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Mostrando las entradas etiquetadas como JOAN DEL ALCÀZAR

Tantas cosas como esconden y absuelven las banderas

OPINIÓN de Joan del Alcàzar .- Los himnos y las banderas emocionan y alientan a quien las siente como representación tangible de una identificación con la tierra y con la gente de la que son y se sienten parte. Es, eso del patriotismo, un sentimiento que necesita una especie de ingenuidad juvenil para preservarlo indefinidamente.

¿Bandera blanca?

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- Quizás a estas alturas -permitidme pensarlo, y no sólo desearlo- la parte menos radical del Partido Popular y su homóloga de los partidos independentistas han llegado a concluir que ninguno de los dos tiene la fuerza suficiente para vencer en la crisis de Estado que padecemos desde hace demasiado. De hecho, el balance final de todo el Procés es a día de hoy muy decepcionante para aquellos que creyeron que la independencia estaba muy próxima. El ex consejero Santi Vila, hoy aislado en un rincón del escenario, lo ha expresado de manera muy gráfica: "teníamos que llevar el país a la preindependencia y hemos vuelto a la preautonomía".

Un carrusel dramático que amenaza convertirse en tragedia

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- Cada semana que pasa me resulta más difícil escribir esta pieza de opinión. Qué tiempos aquellos en los que cambiaba de tema en función de la actualidad, autóctona o extranjera. Quién lo recuerda, ahora que hace columnas y columnas en las que la crisis de Estado que padecemos es omnipresente, asfixiante, agotadora. El jueves, el periodista Carles Francino abría su programa en la Cadena Ser con su habitual opinión editorial diciendo: "No puedo más". Difundí sus palabras por las redes en las que participo, añadiendo un comentario personal: "El agotamiento de Carles Francino, una enfermedad que puede convertirse en pandemia". Una persona conocida me respondió que Francino no tiene derecho a quejarse, ya que –a su parecer- no es más que un nacionalista español [sic]. Gana adeptos, es evidente, una visión binaria de la sociedad según la cual debes ser necesariamente o nacionalista catalán o nacionalista español. No hay otra alternativa.

Tristeza y vértigo por la desazón generalizada: nadie tenía Plan B

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- Es domingo y el sol ha vuelto a salir, como ayer, a pesar de un día tan turbulento como el viernes, aquel en el que el Senado de España aprobó aplicar el punitivo artículo 155 de la Constitución después que la mitad del Parlamento de Cataluña declarara la independencia. Está claro que el sol va a la suya, que no siente ni padece, que ni se irrita ni se asusta por lo que vivimos el viernes.

Los trenes chocaron violentamente en el kilómetro 155

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- El Consejo de ministros presidido por Mariano Rajoy ha puesto en marcha la aplicación del artículo 155 de la Constitución para abortar –ha afirmado- la amenaza de secesión catalana. Contrariamente a lo que se anunciaba, lo que el Gobierno de Madrid ha propuesto al Senado es, como titula el Periódico de Catalunya, un hachazo al autogobierno de los catalanes. Efectivamente, Rajoy y su gobierno han optado por la versión más dura y traumática del lamentable artículo 155.

El “problema catalán”: Ortega contra Azaña, ochenta y cinco años después

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- El llamado problema territorial es muy viejo en España. Demasiado tiempo arrastrándolo y sin atisbo de luz al final del túnel. Dentro de un conducto así transcurrió la centuria anterior hasta 1978, un momento en el que los constituyentes parieron aquello del Estado de las autonomías. No obstante, el que ese nuevo Estado fuera concebido como un café para todos, para los que querían dos tazas y para los que en su vida se habían planteado la necesidad de tomarse un sorbo, alumbró un texto que se ha ido desgastando poco a poco. Han pasado cuarenta años, y aquel acuerdo está caducado para una buena parte de los ciudadanos del Estado español, mientras que para otra buena parte, más amplia seguramente, aquella descentralización casi federalizante continua siendo más que suficiente. El asunto pivota sobre una concepción tan anacrónica como sencilla de entender: a una nación [española] le corresponde un Estado [español]. Por lo tanto, con esa misma lógica, quienes

¿El problema es Cataluña o es España?

OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - En 1994, a poco del levantamiento del hasta entonces desconocido Ejército Zapatista, al mando del subcomandante Marcos, se dio en México una polémica entre dos intelectuales prestigiosos: Octavio Paz y Carlos Fuentes. Tras el sobresalto por la aparición de aquella guerrilla que no quería la guerra, Paz dictaminó que el asunto era un problema que había que circunscribir a Chiapas, el estado en el que se había producido la insurgencia, por su atraso, su abandono y su pobreza; mientras tanto, Fuentes replicó –creo que con toda razón- que el problema no era Chiapas, sino México como país, como Estado, con sus insuficiencias políticas y sociales.

Fracturas múltiples en Cataluña y en España.

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.-  A estas alturas, cuando empieza a amanecer [1 de octubre]*, no sé qué va a pasar en Cataluña, pero me lo imagino. Con todo, no vale la pena elucubrar sobre si ganarán blancas o se impondrán las negras. Lo que ahora tengo por seguro es que, finalmente, la fractura entre España y Cataluña y la fractura entre dos visiones de España son dramáticamente evidentes.

Rajoy está perdiendo la batalla internacional de imagen, y su jubilación comienza a entreverse

OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - Una semana más de tensión creciente y todavía falta otra para llegar al 1 de octubre. Con las espadas en alto, el desafío de los independentistas catalanes continúa generando ciertas simpatías –dentro y especialmente fuera de España- por la respuesta policial que el gobierno de Madrid está dando y por su carencia de propuestas que reduzcan la tensión. Se dice que Rajoy está obsesionado con no volver a hacer el ridículo que vivió el 9N, y también que los halcones de la extrema derecha de su partido quieren que sea todavía más duro y que en ningún caso admita el diálogo con los sediciosos excepto para aceptar su rendición incondicional. Sin embargo, las cosas no les están funcionando bien y parece que el tiro les pudiera salir por la culata.

Quizá todos deberíamos empezar a tener un poco de miedo

OPINIÓN de Joan del Alcàzar .- Día tras día el ambiente va calentándose y enrareciéndose cada vez más. De las palabras más o menos valientes hemos pasado a los hechos desafiantes, de las amenazas veladas hemos llegado a las explícitas, y de los anuncios de si haremos esto o lo otro, a hacer cosas de las que tal vez tendremos que arrepentirnos todos.

Joan Coscubiela como Gary Cooper, solo ante el peligro

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- Muy mal está la situación de Cataluña. Es evidente que la polarización y la crispación son crecientes. Los diarios catalanes hablaban de la borrascosa sesión en la que fue aprobada la Ley del Referéndum. El editorial de La Vanguardia, bajo el título Crisis de Estado, afirmaba "Tensa, confusa y convulsa, la sesión parlamentaria fue un reflejo claro de la división política y social que suscita la aventura que han decidido emprender los independentistas"; El Periódico de Cataluña, a su vez, con el título La consumación de un fracaso, afirmaba: "La consulta está supuestamente amparada por una ley aprobada después de violentar las normas del Parlament en un proceso carente de elementales garantías democráticas y en el que se excluyó a la mitad del hemiciclo "; el diario digital Ara.Cat, aunque desde otra óptica, apuntaba: "La de ayer fue una sesión triste por los reproches de falta de garantías de la oposición y el posicionamiento del

El Estado en crisis, la sociedad polarizándose y los gobernantes mirando por sus intereses

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- El verano ha sido más caliente de lo normal políticamente hablando, y decir caliente es una forma suave de referirnos a la suciedad que día tras día debemos tragarnos los ciudadanos. Las informaciones interesadas cuando no la propaganda negra [la intoxicación y la manipulación informativa, para decirlo de forma sencilla]; las tergiversaciones y las medias verdades de responsables, portavoces oficiales y oficiosos; las tertulias sesgadas ad nauseam, la descalificación absoluta y la deslegitimación inapelable del adversario; la negativa recalcitrante a practicar cualquier tipo de autocrítica y el uso de la amenaza como moneda corriente en el ámbito de lo público, todo ello, está teniendo un efecto perverso y peligroso al mismo tiempo entre la ciudadanía atenta a la vida política española. Las posiciones cada vez están más polarizadas.

Una reconciliación que, tantas décadas después, no acaba de llegar.

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- Se han cumplido cuarenta años de las primeras elecciones democráticas tras la dictadura franquista, y el Parlamento vivió un acto solemne en el que el rey Felipe VI se dirigió a los representantes políticos de la ciudadanía. No es que en su intervención el monarca olvidara alguno de los problemas centrales que España padece, como la preocupante tensión catalana o la asfixiante corrupción, ni que condecorara a personajes nefastos, ni siquiera que se alineara con las tesis de la derecha al insistir en que la ley es la ley y hay que cumplirla, olvidando que los allí presentes son quienes han de parlamentar para mejor aplicar las leyes, mejorándolas cuando sea necesario. Adaptándolas a las exigencias de la realidad, que es por definición cambiante.

