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El montón de disparates de una guerra que deja a Sarkozy y a Cameron bien solos

Por François Bonnet   

¿Un cierto sabor a Suez 1956? ¿Una reedición de aquella expedición franco-británica que acabó en una lamentable descomposición hace más de medio siglo? Todavía no hemos llegado a esa situación. Pero cuando la guerra de Libia va a entrar en su quinta semana, todos buscan con urgencia una puerta de salida. Y dos hombres parecen particularmente solos, bajo las críticas crecientes de sus aliados: Nicolas Sarkozy y David Cameron, el primer ministro británico.

Se han reunido el miércoles por la noche en París. Para hacer olvidar la calamitosa jornada que acababa de terminar en Doha, en Qatar, en la que el "grupo de contacto", supuesta instancia de "pilotaje" de la guerra, según Alain Juppé, pero que no pilota nada de nada, se ha dividido en todos los sentidos. Y para encuadrar los dos días de reunión de los ministros de asuntos exteriores de los países miembros de la OTAN, en los que las diferenciaciones se han hecho más fuertes cada vez.

Pues nada funciona en esta guerra iniciada por Nicolas Sarkozy, con un sobreactivismo marcado por los golpes mediáticos (y telefónicos) de Bernard-henri Lévy. ¿Hay "atasco", como afirma en su portada el periódico Libération al comienzo de la semana tras haber aplaudido con fuerza, como la casi totalidad de los medios franceses, el desencadenamiento de las operaciones militares, el 19 de marzo? Sería absurdo pretenderlo: la campaña de bombardeos en Serbia y Kosovo, en 1999, duró once semanas. Y ninguna guerra, hasta hoy, ha sido rápidamente ganada solo mediante operaciones aéreas.

La situación no es la de un atasco: es la de un engranaje no controlado y de una confusión en aumento. Hasta tal punto que, mientras Sarkozy y Cameron piden a la OTAN "intensificar sus operaciones", el secretario general de la OTAN afirma, por su parte, que "la solución no será militar" y que el "grupo de contacto" llama a una "¡solución política"! Mientras los rebeldes demandan armas y las obtienen contra la opinión de algunos aliados, Turquía y la Unión Africana negocian con los emisarios del dictador Gadafi, con la bendición de otros países miembros de la OTAN.

¡Que lo entienda el que pueda!

1. Los objetivos de la guerra han cambiado: no se trata ya de una operación humanitaria con el objetivo de proteger a los civiles; se trata de precipitar el post-Gadafi. Sarkozy, Cameron y Obama firman este viernes un artículo de opinión común para afirmar que "Gadafi debe irse, definitivamente".

2. Los medios de la guerra han cambiado: no se trata ya de hacer respetar una zona aérea de exclusión sino de ejercer "una presión militar", como dice Alain Juppé, que deba provocar el cambio de régimen; y es la OTAN, contra la opinión de Francia, la que ha tomado el mando de las operaciones.

3. La coalición que empezó la guerra también ha cambiado: los Estados Unidos se han desvinculado; la Liga Árabe se ha ido de puntillas; la Unión Africana critica; y Francia y Gran Bretaña se encuentran solas a la hora de asumir cerca de las tres cuartas partes de las operaciones aéreas.

En definitiva, como nos explicaba el general Vincent Desportes: "Ha habido una apuesta, arriesgada por otra parte, al comienzo de esta guerra. Se pensaba resolver este conflicto en algunos días gracias a nuestra superioridad tecnológica y a algunos bombardeos bien elegidos.

La apuesta era que Gadafi y su sistema iban a hundirse y que el asunto quedaría así rápidamente arreglado".

Empezar todo desde cero

Esta apuesta se ha perdido y hay que revisarlo todo mientras Gadafi sigue plenamente capaz de aterrorizar a su pueblo, como lo demuestran los ataques de sus tropas a la ciudad de Misrata, y a la Ajdabiya.

