OPINI脫N de Jorge Riechmann.- De Schopenhauer hay que recordar tambi茅n su importante teorizaci贸n sobre los bienes negativos: “Experimentamos el dolor pero no la ausencia de dolor. Sentimos el cuidado pero no la ausencia de cuidado. El temor pero no la seguridad. Experimentamos el deseo y el ansia como sentimos la sed y el hambre. Pero apenas satisfechos, todo ha concluido, como el bocado que una vez tragado deja de existir para nuestra sensaci贸n. Salud, juventud y libertad, los tres bienes mayores de la vida mientras los poseemos, (…) no los apreciamos sino despu茅s de perderlos, porque tambi茅n son bienes negativos.”[1]
Insistir en esta cuesti贸n –incluso en un plano m谩s general– resulta importante, pues los seres humanos nos habituamos demasiado r谩pidamente a las mejoras y pasamos a darlas por sentadas. Los avances culturales, sociales o t茅cnicos se convierten simplemente en parte del paisaje: dejamos de verlos (excepto si de repente nos faltan, claro est谩). Algunos investigadores, por ejemplo, han estimado el per铆odo de tiempo que nos dura la alegr铆a de haber ganado la loter铆a: parece que aproximadamente un a帽o. Despu茅s, el premiado se acostumbra a su nuevo nivel de riqueza, e incluso podr谩 sentirse desdichado si pasa a compararse con los m谩s ricos que 茅l, cuyo nivel de vida y bienes de prestigio ahora conoce… Por eso, no perder la capacidad de sorpresa, disfrutar de lo cotidiano que ya tenemos y luchar contra los mecanismos de habituaci贸n (mediante t谩cticas de extra帽amiento que, sin ir m谩s lejos, los poetas conocen bien en el terreno ling眉铆stico y existencial donde se mueven) es un buen consejo para quienes tratan de vivir bien.
Pues una de las claves de la vida buena es sin duda 茅sta: tomar conciencia de los “bienes negativos” y ser capaces de disfrutar de ellos en positivo. En efecto: ¿por qu茅 la alegr铆a de caminar s贸lo habr铆a de hacerse patente al ya confinado en silla de ruedas, en forma de nostalgia y arrepentimiento? En el quinto paseo de susEnso帽aciones del paseante solitario meditaba Jean-Jacques Rousseau: “El sentimiento de la existencia despojado de cualquier otro afecto es por s铆 mismo un sentimiento precioso de contento y de paz, que bastar铆a, 茅l solo, para volver esta existencia cara y dulce a quien supiera alejar de s铆 todas las impresiones sensuales y terrenas que sin cesar vienen a distraernos y turbar aqu铆 abajo la dulzura.” Y con 谩nimo muy similar, don Gregorio Mara帽贸n: “En Toledo, en el retiro de los Cigarrales, en su soledad llena de profundas compa帽铆as, he sentido esa plenitud maravillosa escondida en lo m谩s 铆ntimo de nuestro ser, que no es nada positivo, sino m谩s bien ausencia de otras cosas; pero una sola de cuyas gotas basta para colmar el resto de la vida. Se llama esa plenitud inefable: felicidad” (cita grabada en la pared de la estaci贸n de metro “Gregorio Mara帽贸n”, en Madrid).
Yo a帽adir铆a, a los tres importantes “bienes negativos” de Schopenhauer (salud, juventud y libertad: son bienes sumamente positivos, pero tienden a pasar desapercibidos), otros dos m谩s. La seguridad (por ejemplo, poder pasear tranquilamente de noche sin temor a ser asaltado o asaltada…). Y el sue帽o c贸modo y protegido (un lecho c谩lido –compartido a ser posible con alguien a quien amamos).
