OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - El PSOE, como una especie de Titanic, avanza a toda máquina con rumbo de colisión contra el iceberg de la realidad plurinacional española. Los finos estrategas socialistas no entienden lo que está ocurriendo en buena parte de España; y si lo entienden, prefieren hacer como que no. De medir la sintonía entre un partido y la ciudadanía se encargan las elecciones y el que oficialmente dirige Pedro Sánchez hace tiempo que recibe señales inequívocas de cómo de mal funciona esa conexión entre su organización y los electores. Hace pocos días que el partido del puño y la rosa obtuvo el peor resultado desde los comicios de 1933, con Francisco Largo Caballero al frente. En el tiempo más inmediato, durante lo que llevamos de siglo, el PSOE obtuvo el 42.5 en 2004 y el 43.8 en 2008 con Zapatero. Se desplomó con Rubalcaba hasta el 28.7 en 2011, y ha vuelto a caer hasta el 22 con Pedro Sánchez en 2015. Se trata de un partido desnortado, perdido, distinto de aquél que c