OPINIÓN de Ileana Alamilla .- El contexto en el que estas elecciones presidenciales en su segunda vuelta se llevaron a cabo fue trágico. Lo ocurrido en el Cambray II, con su caudal de sufrimiento, constituyó un golpe al corazón de la sociedad, a lo cual debemos sumar el repudio al sistema político, la crítica a los partidos y a los diputados, la frustración de los movilizados sobre los pobres resultados de sus expectativas, la escasa perspectiva de mejorar nuestro futuro, pues las campañas de los candidatos finalistas, Sandra Torres y Jimmy Morales, poco entusiasmo provocaron para la generalidad de las personas. Esta columna está escrita cuando aún no hemos conocido el resultado de las urnas, pero al final de la semana ya casi todos daban por seguro al ganador, salvo que todas las encuestas y predicciones fallaran, o que le suceda lo que a Manuel Baldizón, quien se consideró presidente por un buen tiempo hasta que los electores lo sacaron de su alucinación. Las ofertas electorales nos