Federico Kukso. Agencia Sinc Se lo ha llamado de diversas maneras: “Desorden de colapso colonial”, “Armagedón de polinizadores”, “Enfermedad de mayo”, “Apocalipsis de las abejas”. Aún así, todas estas etiquetas refieren al mismo y misterioso fenómeno: desde hace poco más de 20 años, investigadores advierten una disminución drástica y sin precedentes de las poblaciones de abejas tanto domésticas como silvestres en todo el mundo. Las alarmas suenan temporada tras temporada: en 2008 la Asociación Británica de Apicultores informó que la población de abejas en el Reino Unido se había reducido alrededor del 30 % respecto al año anterior. Para la misma fecha, en Estados Unidos los apicultores anunciaron que habían perdido el 28,1% de sus abejas. En 2010, la pérdida fue aun mayor: un 43,7%. Y en 2019, se registró una disminución del 35,6%, según la Bee Informed Partnership . El resultado ha sido una subida del precio de los alimentos, especialmente en el caso de las almendras, que hasta ahora