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Bolivia, no es la democracia, es la racistocracia

OPINI脫N de Ollantay Itzamn谩.- El determinismo biol贸gico neoliberal, luego de una d茅cada de pausa protocolar, resurge refulgente en Bolivia (cual si fuese el Ave F茅nix) desvelando las inmundicias m谩s miserables que habita a la “bolivianidad” de la clase media, y los “patrones” pol铆ticos y culturales a los que obedece.

La repulsa a los recientes resultados electorales, organizados/viralizados por “se帽oritos/as” urbanas, lejos de mostrar destellos de actitudes democr谩ticas en “defensa de la democracia”, constatan la praxis p煤blica del racismo supurante del que hacen gala para los selfie. Sedientos de im谩genes de cuerpos ensangrentados o muertos para “culpar” al “Indio gobernante”, y as铆 reificar la falacia racista de: “por natura el indio es culpable”.

La racista repulsa callejera, al estilo mal imitado de las guarimbas venezolanas, no es en defensa de la democracia, ni tampoco 煤nicamente en defensa de sus privilegios culturales mermados “supuestamente en estos 煤ltimos 13 a帽os”. Ante todo es una reivindicaci贸n p煤blica de la identidad colectiva que comparten como clase. Es doloroso constatar esta realidad, pero es lo que se ve y se mira.

Ellos/as odian, repudian, a los genes ind铆genas que corren por sus venas y sue帽an/a帽oran con el “m铆tico” blanco que jam谩s llegar谩n a ser. En esa contradicci贸n existencial diluyen su humanidad deteriorada. Es la cong茅nita esquizofrenia cultural/identitaria de la bolivianidad republicana.

Estos 13 a帽os de institucionalizaci贸n democr谩tica liberal no fue un tiempo necesario para curar/sanar la esquizofrenia cultural/identitario que habita a la bolivianidad republicana/colonial. Morales, y su gobierno, distra铆do en la “modernidad material”, descuid贸 o no hizo casi nada para ayudar a sanar este mal cong茅nito que habita a la bolivianidad “tradicional”.

Y es m谩s, esta enfermiza bolivianidad tradicional materializada en Carlos Mesa y los “c铆vicos” es el arquetipo deseado por la juventud y los nuevos vecinos clasemedieros. 脕lvaro Garc铆a linera, y los papir贸cratas del gobierno, con sus academicismos trasnochados, lejano a la idea del Buen Vivir, afianzaron y afianza esa falsa ilusi贸n. La academia hegem贸nica occidental es ontol贸gicamente racista y epistemicida.

Duele decirlo. Pero, Bolivia actual, muy a pesar de su “econom铆a modelo”, de su red caminera y de transporte moderno, de su “soberan铆a satelital”… pareciera que contin煤a atascada en la disyuntiva del siglo XVI: “¿los abor铆genes andinos son o no son humanos?”.

Solo que dicha disyuntiva, ahora, viene te帽ida de bilis y de odio, porque lo aborigen habita incluso a Carlos Mesa, Albarrac铆n, Camacho… Situaci贸n que hace que el odio y el repudio a eso que los delata y que no pueden esconder (por m谩s que lleven barba, corbata y misti apellidos) se hace visceral.

Esta es la contradicci贸n existencial de clase que estimula y desgasta a los “racist贸cratas” bolivianos, muy a pesar del hist贸rico veredicto lascasiano a favor de los abor铆genes.

Incluso a inicios de la Rep煤blica el debate ya no era sobre la condici贸n antropol贸gica del ind铆gena, sino sobre la condici贸n ciudadana de 茅ste. En ese entonces, los criollos liberales sosten铆a que “los abor铆genes, mediante procesos educativos, deber铆an ser incorporados en la ciudadan铆a boliviana”, mientras los criollos conservadores indicaban que “los abor铆genes por su natura no podr铆an ser incorporados a la condici贸n de ciudadan铆a”. Al final, desde los primeros decenios, en teor铆a, se impuso el razonamiento criollo liberal.

Pero, muy a pesar de dicho reconocimiento liberal (legalizado en el voto universal, 1952), la “bolivianidad tradicional” se niegan a reconocer el voto ind铆gena, y en consecuencia reconocer al ind铆gena como sujeto pol铆tico. Y lo m谩s triste, lo hacen argumentando: “defensa de la democracia”.

Estas y otras constataciones evidencia que para la triste clase media tradicional boliviana, democracia es cuando ganan los ricos/blancos incluso con votos indios, pero cuando las elecciones ganan los ind铆genas (convirtiendo su mayor铆a demogr谩fica en mayor铆a pol铆tica), es fraude.

Ante esta convicci贸n identitaria de clase no hay principio, ni regla, ni auditoria electoral que valga. Y, como en las espeluznantes 茅pocas coloniales agreden y muelen a palos (en las calles, en las plazas, frente a las c谩maras) al mortal que se oponga a su “racistocracia”. Todo para intentar hacer prevalecer el supuesto determinismo biol贸gico neoliberal.


Ollantay Itzamn谩
Defensor latinoamericano de los Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos
https://ollantayitzamna.com/
@JubenalQ




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