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Las mujeres del infierno

OPINI脫N de Ana Cuevas Pascual.- La 煤ltima mujer que fue quemada viva en una hoguera inquisitorial en Espa帽a se llamaba Mar铆a de los Dolores L贸pez. Corr铆a el a帽o 1781 cuando esta muchacha ciega, a la que delat贸 un amante cl茅rigo, fue condenada por los siguientes motivos: Mantener relaciones sexuales con el diablo, beber extra帽os brebajes propios de hechiceras y sobre todo, por poner huevos. Si las dos primeras acusaciones no eran lo suficientemente bizarras, la tercera, que la mostraba como una suerte de Caponata sat谩nica, no pod铆a ser menos pinturera. Durante m谩s de dos a帽os la joven fue torturada con las t茅cnicas m谩s crueles y refinadas para persuadirle de que confesara sus aberrantes desviaciones. Pero la obstinada ciega no rebl贸 en defender su inocencia y acab贸 siendo "purificada" en la hoguera.
En 1968 una guerrilla feminista pas贸 a la acci贸n utilizando los conjuros como armas. Su historia forma parte de la cara oculta de la lucha por la liberaci贸n de las mujeres. Se trata del movimiento W.I.T.C.H. (Conspiraci贸n Terrorista Internacional de las Mujeres del Infierno) Y lejos de copular con Sat谩n y sembrar su ov铆para semilla, se dedicaban m谩s bien a abrirse paso a codazos entre el patriarcado imperante. Empezando por una izquierda radical que aceptaba a las f茅minas pero no contaba con el feminismo.



Cambiar bombas por hechizos puede parecer pueril y poco terrorista. Pero estas brujas no eran convencionales. Realizaban acciones directas: boicots, manifiestos, ocupaci贸n de redacciones de peri贸dicos, protestas delante de Wall Street, escritura de textos, ruedas de prensa...Las mujeres del W.I.T.C.H. comprend铆an que su herencia era ancestral. Y que otras muchas, desde la Edad Media a nuestros d铆as, han sido perseguidas por su subversi贸n al papel que le adjudicaba el sistema. Eso es lo que le ocurri贸 a Mar铆a de los Dolores L贸pez, la tozuda invidente que prefiri贸 arder entre llamas a reconocer las gilipolleces de las que le acusaban. O como sucede actualmente en Arabia Saud铆, en Ir谩n, Etiop铆a y varias decenas de pa铆ses. Lugares donde el machismo y el fanatismo religioso las encierra bajo un burka, justifica la lapidaci贸n por haber sido v铆ctima de una violaci贸n o por un supuesto adulterio y donde azotan p煤blicamente a una mujer por pretender conducir un coche.
 
Tambi茅n en los pa铆ses musulmanes surgen guerrilleras subversivas. Un ejemplo: Durante la revuelta argelina contra el colonialismo franc茅s, las mujeres lucharon y murieron junto a los hombres en la clandestinidad, conscientes de que su propia igualdad futura estaba en juego. Al ganarse la independencia, sus "hermanos revolucionarios" las enviaron de vuelta a la cocina. Sus herederas brotaron en la primavera 谩rabe en forma de blogueras que informaban a la poblaci贸n de lo que estaba ocurriendo. En T煤nez y en Egipto mujeres con velos, vaqueros o minifaldas, de todas las edades, acud铆an en manada a las concentraciones. Tomando consciencia de que el laicismo es el 煤nico camino para encontrar la equidad. 脡stas son las "brujas" del Islam. Unas subversivas que lanzan hechizos de libertad e igualdad para intentar cambiar su situaci贸n. A煤n a costa de saber que se juegan la vida en ello.

Explicar a estas alturas que el feminismo no significa odio ni resentimiento hacia los hombres me aburre, con todos mis respetos, un huevo. Sin embargo nunca est谩 de m谩s hacer pedagog铆a. Tal y como yo lo veo, el feminismo es un movimiento de liberaci贸n sobre el abuso ejercido por un sistema patriarcal sustentado por hombres pero con la complicidad necesaria de much铆simas mujeres.

Por poner un ejemplo reciente. Si cuando el alcalde de Almansa, Francisco N煤帽ez, hubiera empezado a largar ese discurso, a lo Paco Mart铆nez Soria, sobre el papel de esposa y madre que cabe esperar de la mujer en el mundo actual, la se帽ora del mo帽o que ten铆a al lado le hubiera propinado una terap茅utica colleja, se hubiera evitado el disgusto de verse retratado como una ga帽谩n, Pero ella mantuvo la compostura con sonrisa hier谩tica y look de los cincuenta. C贸mo si de un momento a otro nos fuera a contar que estaba superfeliz porque su marido le hab铆a regalado una plancha nueva por el d铆a de la mujer trabajadora. Lo dicho, complicidad necesaria.

Dec铆an las mujeres del infierno que basta repetir tres veces "soy una bruja" para pasar a serlo. A m铆 no me hace falta. Adem谩s de subversiva y toca pelotas tengo un club de trolls que no tiene duda alguna. Escoba y gato negro no me faltan. Lo de poner huevos, sinceramente, a煤n no lo controlo. Pero tiempo al tiempo. Se que soy carne de hoguera desde el nacimiento. Seguro que m谩s temprano que tarde acabar茅 ardiendo en el infierno.

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