OPINI脫N de Ileana Alamilla.-
La tragedia que vivimos durante los 36 a帽os del conflicto armado interno permaneci贸 oculta por mucho tiempo. Durante esos cruentos a帽os de represi贸n generalizada y violaci贸n sistem谩tica a los derechos humanos no fueron conocidos, pues, tal como lo han reconocido dos periodistas renombrados del pa铆s, quienes han dirigido importantes medios de comunicaci贸n, la prensa tambi茅n fue presa de la mordaza que se impuso para no informar de lo que estaba ocurriendo.
El Plan Nacional de Seguridad y Desarrollo aplic贸 una censura a los medios, estableci贸 los l铆mites de la informaci贸n y defini贸 la terminolog铆a que pod铆a utilizarse.
Fueron a帽os terribles. En las 谩reas urbanas a diario se preguntaba ¿y hoy a qui茅n asesinaron? ¿a qui茅n secuestraron? Y muchos, con irracional insensibilidad, dec铆an: “en algo estaba metido”. Las familias de clase media encapsularon a sus hijos e hijas para protegerlos del peligro. La juventud actual no conoci贸 de esos sufrimientos. Nuestros compa帽eros, nuestros amigos entra帽ables, nuestros profesores, personas que no conocimos, la poblaci贸n del 谩rea rural, profesionales, sindicalistas, trabajadores, dirigentes estudiantiles, campesinos, gentes humildes, en su mayor铆a mujeres, fueron v铆ctimas de hechos atroces y brutales. Hoy todav铆a no sabemos d贸nde est谩n los cuerpos de nuestros amigos.
Eso explica por qu茅 en estos d铆as, cuando se han escuchado testimonios desgarradores de lo que fueron capaces de hacer seres humanos, muchos no entienden de qu茅 se trata, no se explican c贸mo nunca nadie les coment贸 lo que sucedi贸 en Guatemala, en donde miles de personas sufrieron los embates de la guerra sucia, asesinando a mansalva a quienes se se帽alaba como simpatizantes o colaboradores de la guerrilla. Los asesinos tambi茅n tuvieron c贸mplices y patrocinadores.
Cerigua hizo los esfuerzos de difundir, de dar a conocer hechos terribles, incre铆bles, inconcebibles que estaban ocurriendo. Inform贸 sobre el conflicto armado interno que se libr贸 entre el ej茅rcito y los grupos insurgentes, a quienes el ej茅rcito llamaba “delincuentes subversivos” que pretend铆an, seg煤n consta en documentos, cambiar las injustas estructuras que prevalec铆an, combatir la concentraci贸n de la riqueza e instaurar en el pa铆s el socialismo.
Fue un conflicto con connotaci贸n ideol贸gica, librado en una coyuntura pol铆tica de guerra fr铆a, con escasa cobertura informativa. El principal se帽alamiento era que se trataba de marxistas que amenazaban con implantar el comunismo.
Hoy, gracias a la valent铆a de muchas personas, se han revelado hechos conmovedores. Quienes han prestado su testimonio en el juicio que se sigue contra Efra铆n R铆os Montt y Jos茅 Mauricio Rodr铆guez S谩nchez, especialmente las mujeres, rompieron el silencio, se atrevieron a declarar, desnudaron su alma y merecen todo el respeto, la admiraci贸n y el reconocimiento del mundo, especialmente de nuestra sociedad. Las v铆ctimas y sus familiares tienen derecho a la justicia y merecen que los acusados pidan perd贸n, ya que sus vidas, la de sus familiares y la de su comunidad fueron violentadas de manera imperdonable e irreparable.
*Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA - http://cerigua.info/portal/
La tragedia que vivimos durante los 36 a帽os del conflicto armado interno permaneci贸 oculta por mucho tiempo. Durante esos cruentos a帽os de represi贸n generalizada y violaci贸n sistem谩tica a los derechos humanos no fueron conocidos, pues, tal como lo han reconocido dos periodistas renombrados del pa铆s, quienes han dirigido importantes medios de comunicaci贸n, la prensa tambi茅n fue presa de la mordaza que se impuso para no informar de lo que estaba ocurriendo.
El Plan Nacional de Seguridad y Desarrollo aplic贸 una censura a los medios, estableci贸 los l铆mites de la informaci贸n y defini贸 la terminolog铆a que pod铆a utilizarse.
Fueron a帽os terribles. En las 谩reas urbanas a diario se preguntaba ¿y hoy a qui茅n asesinaron? ¿a qui茅n secuestraron? Y muchos, con irracional insensibilidad, dec铆an: “en algo estaba metido”. Las familias de clase media encapsularon a sus hijos e hijas para protegerlos del peligro. La juventud actual no conoci贸 de esos sufrimientos. Nuestros compa帽eros, nuestros amigos entra帽ables, nuestros profesores, personas que no conocimos, la poblaci贸n del 谩rea rural, profesionales, sindicalistas, trabajadores, dirigentes estudiantiles, campesinos, gentes humildes, en su mayor铆a mujeres, fueron v铆ctimas de hechos atroces y brutales. Hoy todav铆a no sabemos d贸nde est谩n los cuerpos de nuestros amigos.
Eso explica por qu茅 en estos d铆as, cuando se han escuchado testimonios desgarradores de lo que fueron capaces de hacer seres humanos, muchos no entienden de qu茅 se trata, no se explican c贸mo nunca nadie les coment贸 lo que sucedi贸 en Guatemala, en donde miles de personas sufrieron los embates de la guerra sucia, asesinando a mansalva a quienes se se帽alaba como simpatizantes o colaboradores de la guerrilla. Los asesinos tambi茅n tuvieron c贸mplices y patrocinadores.
Cerigua hizo los esfuerzos de difundir, de dar a conocer hechos terribles, incre铆bles, inconcebibles que estaban ocurriendo. Inform贸 sobre el conflicto armado interno que se libr贸 entre el ej茅rcito y los grupos insurgentes, a quienes el ej茅rcito llamaba “delincuentes subversivos” que pretend铆an, seg煤n consta en documentos, cambiar las injustas estructuras que prevalec铆an, combatir la concentraci贸n de la riqueza e instaurar en el pa铆s el socialismo.
Fue un conflicto con connotaci贸n ideol贸gica, librado en una coyuntura pol铆tica de guerra fr铆a, con escasa cobertura informativa. El principal se帽alamiento era que se trataba de marxistas que amenazaban con implantar el comunismo.
Hoy, gracias a la valent铆a de muchas personas, se han revelado hechos conmovedores. Quienes han prestado su testimonio en el juicio que se sigue contra Efra铆n R铆os Montt y Jos茅 Mauricio Rodr铆guez S谩nchez, especialmente las mujeres, rompieron el silencio, se atrevieron a declarar, desnudaron su alma y merecen todo el respeto, la admiraci贸n y el reconocimiento del mundo, especialmente de nuestra sociedad. Las v铆ctimas y sus familiares tienen derecho a la justicia y merecen que los acusados pidan perd贸n, ya que sus vidas, la de sus familiares y la de su comunidad fueron violentadas de manera imperdonable e irreparable.
*Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA - http://cerigua.info/portal/