La protesta de la congresista Bush, que en el pasado fue una persona sin techo, obliga a la Casa Blanca a extender la prohibición de los desalojos | Democracy Now!
OPINIÓN de Amy Goodman y Denis Moynihan En Estados Unidos, los inquilinos han tenido una cierta protección contra los desalojos durante la pandemia de COVID-19 a través de una combinación de leyes federales aprobadas por el Congreso en proyectos de ley de ayuda económica de emergencia y una moratoria a los desalojos emitida por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Esta amalgama de protecciones se derrumbó el sábado, día en que los miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos abandonaron raudamente el Capitolio rumbo a sus hogares en sus estados de origen para comenzar el largo receso de agosto. La mayoría de los congresistas; no todos. La congresista Cori Bush, del estado de Misuri, no se fue a ninguna parte ese sábado. La congresista Bush, que en el pasado fue una madre soltera sin techo, decidió acampar en las escalinatas del recinto parlamentario a modo de protesta contra la expiración de la última moratoria a los desalojos. A ella se le unieron