OPINIÓN de Carola Chávez , Venezuela.- El joven, ayer guarimbero manos blancas, luego concejal, hoy diputado en La Asamblea Nacional, muchacho sin mayor trayecto, sin tiempo para amasar fortuna, se baja del Audi carísmo que gentilmente le “prestó” una empresa -segurito, por puro altruismo- y sube a un avión, first class y brinca de un continente a otro, todo cinco estrellas, todo estrellas Michelin. Miles y miles de dólares se esfuman de uno no sabe dónde para que el joven diputado, como la sortija, vaya y venga, sin que nadie lo detenga, sin que nadie sepa para qué, sin que alguien en la oposición -algún periodista, alguna señora de esas que vociferan en la panadería- ponga en grito en el cielo. Pero, ¡Ay si fuera un chavista!