Ir al contenido principal

Demasiadas cosas van muy mal: de Trump y Salvini a La Manada

OPINI脫N de Joan del Alc脿zar.- Hace tiempo que estamos avisados. Por lo menos desde 2010, cuando el historiador brit谩nico Tony Judt escribi贸: "Hay algo profundamente err贸neo en la forma en que vivimos hoy".

Recuerdo esta sentencia con relativa frecuencia desde que le铆 el libro. Estos 煤ltimos d铆as otra vez, ante dos noticias que han resultado hirientes para muchos.

La primera, que tiene que ver con el fen贸meno migratorio, es doble y se ha originado de manera sincronizada en Europa y en Estados Unidos de Am茅rica. Hablo de la negativa del nuevo gobierno italiano a recibir un barco de refugiados, el Aquarius, que finalmente tuvo que atracar en Valencia, y hablo del empe帽o de la Administraci贸n estadounidense para maltratar de manera infame y odiosa a los migrantes que entran de forma ilegal por su frontera sur, llegando a separar padres e hijos y a enjaularlos como si fueran animales. La segunda es la puesta en libertad provisional de los condenados por el bestial ataque sexual a una chica, protagonizado por un grupo de b谩rbaros que se dicen, muy acertadamente, La Manada.

No entro en las consideraciones obligadas que exige la extrema complejidad de todo lo que tiene que ver con los flujos migratorios, que son crecientes entre regiones que sufren el hambre o la guerra y regiones que viven, dicho sea de forma gen茅rica, en paz y con opulencia. Lo que me ha hecho volver a la advertencia de Toni Judt ha sido la insultante y clamorosa ausencia de una humanidad elemental, b谩sica, tanto en mandatarios como Donald Trump o Matteo Salvini, como en aquellos hombres y mujeres que les apoyan.

El estadounidense y el italiano -m谩s all谩 de ubicarse pol铆ticamente en la derecha m谩s extrema y odiosa- son dos representantes del peor tipo de ser humano conocido: extremadamente autoritarios, soberbios, arrogantes, poseedores exclusivos de la verdad, insensibles no s贸lo ante los argumentos del otro sino tambi茅n ante el dolor de 茅ste, incluso ante el terror de los ni帽os; sin rastro de ninguna part铆cula de solidaridad, empat铆a o misericordia con los que sufren. Trump y Salvini son dos de aquellos hombres que recuerdan a otros criminales del pasado: aquellos que concentran en dosis elevadas los m谩s lamentables d茅ficits de la raza humana. Sin embargo, esta gentuza ni ahora ni antes est谩n solas. Son millones los que aplauden sus acciones de gobierno. Algo importante va muy mal cuando esto ocurre.

Pero, ¿qu茅 hacemos nosotros, los que estamos en sus ant铆podas, adem谩s de indignarnos o de lamentarnos? Quiz谩s generaciones futuras dir谩n que no est谩bamos demasiado lejos de aquellos habitantes de los alrededores de Treblinka, de Auswitch, de Dachau o de Mauthausen que, sin hacerse preguntas inc贸modas, ve铆an llegar trenes cargados de personas y marchar los mismos convoyes completamente vac铆os, mientras la chimeneas de los campos humeaban ma帽ana, tarde y noche.

Afortunadamente hay diferencias importantes en nuestro tiempo. Son varias las ONG -con miles de socios- que literalmente se juegan la vida y la libertad patrullando por las zonas calientes de la migraci贸n clandestina, auxiliando a los refugiados. Es cierto tambi茅n que hay olas c铆vicas de solidaridad, y que -por ejemplo con el Aquarius llegado a Valencia d铆as atr谩s- miles de ciudadanos se han ofrecido generosamente a las autoridades para atender a los fugitivos, pero esto no es suficiente . Habr谩 muchos Aquarius en adelante, y habr谩 a煤n m谩s migrantes desesperados que llegar谩n en patera o que se ahogar谩n en las aguas del Mediterr谩neo, en las playas de Algeciras o en las de Lampedusa. El problema migratorio exige la solidaridad, pero con la misma necesidad es urgente que los responsables europeos -como la Administraci贸n estadounidense- pongan en marcha respuestas pol铆ticas estrat茅gicas para detener el horror actual.