Disfrutar de estar vivo. Disfrutar del fr铆o en invierno y del calor en verano; del sol en los d铆as soleados, de la lluvia en los lluviosos, de la rara aparici贸n de la nieve; disfrutar de poder caminar, leer, beber agua, amar un cuerpo que nos ame. Disfrutar de la ausencia de dolores, de la honda sensaci贸n de mera existencia…
[1] Arthur Schopenhauer: Los dolores del mundo, antolog铆a editada por el diario P煤blico, Madrid 2009, p. 30.
*tratarde.org
Insistir en esta cuesti贸n –incluso en un plano m谩s general– resulta importante, pues los seres humanos nos habituamos demasiado r谩pidamente a las mejoras y pasamos a darlas por sentadas. Los avances culturales, sociales o t茅cnicos se convierten simplemente en parte del paisaje: dejamos de verlos (excepto si de repente nos faltan, claro est谩). Algunos investigadores, por ejemplo, han estimado el per铆odo de tiempo que nos dura la alegr铆a de haber ganado la loter铆a: parece que aproximadamente un a帽o. Despu茅s, el premiado se acostumbra a su nuevo nivel de riqueza, e incluso podr谩 sentirse desdichado si pasa a compararse con los m谩s ricos que 茅l, cuyo nivel de vida y bienes de prestigio ahora conoce… Por eso, no perder la capacidad de sorpresa, disfrutar de lo cotidiano que ya tenemos y luchar contra los mecanismos de habituaci贸n (mediante t谩cticas de extra帽amiento que, sin ir m谩s lejos, los poetas conocen bien en el terreno ling眉铆stico y existencial donde se mueven) es un buen consejo para quienes tratan de vivir bien.
Pues una de las claves de la vida buena es sin duda 茅sta: tomar conciencia de los “bienes negativos” y ser capaces de disfrutar de ellos en positivo. En efecto: ¿por qu茅 la alegr铆a de caminar s贸lo habr铆a de hacerse patente al ya confinado en silla de ruedas, en forma de nostalgia y arrepentimiento? En el quinto paseo de susEnso帽aciones del paseante solitario meditaba Jean-Jacques Rousseau: “El sentimiento de la existencia despojado de cualquier otro afecto es por s铆 mismo un sentimiento precioso de contento y de paz, que bastar铆a, 茅l solo, para volver esta existencia cara y dulce a quien supiera alejar de s铆 todas las impresiones sensuales y terrenas que sin cesar vienen a distraernos y turbar aqu铆 abajo la dulzura.” Y con 谩nimo muy similar, don Gregorio Mara帽贸n: “En Toledo, en el retiro de los Cigarrales, en su soledad llena de profundas compa帽铆as, he sentido esa plenitud maravillosa escondida en lo m谩s 铆ntimo de nuestro ser, que no es nada positivo, sino m谩s bien ausencia de otras cosas; pero una sola de cuyas gotas basta para colmar el resto de la vida. Se llama esa plenitud inefable: felicidad” (cita grabada en la pared de la estaci贸n de metro “Gregorio Mara帽贸n”, en Madrid).
Yo a帽adir铆a, a los tres importantes “bienes negativos” de Schopenhauer (salud, juventud y libertad: son bienes sumamente positivos, pero tienden a pasar desapercibidos), otros dos m谩s. La seguridad (por ejemplo, poder pasear tranquilamente de noche sin temor a ser asaltado o asaltada…). Y el sue帽o c贸modo y protegido (un lecho c谩lido –compartido a ser posible con alguien a quien amamos).
Disfrutar de estar vivo. Disfrutar del fr铆o en invierno y del calor en verano; del sol en los d铆as soleados, de la lluvia en los lluviosos, de la rara aparici贸n de la nieve; disfrutar de poder caminar, leer, beber agua, amar un cuerpo que nos ame. Disfrutar de la ausencia de dolores, de la honda sensaci贸n de mera existencia…
[1] Arthur Schopenhauer: Los dolores del mundo, antolog铆a editada por el diario P煤blico, Madrid 2009, p. 30.
*tratarde.org