OPINIÓN de Ollantay Itzamná “Por sucios e ignorantes les mata el paludismo. Aséense y vayan a la escuela”…, así increpaba a unas familias campesinas una maestra de primaria en los Andes del Perú, en años recientes… Nos bautizaron, nos civilizamos, nos urbanizamos, nos “modernizamos”, varios nos hicimos académicos… Estudiamos a Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Hegel, Derrida, Foucault… Ahora, estamos “auto encarcelados” en las prisiones que nosotros mismos compramos o construimos con nuestras manos. Ansiosos, asustados. Esperando la llegada o el paso del COVID19. Estamos como en la última cena bíblica preguntándonos en nuestros adentros: “¿Seré yo Maestro?”. Pero, igual, el virus invisible y “omnipresente” no responde. Presenciamos estupefactos que, como hace siete siglos atrás, la pandemia del COVID19 golpea sin misericordia nada menos que a los países y ciudades sacras desde donde emergió la modernidad, con su ciencia y su economía. El virus del COVID19, cuyo origen y