OPINIÓN de Álvaro Cuadra . - Cuando ya la Segunda Vuelta en las elecciones presidenciales es inminente y su resultado más que previsible, surgen, por lo menos, cuatro consideraciones que es bueno tener presentes. El declive de la extrema derecha, la renovación que representa la incorporación de dirigentes estudiantiles al parlamento, el marcado abstencionismo y, por último, las reales perspectivas de cambio en un eventual gobierno de Michelle Bachelet. La penosa actuación de las sucesivas candidaturas presidenciales de la derecha chilena, sumada a las fracturas políticas, cada día más evidentes, al interior del conglomerado han dado como resultado un declive objetivo de la presencia conservadora en el parlamento. Como no había ocurrido desde hace décadas, la derecha chilena se encuentra muy por debajo de su “piso histórico”, apegada a un pasado oprobioso y ayuna de un horizonte de sentido capaz de encantar a los ciudadanos. Por el contrario, Nueva Mayoría ha logrado conformar, en