OPINIÓN de Álvaro Cuadra. - De manera absolutamente sorpresiva, el candidato triunfador en las primarias de la derecha, Pablo Longueira, ha decidido bajar su candidatura a la presidencia de la república. Estamos hablando, qué duda cabe, de uno de los mayores talentos políticos de su sector. Su ausencia como candidato de la Alianza tiene una serie de implicancias políticas mediatas e inmediatas que es bueno ponderar en todo sus alcances. Es claro que una derecha acéfala y sumida en una crisis de liderazgo no es nada bueno para la democracia chilena. Por de pronto, la ausencia de un líder reconocible en la derecha chilena modifica el panorama político en su totalidad. No se trata solamente de una crisis de la UDI y ni siquiera de un revés en el conglomerado de la Alianza. Estamos ante un acontecimiento que afecta a la estabilidad democrática toda, en cuanto es indispensable una presencia de la derecha en los próximos comicios. Una derecha inestable no es un aporte a la democracia