¿Cómo construir una estrategia coherente, en este momento? Salvo feliz casualidad que vería a Gadafi derrocado, muerto o huyendo, lo que se está instalando es un conflicto largo. Los peligros son tanto más grandes en la medida en que los intereses de los innumerables actores son diferentes. Un simple inventario, a continuación, permite tomar la medida del caos político y militar.

1. La coalición busca… diez aviones

Está en el orden del día de la reunión de la OTAN este jueves. La Alianza Atlántica que reagrupa a 28 países, carece de … medios. París y Londres quieren "acentuar la presión militar". Pero faltan, según un diplomático citado por la AFP, al menos una decena de aviones.

Carencia confirmada por el secretario general de la OTAN, a la salida de una primera reunión el jueves: lo que no ha impedido a Anders Fogh Rasmussen asegurar que las operaciones en Libia proseguirán "todo el tiempo que sea necesario".

En el conflicto están implicados 300 aviones, de ellos 150 cazabombarderos. Desde el 19 de marzo, se han realizado más de 2.000 misiones aéreas: 900 han dado lugar a bombardeos al suelo. Por otra parte, más de 250 misiles han sido disparados desde navíos o submarinos. Francia y Gran Bretaña aseguran ahora cerca de las tres cuartas partes de las misiones.

Pues solo seis países de la OTAN participan en la campaña de bombardeos aéreos: Francia, Gran Bretaña, Noruega, Bélgica, Canadá y Dinamarca. España ha hecho saber el jueves, por la voz de su ministra de asuntos exteriores, que su "dispositivo" (puesta a disposición de bases aéreas y de cuatro aviones) no cambiaba. En cuanto a Italia, todo compromiso de su parte está condicionado a un voto de los diputados que todavía no se han reunido. Alemania ha reiterado su rechazo a participar en la operación.

Ningún progreso militar importante, a excepción de la protección de la ciudad de Bengasi, ha sido registrado estas cuatro últimas semanas. La línea de frente, tras haberse desplazado según las ofensivas y contraofensivas en algunos centenares de kilómetros, parece estabilizada entre Ajdabiya y Misrata, instalando progresivamente una partición de hecho del país entre Tripolitania, sólidamente mantenida por las fuerzas de Gadafi, y Cirenaica, en manos de los rebeldes.

Los rebeldes se quejan de la lentitud o de las no intervenciones de las fuerzas de la OTAN. En el mando de la Alianza, se subraya el aumento de los riesgos de golpear a las poblaciones civiles, al haber cambiado de táctica el ejército de Gadafi: ya no hay columnas de blindados o de transportes de tropas sino unidades más pequeñas y más móviles que se infiltran en las zonas urbanas, lo que complica en gran medida "la guerra llevada desde el cielo".

1. Armas, pero no armas para los rebeldes

Oficialmente, las fuerzas rebeldes piden armas. En esto también los aliados están divididos. David Cameron está a favor y ha decidido la entrega de "armas no letales", material, transportes blindados, redes antibala. Los Estados Unidos están en contra, temiendo alimentar así una guerra civil y temiendo armar masivamente una rebelión de la que reconocen no saber gran cosa. "No tenemos ese ánimo", ha repetido Alain Juppé este jueves.

Pero si creemos el periódico The Guardian, Qatar ha comenzado a entregar a los rebeldes misiles Milan anticarro y de fabricación francesa (grupo EADS) a los rebeldes, destacando de paso al menos doscientos instructores militares. ¿Forman parte esos misiles Milan de los stocks de armas de Qatar o acaban de ser comprados a Francia, y en qué condiciones? Italia se ha declarado igualmente favorable a un armamento de los rebeldes a pesar de las resoluciones de la ONU que instalan un embargo sobre las armas en Libia, resoluciones interpretadas de forma diferente…

