OPINIÓN de Joan del Alcàzar .- Ya hace mucho que el aire que respiramos está más que cargado, tanto qué, atendiendo a lo que está pasando en el espacio público, deberíamos ponernos máscaras antigás para protegernos, más que los pulmones, el cerebro. Especialmente en cuanto nos exponemos a la contaminación provocada por buena parte de los medios de comunicación, con editorialistas, columnistas, opinadores y tertulianos -expertos máximos en el tema del que se hable- que explican y dicen lo que les apetece y, muy especialmente, lo que conviene a los intereses de quien les paga o a los de aquél con quien quieren estar bien, por la razón que sea, presente, de pasado o de futuro.