Por Julio Ortega Tal vez se deba a mi ateísmo, pero se me hace muy cuesta arriba creer que santas, santos y demás divinos patrones de miles de pueblos y ciudades en este País, demanden a sus devotos un constante maltrato y sacrificio de seres vivos. 60.000 al año aproximadamente. Hablamos de multiplicar por doce en sólo trescientos sesenta y cinco días, el número de víctimas mortales que se calcula que produjo la Inquisición en España durante varios siglos: 5.000. Como siempre, la empatía con el dolor ajeno, surge en función de especies y cercanía sin seguir un patrón fijo según el damnificado o la condición del acto que lo provoca, pues al fin depende de nuestra posición relativa con la tragedia. Así, duele más la agonía de un señor desconocido que viva a mil kilómetros que la de un perro, siempre y cuando ese can no sea el nuestro, claro. O turba en mayor medida un asalto con agresión en la esquina de la calle en la que vivimos, que el hundimiento de una patera con el ahogamien