OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - Ha hecho un año que Oriol Junqueras y otros dirigentes del independentismo catalán están en prisión, mientras que Carles Puigdemont y otros continúan huidos en distintos países europeos. Un tiempo para los presos que no se puede considerar judicialmente razonable, sino todo lo contrario. No hay ninguna explicación convincente de por qué los líderes separatistas deben permanecer en prisión a la espera del juicio. La fiscalía del Estado pide 177 años de cárcel para ellos, amparándose en el delito de rebelión, argumentando contra toda evidencia que los acusados actuaron con violencia.