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Rouco I, el "Anti-Relativista"

Por Antonio Hermosa  
A mitad de la cena, anoche, en el Telediario de mi televisor, sin invitaci贸n alguna hizo su abrupta aparici贸n un tal Rouco Varela –a m铆 ya me sonaba ese nombre, por no hablar de esa cara, se lo confieso-, muy doliente 茅l ante la carest铆a de la cesta de la compra moral en estos tiempos de internet y redes sociales que hacen desvariar al reba帽o social en su conjunto, encauz谩ndolo por la peligrosa senda del relativismo. El tipo soltaba su andanada con voz en茅rgica, concentrado en sus papeles, sin mirar al auditorio, como si estuviera solo en el mundo o como si no tuviera que rendir cuentas de lo que dec铆a. Parec铆a una queja, pero era una amenaza (ya les dije que me sonaba esa cara).
           
Supongo que, dada la actividad y dada la hora, las cosas estramb贸ticas que se me ocurrieron tendr铆an que ver con ambas. Porque lo primero que me cruz贸 la mente fue la repentina llegada a nuestro planeta de una expedici贸n de marcianos de otras galaxias que, intentado determinar si hay vida inteligente en la Tierra, hubiera confluido de manera totalmente azarosa en alguna de las fronteras que debe haber en la atm贸sfera. ¿Se imaginan c贸mo habr铆an reaccionado de escuchar al terr铆cola Rouco defender su celo absolutista en pleno tr谩mite de presentaci贸n de los pasaportes en la aduana espacial? Yo intuyo que, con que sus mentes dieran acogida tan solo a lo menos que se despacha en sentido com煤n, huir铆an despavoridos, atropell谩ndose por ser el primero en irse, y que en el tumulto se confundir铆an seguro de nave y qui茅n sabe, dependiendo de lo que les durara el susto, si tambi茅n de galaxia. Attonitus novitate malis habr铆a podido decir cada uno de ellos sinti茅ndose un nuevo Ovidio; y, en efecto, espantado por la novedad del mal, habr铆a pospuesto para mejor ocasi贸n la confirmaci贸n del experimento.
           
Asimismo pens茅 en el fest铆n que debieron darse brujas, gusanos, serpientes, sapos, ratas, etc., todos al alim贸n, tras el aquelarre en el que se toparon con la p贸cima anti-modernidad, antes incluso de patentarla. Seguro que all铆 mismo ya sacaron el primer rouquito, al que seguir铆an miles m谩s –no en vano la fe feligresa es inmune a la raz贸n-, evolucionando por grados en rouquines, roucones, roucazos, etc., hasta que, ¡albricias!, perfeccionada la f贸rmula, cuaj贸 el primer gran rouco-varela patrio, la variante hispana de esa idea encarnada en el pintoresco personaje de Moli猫re dispuesto a batirse aqu铆 y ahora contra cuanto de moderno le saliera al paso... (No crean, se me ocurrieron m谩s cosas, sobre todo al comprobar que en el mismo Telediario hab铆a un informe sobre las llamadas “enfermedades raras”: ¡qu茅 ocasi贸n perdida para fundir las dos noticias en una y renovar el concepto que se tiene de dicha enfermedad! Pero, en fin, se las ahorro).
           
¿Pero qui茅n es, qu茅 dice o hace el marciano Rouco, terror de los espacios, y de todo lo que se mueva en general? Se trata, se sabe, de una joven promesa de la iglesia carpetovet贸nica, cuya pasi贸n es la de las cabras, o sea, el monte, que a los 75 a帽os deber谩 renunciar al arzobispado de Madrid ante el papa, pero que como apenas cuenta con 74 aspira, l贸gico, a renovar una vez m谩s su cargo de pont铆fice –o algo parecido, creo- de la Conferencia Episcopal Espa帽ola, un vestigio del cuaternario en un pa铆s en el que abundan por doquier. Rouco se mueve as铆 en la tradici贸n de sus mayores, y hace bien: ¿se ha o铆do alguna vez que dimita un papa: por qu茅 entonces deber铆a dimitir un Rouco (que, adem谩s, le va al 煤ltimo como anillo al dedo)? Y si bien se mira, hasta tiene m谩s m茅ritos que su Jefe, pues a 茅ste se le elige s贸lo una vez mientras a los roucos se les va renovando elecci贸n tras elecci贸n. El voto, por si eso sabe a poco, es secreto, y no digamos las maniobras que le preceden.
           
¿Cu谩l es en esta ocasi贸n el objeto de su ira? Internet y las redes sociales. Cierto, ese solo hecho ya ha aumentado mis simpat铆as por ambas, pero qui茅n es uno para ufanarse as铆. Atendamos mejor a sus argumentos (sic). Rouco no niega el gran poder de internet a la hora de informar y comunicar, pero, pese a todo, es malo porque junto a eso se erige en “poderos铆simo instrumento… tambi茅n de propagaci贸n de f贸rmulas de todo tipo, sin excluir las menos acordes con la dignidad humana” –y ello, pese a que es de sobra y desde siempre conocido (el obispo Bossuet a帽adir铆a aqu铆 que hasta los griegos o los chinos lo sab铆an, mas sin saber que lo sab铆an) que la de la iglesia cat贸lica es la 煤nica verdadera, y al menos en apariencia bastante f谩cil de realizar: ¡obedece al papa y punto!

