OPINI脫N de Carola Ch谩vez, Venezuela.- Obama, preocupad铆simo por las violaciones de derechos humanos, cosa de la que 茅l sabe mucho, extendi贸 el decreto que declara a Venezuela como “amenaza inusual y extraordinaria” para los Estados Unidos, y todos en Texas, Alabama y Ohio corrieron aterrados con las manos en la cabeza, culpemaduro.
El decreto se basa en que en Venezuela se reprimen las violentas protestas pac铆ficas que patrocinadas por los EEUU. Tambi茅n dice que en nuestro pa铆s hay corrupci贸n, pero no dice que los Estados Unidos ha servido de refugio para miles de corruptos que hemos padecido por los siglos de los siglos los pa铆ses latinoamericanos. Hoy, cuando en Venezuela, por primera vez desde que tengo memoria, el gobierno persigue a corruptos en sus propias filas, Washington, en un gesto solidario, les da el estatus de “perseguido pol铆tico” y abre sus puertas para recibirlos, a ellos y a sus fortunas mugrosas, a cambio de cualquier declaraci贸n sin sustento que servir谩 para enlodar a esta “amenaza inusual y extraordinaria que somos los chavistas”.
Con su banderita de los derechos humanos y su cara de yo no fui, Obama, extiende el c铆nico decreto antes viajar a Argentina, donde se encontrar谩 con su amigo Macri, el de los 70 mil despedidos, el del nuevo mill贸n de pobres, el amigo de los fondos buitres, amigos a su vez del amigo Barack.
Ir谩, a modo de patada en el culo, precisamente en el hoy llamado el D铆a Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, cuando se cumplen 40 a帽os de la 煤ltima dictadura genocida de Argentina, -auspiciada, of course, por el gobierno de los Estados Unidos-. Ir谩 con un tratado de libre comercio para escupir la memoria de Nestor, porque el “ALCA al carajo” es buena parte de esa amenaza inusual y extraordinaria que somos. Ir谩 por las calles en La Bestia -¡sugerente nombre para un carro presidencial!-, con las ventanas herm茅ticas para no escuchar al pueblo valiente que lo increpa, para imaginar a su gusto que las miles de banderas que ondean combativas a su paso, lo hacen a modo de sumiso saludo.
Y desde all谩, Obama, con su m谩scara de aflicci贸n, abofetear谩 a quienes s铆 conocen la persecuci贸n pol铆tica en carne viva, exigiendo a larga distancia la libertad del su verduguito Leopoldo L贸pez, “perseguido por pensar distinto” a los que no pensamos como piensan los asesinos.
El decreto se basa en que en Venezuela se reprimen las violentas protestas pac铆ficas que patrocinadas por los EEUU. Tambi茅n dice que en nuestro pa铆s hay corrupci贸n, pero no dice que los Estados Unidos ha servido de refugio para miles de corruptos que hemos padecido por los siglos de los siglos los pa铆ses latinoamericanos. Hoy, cuando en Venezuela, por primera vez desde que tengo memoria, el gobierno persigue a corruptos en sus propias filas, Washington, en un gesto solidario, les da el estatus de “perseguido pol铆tico” y abre sus puertas para recibirlos, a ellos y a sus fortunas mugrosas, a cambio de cualquier declaraci贸n sin sustento que servir谩 para enlodar a esta “amenaza inusual y extraordinaria que somos los chavistas”.
Con su banderita de los derechos humanos y su cara de yo no fui, Obama, extiende el c铆nico decreto antes viajar a Argentina, donde se encontrar谩 con su amigo Macri, el de los 70 mil despedidos, el del nuevo mill贸n de pobres, el amigo de los fondos buitres, amigos a su vez del amigo Barack.
Ir谩, a modo de patada en el culo, precisamente en el hoy llamado el D铆a Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, cuando se cumplen 40 a帽os de la 煤ltima dictadura genocida de Argentina, -auspiciada, of course, por el gobierno de los Estados Unidos-. Ir谩 con un tratado de libre comercio para escupir la memoria de Nestor, porque el “ALCA al carajo” es buena parte de esa amenaza inusual y extraordinaria que somos. Ir谩 por las calles en La Bestia -¡sugerente nombre para un carro presidencial!-, con las ventanas herm茅ticas para no escuchar al pueblo valiente que lo increpa, para imaginar a su gusto que las miles de banderas que ondean combativas a su paso, lo hacen a modo de sumiso saludo.
Y desde all谩, Obama, con su m谩scara de aflicci贸n, abofetear谩 a quienes s铆 conocen la persecuci贸n pol铆tica en carne viva, exigiendo a larga distancia la libertad del su verduguito Leopoldo L贸pez, “perseguido por pensar distinto” a los que no pensamos como piensan los asesinos.