2. Los Estados Unidos ausentes y presentes… con otros objetivos

Como estaba anunciado, y con gran cabreo de Nicolas Sarkozy, los Estados Unidos se han apartado de esta guerra tras haber dirigido los primeros días de operaciones. Desde el 4 de abril, han retirado la cincuentena de cazabombardeos. Pero continúan asegurando una parte importante de los apoyos logísticos (aviones de reavituallamiento, vigilancia, comunicaciones) que representan alrededor de una tercera parte de las misiones aéreas. Así, desde el 4 de abril, once aviones han realizado 97 misiones, ha anunciado el Pentágono el miércoles, explicando que no se trataba más que de operaciones defensivas.

3. La Liga Árabe, estar sin estar

La Liga Árabe, puesta en primer plano con fuerza por Nicolas Sarkozy y Alain Juppé para justificar esta guerra ha, luego, ha puesto pies en polvorosa. Tras haber criticado los primeros días una campaña de bombardeos aéreos que juzgaba contraria al espíritu de la resolución de la ONU, sus países miembros se han ido por los cerros de Úbeda. Al final, solo dos minúsculos países árabes participan en la operación, sin implicarse en los combates: Qatar y Emiratos Árabes Unidos.

4. Negociaciones en total desorden

Varias mediaciones y negociaciones tanto oficiales como oficiosas han sido emprendidas, cada una de ellas persiguiendo objetivos diferentes.

Está en primer lugar el papel bien poco claro de Moussa Koussa, un hombre clave del régimen de Gadafi durante veinte años, ministro de asuntos exteriores que desertó a comienzos de mes. En manos de los británicos, estaba el miércoles en Doha para hacer un llamamiento "a un diálogo democrático". Y a los rebeldes del Consejo Nacional de Transición, que no quieren tener tratos con este secuaz de Gadafi, les ha respondido que una larga guerra civil iba a hacer de Libia "una nueva Somalia".

Por otra parte, el Consejo Nacional de Transición sigue suscitando muchos interrogantes. Doce de sus treinta miembros siguen siendo desconocidos por razones de seguridad. Contrariamente a las afirmaciones de Nicolas Sarkozy dando a entender que la Unión Europea había reconocido al CNT, solo tres países hasta hoy lo han hecho

efectivamente: Francia, Italia y Qatar. La reunión de Doha, el miércoles, les ha permitido marcarse un punto: el CNT está reconocido como un "interlocutor legítimo", pero no como el único interlocutor posible.

Turquía realiza actualmente una mediación de la que pocos elementos han sido filtrados. Una delegación de la Unión Africana, dirigida por el presidente sudafricano Jacob Zuma, dice haber hecho aceptar a Gadafi una "hoja de ruta hacia la paz": alto el fuego, ayuda humanitaria, reformas políticas. Pero la suerte del dictador no es explícitamente evocada y el CNT de Bengasi ha rechazado inmediatamente esta iniciativa. En la sombra, miembros de la Liga Árabe también se activan. Está también el representante especial del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, un antiguo ministro jordano de asuntos exteriores. Y finalmente Catherine Ashton que, con retraso, intenta existir en este expediente como responsable de la política exterior y de seguridad de la Unión Europea.

Todo esto significa muchas reuniones y movimientos de pasillos mientras emisarios e intermediarios diversos, más o menos mandatados por los hijos de Gadafi exploran esta compleja geografía política.

En fin, otros contactos pasan por ciertos países de los "BRIC".

Reunidos el miércoles y el jueves en China, los representantes de Brasil, Rusia, China, India y Africa del Sur han condenado los "bombardeos en Libia". "Compartimos el principio de que el uso de la fuerza debe ser evitado", escriben en un comunicado común que aboga por una solución política negociada.

¿Qué pasa con Gadafi mientras tanto? Está estupendamente, según la televisión libia que ha difundido imágenes presentadas como fechadas el sábado 9 de abril y mostrando al "Guía" visitando una escuela bajo las aclamaciones de los niños.




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