No obstante, sospecho que, con todo su poder y eso, algo de bueno debe tener internet: ¿no habr谩 un criterio infalible que mida la bondad de la red? M谩s de uno, seguro; un ejemplo: usted, lector, entre si as铆 le plugue ahora mismito en la web del Vaticano y, si despu茅s de dar una vuelta por ella a煤n desea continuar, vaya a la p谩gina del 脫bolo de San Pedro (sic) caso de que al deseo anterior le sume el de contribuir a llenar sus arcas un poco m谩s. Al respecto, contar谩 con todo tipo de facilidades: ¿le provoca, como dicen en Per煤, hacer una transferencia? Ah铆 tiene ya dispuesta la cuenta a la que enviar su dinero. ¿Que prefiere pagar con tarjeta? Ning煤n problema si es titular de una American Express, Visa, Diners o Master Card: un click, y el “donativo on line” ya se hizo. Por cierto, cuando pruebe, no olvide avisarme si en alg煤n momento le preguntaron si est谩 bautizado, si cumple con los mandamientos, etc., o incluso si es uno de esos j贸venes internautas que tienen el “vac铆o” por existencia, o si su culito sirvi贸 en otros tiempos de pasatiempo a alg煤n rouquito menor (y ya que est谩, no deje tambi茅n de pasarme las informaciones que le dispensen acerca de ad贸nde, de verdad, se fue el dinero que usted dio). Ver谩 c贸mo entonces usted es bueno por el solo hecho de dar dinero a la iglesia. Usted y, naturalmente, internet, que aqu铆 ya no s贸lo es bueno sino, tambi茅n, una moner铆a: ¡qu茅 matrimonio tan bien avenido formar谩n juntos!, ¿o no es as铆, se帽or Rouco Varela?

Y de las redes sociales, ni hablemos. En ellas los “j贸venes” practican el “todo vale”, se llenan de vac铆o y caen en la garra feroz y “desorientadora del relativismo”. ¿Lo ven c贸mo sin religi贸n –cat贸lica, se entiende- no somos nada, c贸mo hay que catolizar la escuela p煤blica y privada, c贸mo la asignatura de religi贸n debe ser el centro de la ense帽anza? ¡Lo bien que estar铆an esos j贸venes, de ni帽os, en sus madrassas cat贸licas, repitiendo hasta la saciedad -es decir, hasta que la memoria se automatice y d茅 sepultura a la raz贸n- el cor谩n b铆blico! Ya no ser铆a necesario entonces mandar las huestes cat贸licas a evangelizar nuevamente una sociedad ap贸stata, como dijera en otra ocasi贸n; ni salir a la calle en manifestaci贸n contra el matrimonio gay o las parejas de hecho. Y acabar铆a derog谩ndose el aborto y el divorcio, etc…

Resumiendo. A m铆, se帽or Rouco, me parece que Vd. tiene un problema, y que ese problema se llama, resumiendo tambi茅n, democracia. En democracia, la sociedad en su conjunto y los individuos en particular son due帽os de sus respectivos destinos, o al menos les dura la fe en la ficci贸n de que lo son; ni la sociedad ni los j贸venes son ni帽os, ovejas descarriadas que requieran del pastor, por muchas que sean las que sufran v茅rtigo ante la perspectiva de abandonar el redil. En el mercado de valores, opiniones, gustos, se api帽an las ofertas, y la conciencia y el juicio comparan antes de hacer libremente la compra; y cuando en ese caso se elige la apostas铆a o el vac铆o, pese a la posici贸n preferente que a煤n sigue ocupando la oferta religiosa, lo menos que pueden hacer su jefe y usted es ir a confesarse, ya que comprender y/o dimitir no entra en sus c谩lculos; en cualquier caso, por err贸neas que a su entender fueren tales opciones, mientras no perjudiquen a nadie son al menos tan v谩lidas como la suya, y por el momento a煤n no han conseguido hacerse con un pedigr铆 tan sangriento como el de la que Vd. defiende.

El problema, en suma, de este Atila de la raz贸n y de la 茅tica es la democracia; y si el Estado fuera laico s贸lo en una m铆nima parte de lo que la horda ultramontana cat贸lica le acusa; si los gobernantes no fueran tan cobardes como sus p铆os detractores y hubieran denunciado el Concordato con esa supuesta cosa h铆brida que es el Vaticano; si cortaran toda financiaci贸n p煤blica a la iglesia dejando que a la caverna la alimentaran 煤nicamente sus fieles; si en lugar de rendir pleites铆a a su amo respetaran las normas de su leg铆timo soberano, posiblemente ahorrar铆amos en pompa y destemplanza, y hasta  oy茅ramos s煤plicas en lugar de amenazas y vi茅ramos mendigos en lugar de verdugos sin m谩scara.

Con todo, anima pensar que en esta sufrida democracia que gozamos la libertad siga manteniendo su idilio inmanente con el “relativismo”, el cual, venenos aparte, no es sino la convicci贸n de que hay vida m谩s all谩 de todos los rouco.varela-s/am茅n, por no decir que s贸lo hay vida m谩s all谩 de ellos.

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