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Mensaje desde el planeta azul

OPINI脫N de Ana Cuevas Pascual.- Los cient铆ficos han descubierto un sistema solar muy similar al nuestro en el que existen muchas posibilidades de que haya surgido alguna clase de vida. Afortunadamente para esos potenciales seres su galaxia est谩 todav铆a fuera de nuestro alcance. Pero que no se descuiden, ya les hemos echado el ojo encima y la velocidad de la luz no ser谩 siempre un obst谩culo insalvable. No conocen lo ingeniosos y creativos que se pueden poner los humanos para dar salida a su naturaleza depredadora. 


En cualquier caso, ser铆a justo ponerles en antecedentes del mundo extra帽o que habitamos. Imaginen que se tratara de una civilizaci贸n tecnol贸gicamente m谩s avanzada que fuera capaz de establecer contacto con nosotros. Su primer encuentro con el l铆der del planeta, Donald Trump, les despejar铆a cualquier duda acerca de la existencia de vida inteligente. Aunque para ser sinceros, casi dar铆a igual donde aparcaran el platillo. A lo ancho y largo del planeta podr铆an constatar que la evoluci贸n de nuestra especie ha sido una chapuza. La naturaleza es sabia pero hasta el m谩s listo se equivoca. Y eso somos nosotros. Una anomal铆a evolutiva. Monos parlantes y embusteros que se han encontrado un IPad nada m谩s bajarse de los 谩rboles.

Si los alien铆genas tienen alg煤n tipo de wi-fi intergal谩ctico y les llegan im谩genes de la tierra lo tienen que estar flipando. El instinto de supervivencia es la m谩xima prioridad en cualquier especie. De ah铆 nace la solidaridad. No es una cuesti贸n de buenismo moralista. Desde las comunidades de hormigas hasta las manadas de lobos entienden mejor el concepto. No pasa igual con los seres humanos. Si no ser铆a impensable que miles de refugiados de las guerras sean confinados y tratados como criminales por los mismos pa铆ses que han alentado esos conflictos. ¿Vida inteligente? ¡Ja! ¿De verdad no comprenden que qui茅n siembra injusticia recoge tempestades?

Se帽ores alien铆genas, mentir铆a si no les confesara que, pese a todo, a煤n nos queda algo de esperanza. As铆 lo demostraron los miles y miles de personas que salieron en Barcelona a la calle para gritarle al gobierno que queremos acoger. ¡Que debemos acoger! En primer lugar porque as铆 los dicen todos los acuerdos internacionales sobre derechos humanos que hemos suscrito. Obligaci贸n legal. Pero adem谩s tenemos una obligaci贸n moral. La de un pa铆s desgarrado por una guerra civil que origin贸, entre otras horribles consecuencias, el exilio de miles de espa帽oles. Y esos otros miles que emigraron huyendo, no por causas pol铆ticas, si no de la desesperanza y el hambre que asfixiaba estas tierras. Y no todos se fueron con papeles y un contrato en la mano. Cuando la miseria empuja no hay legalidad, concertina o muro que pueda interponerse.

Como les dije, la cosa est谩 muy mala pero todav铆a queda algo de esperanza. Aunque de momento los que mandan en la tierra siguen empecinados en construir fortalezas que hipot茅ticamente protegen a unos seres humanos de otros seres humanos. Pero no se enga帽en. Lo 煤nico que en este planeta se protege son los intereses de los poderosos. El podrido dinero. Un concepto que igual ustedes desconocen pero que aqu铆, en la tierra, se valora por encima de la supervivencia del propio planeta. Es un mortal juego de psic贸patas.

Pues eso, lo que les dec铆a moradores de Trappist-1. Pi茅nsenlo dos veces antes de darse por aqu铆 un garbeo. No acogemos a los nuestros, como para acoger a inmigrantes del espacio. H谩ganse los locos si intentamos entrar en contacto con ustedes. No den muestras de que existe vida en su galaxia, ser谩 lo m谩s inteligente. O mejor a煤n, si pueden, abduzcan a todos los simios homicidas que est谩n arruinando nuestro mundo y conf铆nenlos, todos junticos, en un remoto planeta del exo-universo. Alguno por donde, casualmente, se espere pronto una lluvia de meteoritos. Solo eso les pido amigos extraterrestres.

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