OPINIÓN de Antonio Hermosa. - Un año, apenas un año de la victoria electoral del PP, y ya la sociedad española es un paisaje después de la batalla. En un solo año ha agravado todos los males que marcaron el final de la era Zapatero , ha dado vida al resto de peligros que la amenazaban y muerte a las expectativas de sobrevivir a la crisis de manera reconocible a lo que había antes de su estallido. Un solo año y el PP tiene el mérito de, al menos, dar la impresión de haberse llevado el futuro por delante. Mucha prisa tenía en aquel entonces el PP por llegar al poder. La tiene por naturaleza, porque sus mandarines piensan que ésta es una tierra que les pertenece por derecho divino (o eclesiástico , en aras de la precisión), y la tuvo en extremo en la segunda mitad del mandato socialista. En la práctica, el PP se olvidó de la política, de sus funciones y obligaciones como principal partido de la oposición y, naturalmente, de sus fatuas promesas de actuar en pro del interés de “todos