La salida de prisi贸n de los animalitos de La Manada ha sido una muestra aguda de falta de sensibilidad del tribunal navarro que lo ha decidido. Se ha tratado de un auto incomprensible para el com煤n de una ciudadan铆a irritada, ofendida y confusa ante una incomprensible respuesta judicial. Todav铆a m谩s cuando la flexibilidad y la comprensi贸n hacia los argumentos de los condenados, contrasta, espectacularmente, con otras actuaciones de la judicatura en las que la dureza extrema ha sido y es la norma. A煤n m谩s cuando los propios argumentos de los magistrados para poner en libertad a los de La Manada parecen una broma casi macabra.

M谩s all谩, sin embargo, de la decisi贸n de los jueces, estos muchachos que atacaron una joven en Pamplona son ejemplares de la misma especie que Trump o Salvini, seres humanos de muy baja calidad, que gozan con utilizar la fuerza para someter, por a vejar, para abusar de quien es m谩s d茅bil que ellos, particularmente si es una mujer a la que consideran una inferior, un simple cuerpo para satisfacer sus apetencias sexuales m谩s indignas.

La situaci贸n de estos hombres que podemos reconocer como animales de una misma especie, La Manada, est谩 ahora en manos del Tribunal Supremo, y los que nos obligamos a ser optimistas esperamos que esta alta instancia judicial sentencie que deber谩n pasar un buen pu帽ado de a帽os en prisi贸n.

M谩s all谩, sin embargo, del recorrido judicial que todav铆a tenga el crimen de esos criminales, de lo que hablo es de la sentencia de Toni Judt: hay algo profundamente err贸neo en la forma en que vivimos hoy para explicar la existencia de j贸venes de este tipo en nuestra sociedad.

Son miles los ciudadanos, hombres y mujeres, que han expresado de manera reiterada su estupor, su rechazo, su rabia y su negativa a aceptar esta sentencia por indigna, por inmoral, por entender que, en 煤ltima instancia, es inhumana y est谩 en las ant铆podas de los sentimientos y de la raz贸n de aquellos que nos identificamos con el dolor de la v铆ctima.

Pero, tambi茅n en este caso, estas protestas, esta solidaridad con la joven violada no es suficiente. Es acertada y valiosa, pero insuficiente. Hay que exigir la actuaci贸n de los representantes pol铆ticos, y es necesario que lo hagan con inteligencia y no con espect谩culos morbosos del tipo de la prisi贸n permanente revisable, sino asegurando la perspectiva de g茅nero en los jueces y fiscales que atienden las causas de violencia contra las mujeres, prestando atenci贸n y apoyo a las v铆ctimas, y asegur谩ndose de que los valores inherentes a la condici贸n de ser humano forman parte del curr铆culo escolar de todos los ni帽os del pa铆s.

Es cierto que hay demasiadas cosas que van muy mal. Es cierto igualmente que hay que protestar y hacer expl铆cita nuestra indignaci贸n como ciudadanos, pero debemos saber que esto no es suficiente. Hay que exigir, con contundencia, a los responsables pol铆ticos que aseguren el aprendizaje desde la escuela de los mejores valores de la raza humana. Aquellos que nos excitan la solidaridad con los que sufren m谩s all谩 de su raza o condici贸n, aquellos que nos alejan de las manadas y, tambi茅n, aquellos que impiden apoyar a l铆deres pol铆ticos inhumanos. Tal y como escribi贸 Judt: "Como ciudadanos de una sociedad libre, tenemos el deber de mirar cr铆ticamente a nuestro mundo. Si pensamos que algo est谩 mal, debemos actuar en congruencia con este conocimiento".

ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible