OPINIÓN de Julio Ortega Señor Oscar Zamorano, sé que siente orgulloso de haber matado este martes 13 de septiembre. Y lo ha hecho con lo que suelen constituir agravantes: premeditación, alevosía y cuadrilla. Sin embargo, lejos de criticarle, le han ovacionado. No le han detenido, sino que en su lugar le han premiado. Lo que yo quisiera denominar como “su crimen” no está contemplado como tal porque constituye una excepción legal. En otro lugar, en diferente momento y con la misma víctima, lo que Usted ha perpetrado habría sido un delito. Hoy, algunos lo llaman proeza. La víctima: Afligido, un toro de 600 kilos. El lugar: Tordesillas. La ocasión: las fiestas en honor a la Virgen de la Peña. Todos estos factores circunstanciales marcan la diferencia entre el deseo que muchos tenemos de calificarle como malhechor y, en el colmo de la aberración, que además de no poder hacerlo tengamos que ver cómo es tratado como un héroe. Pero las cuestiones formales no pueden jamás desvirtuar l