionistas del cambio climático como Trump, Putin, Aznar o el primo de Rajoy no combaten la pertinaz canícula que nos asola con un folio reconvertido en abanico. Seguro que desafían los perversos peligros que encierra el aire acondicionado, según afirma algún consejero de salud autonómico, para no sudar la gota gorda. Y será por eso (porque viven aislados en una burbuja térmica, fresquita y confortable) que siguen manteniendo que esto del cambio climático es una chorrada inventada por izquierdosos, progres y apocalípticos. No vayan a pensar que su obstinada negación podría proceder de siniestros vínculos con las grandes industrias petroleras. Eso sería entrar en la conspiranoia, ¿no?. Bueno, el caso es que mientras medio mundo se achicharra, grandes masas forestales arden pasto de las llamas, avanzan las superficies desérticas y se avecinan masivas migraciones humanas huyendo de las consecuencias, la última cumbre in