OPINIÓN de Carola Chávez , Venezuela.- Ese día Patricia no pudo más. La crisis humanitaria la estaba ahogando así que, ahogada en llanto, tomó uno de sus smartphones y comenzó a grabar un video selfie para que “todo el mundo, a nivel mundial, se enterara de lo que el venezolano vive todos los días”. Un video que Patricia lanzó como una botella al mar de Youtube… al menos eso se supone que debemos creer. Llora a moco tendido Patricia porque su sueldo no alcanza aunque ella es “profesional”, porque en su casa no hay hambre, porque no puede ni comprar “tres laticas de comida”, llora por que el único que “medio puede comer” los tres pollos que su sueldo le permiten comprar, es su hijo de dos años. Llora Patricia y su famélica papada de tres capas se estremece con cada hipido. Durante su lacrimógena narración nos cuenta sobre su tía que “reclamó por un horno mal arreglado y miren cómo la dejaron” -Entonces, la hambrienta obesa que nos acaba de decir que no tiene dinero para comprar comida,