¿Cómo canalizar la rabia?

OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - Hacer balance de la semana política implica que la rabia aparezca con fuerza. La rabia y su hermana la ira son dos sensaciones, dos emociones muy frecuentes últimamente por estas tierras. Por lo menos entre aquellos que se sienten golpeados por las políticas del Partido Popular, estafados por su relación sistémica con la corrupción y desconcertados porque pese a todo, particularmente pese a su impericia en problemas de gran calado y más allá de la torpeza vergonzosa de su mandatario, esa formación política todavía se mantiene al frente del Gobierno en Madrid tras superar la moción de censura.

Lo urgente y lo importante. Paisaje después de la moción

OPINIÓN de Joan del Alcàzar .- Se celebró el debate de la moción de censura presentada per Unidos Podemos contra Mariano Rajoy y es amplio el consenso que permite afirmar que el debate tuvo muy buen nivel, que en absoluto fue una sesión de circo ni una performance “del de la coleta”. Rajoy asumió su responsabilidad, por una vez y sin que sirva de precedente, y abandonó su cómodo sillón y su puro humeante para subir a la tribuna y responder a la contundente denuncia de Irene Montero a su acción de gobierno y a su partido en tanto que organización corrupta hasta la médula. Luego, ante las propuestas alternativas que formuló Pablo Iglesias, se limitó a la descalificación personal y a sus cansinos y conocidos alardes macroeconómicos.

El choque de los nacionalismos ensimismados. La federalización dentro de la Unión Europea como única alternativa.

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- Mucho se habla del choque de trenes, y la imagen es buena; no obstante, creo que es más preciso y expresivo utilizar la del choque de nacionalismos. Ensimismados ambos, es decir entregados a sus propias ideas, a sus fantasías, y aislados del mundo que los circunda.

La moción de censura, entre el activismo banal y la política efectiva.

OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - Tengo una particular fijación con aquella especie de sentencia de Eric Hobsbawm que he padecido desde que tengo uso de razón política: para los ubicados en la izquierda política es muy fácil confundir el activismo militante con la transformación social efectiva. Estar plenamente convencidos de que nos asiste la razón, de que nuestra posición es éticamente indiscutible, no nos garantiza en absoluto que alcancemos nuestros objetivos. En el fragor de la lucha política, además, es muy fácil caer en aquello de la hiperactividad y creer que con ella alcanzaremos el éxito por definición.

Triunfó la rebelión: la militancia dijo NO a la clandestina Gran Coalición

OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - En octubre pasado, antes de la investidura de Rajoy, escribí un artículo bajo el título “La difícil [pero necesaria] rebeldía de la marinería socialista: sólo se puede decir No al PP y a Rajoy”. En él decía que era imposible entender cómo había actuado el PSOE desde las elecciones generales de diciembre de 2015 hasta entonces. Imposible, incluso, razonaba, si prestábamos exclusivamente atención a la lógica partidaria o a lo que tan pomposamente llaman los intereses de España. Sin embargo, escribía un servidor: “si nos preguntamos cómo es que los llamados barones y algunos elementos de la vieja guardia felipista han trabajado en contra de su propio secretario general, Pedro Sánchez, no encontramos otra respuesta que la que conecta esta táctica a una estrategia pactada entre las élites políticas y económicas españolas -lo que los anglosajones llaman el establishment- según la cual los dos grandes partidos sistémicos -el PP y el PSOE- son los únicos autoriza

Trump y Rajoy coinciden en su esfuerzo por devaluar las instituciones

OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - Puede parecer una perogrullada, pero no lo es. Las instituciones vertebrales de un Estado no pueden sufrir tensiones de ruptura de forma indefinida, y menos todavía si esa posible fractura se produce por la acción o por la inacción de las más altas magistraturas de ese mismo Estado. Es por eso qué, como necesidad preventiva de preservar la confiabilidad y la credibilidad de esas instituciones centrales, dos personajes tan antitéticos en sus formas como Donald Trump y Mariano Rajoy debieran de ser obligados a someterse a su control.

La izquierda como tierra natal y la miopía severa como problema

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- Hace unas semanas el historiador francés André Burguière ha publicado un libro que ha levantado debate en su país, y que debería provocarlo también aquí. El título ya es bastante alentador: Va a desaparecer la izquierda?




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