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Adictos a la lujuria: en recuerdo de Eduardo

EL SALERO*.- Este sábado 14 de mayo se cumplen 28 años de la muerte del músico Eduardo Benavente, líder de la banda Parálisis Permanente y personaje clave de la revolución cultural de los 80 en España.


 "En la presentación de Parálisis Permanente, el grupo se encargó de crear ambiente siniestro con luces muy tenues y una soga de ahorcado colgada del escenario. Eduardo salió al escenario en medio de un ambiente tétrico y siniestro y de repente se escucha desde el fondo de la sala a Los Resetas, una banda punk de la época, que se acercan al escenario cantando el "cumpleaños feliz" y con una tarta enorme en las manos, y nada más llegar al borde del escenario se la tiran a Eduardo a la cara, salpicando a todos los demás miembros del grupo, Nacho Canut incluido. De pronto Eduardo rompe a llorar, y Lorenzo, gerente del Rock Ola, tuvo que entrar en los camerinos a suplicarle al grupo que actuara, porque se habían escondido para llorar a gusto." (www.nuevaola80.com)


Como en tantos casos, la muerte truncó la carrera de una de las bandas más prometedoras nacidas en Madrid. Eduardo Benavente, batería de Alaska y los Pegamoides, se convirtió en el motor de Parálisis Permanente, una banda inequívocamente punk que pudo cambiar radicalmente la visión global de la nueva música española. El 14 de mayo de 1983 la carretera nos lo arrebató.

Durante mucho tiempo se dio por sobreentendido que Parálisis Permanente era una ramificación de Alaska y los Pegamoides, un divertimento de su batería, Eduardo Benavente, en el que inicialmente le acompañó Nacho Canut y que encontraría su forma definitiva cuando se incorporó Ana Curra, teclista de Alaska y los Pegamoides que desde 1981 se había convertido, también, en novia de Eduardo, sin importarle ser cuatro años mayor que él.

Eso era verdad, aunque las cosas bien pudieron ser diferentes, porque después de la disolución de Alaska y los Pegamoides, quien parecía que podía convertirse en la figura carismática y arquetípica de la movida madrileña, por encima de olvidos mexicanos e hijos autrohúngaros de directores de cine, era Eduardo Benavente Pérez, pero no adelantemos acontecimientos...

Alaska y los Pegamoides fue el nuevo proyecto de cuatro de los integrantes de Kaka de Luxe: Alaska, Carlos Berlanga, Nacho Canut y Manolo Campoamor, a los que sucesivametne se fueron incorporando, con mayor o menor fortuna, otros nombre que con el paso del tiempo se convertirían en personajes básico de la "movida", como Poch, Javier Urquijo -el mayor de los hermanos fundadores de Secretos-, Javier Pérez Grueso, Fabio McNamara, Ana Curra o Alvaro Torres -él era el batería que aparecería en "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón", primer largometraje de Pedro Almodóvar-. Le expulsaron de los Pegamoides por pretender que todos los integrantes del grupo salieran a actuar disfrazados de la abeja Maya.

En febrero de 1980, Alaska y los Pegamoides ya es una realidad: una banda de culto, con seguidores fieles, y su "puesta de largo" se produce en el famoso concierto de homenaje a Canito, batería de Secretos fallecido pocas semanas antes, en Nochevieja, en accidente de tráfico. La formación , ya casi estabilizada del todo, la componían Alaska, Carlos, Nacho, Ana Curra. No hay batería, sino caja de ritmos, una limitación que todos estaban de acuerdo en que había que solucionar, habida cuenta de que estaban a punto de firmar un contrato discográfico para grabar su primer single, así que en marzo se pusieron a efectuar pruebas de selección de baterías a las que se presentó Jorge Árboles "Toti", acompañado por su amigo Eduardo Benavente, que quería tocar la guitarra. Eduardo se sintió inmediatamente atraído por Ana Curra, así que se presentó de nuevo en el local para, esta vez, hacer la prueba como batería, siendo admitido de inmediato, según comentó Alaska, por su imagen "parchís", con camisetas de colores.

Eduardo no procedía del hiperespacio. A finales de los 70 ya había formado un embrión de grupo con un tal Nacho Cano -¡sí: el de Mecano!-, en el que Eduardo cantaba, Nacho tocaba la guitarra y "Toti" tocaba la batería, pero como Eduardo y Nacho no se aguantaban -a Eduardo le gustaban los Rolling Stones, mientras que Nacho pretendía hacer versiones de Supertramp-, la cosa no pasó de unos pocos ensayos. Poco después formó un nuevo grupo, Plástico, junto a Rafa Gutiérrez -que entonces "sólo" era hermano de Felipe "Lipe", el bajista de Tequila; luego sería mucho más conocido como Rafa G, guitarrista de Hombres G-, en donde ya tocaba la batería. No iba a ser su única aventura extra-pegamoide, ya que también tocó la batería con Las Chinas y, también en 1980 montó junto a su hermano Javier otra banda, Escaparates, muy en la línea Tequila.

Y con Eduardo convertido en un "pegamoide" más, se pudo grabar el primer single de la formación, "Terror en el hipermercado/El hospital". Eduardo iba a ser un catalizador impresionante para empujar el grupo hacia delante: era ambicioso, el más músico de todos ellos, el más rockero, el más preocupado por aspectos técnicos (sonido, producción...) y, ante todo, quería ser una auténtica estrella del rock.

Lo más curioso es que, habiendo sido Ana Curra la que le gustó y le hizo decidirse a probar como batería de Los Pegamoides, con quien primero se enrolló fue con Alaska, manteniendo una relación de encuentro esporádicos que se mantuvo entre la Semana Santa de 1980 y el verano del año siguiente. Otro flirt de Eduardo iba a provocar un auténtico terremoto en su forma de acercarse a la música: después de los conciertos que el grupo punk británico The Modettes (banda completamente femenina) ofreció durante varios días en el Teatro Martín de Madrid -y en los que Alaska y los Pegamoides actuaban como teloneros-, Eduardo terminó liándose con una de ellas, hasta el punto de seguirla hasta Londres.

Allí se encontró con una escena musical completamente opuesta a la filosofía ye-yé que imperaba en la "nueva ola" madrileña. Bandas como Killing Joke, Joy Division, The Cure o Siouxsie and the Banshees mostraban descarnadamente las tripas del rock con un sonido intenso y denso y una imagen oscura y tétrica. Todo muy siniestro y... gótico. Esa es la palabra que se acuñó enseguida. Cuando Eduardo regresa a España tiene una idea muy clara en la mente, que se fragua en la transformación de Escaparates e Parálisis Permanente a finales de 1980, manteniendo a su hermano Javier, además de embarcar en el nuevo proyecto a Nacho y Johnny Canut. Nacho toca el bajo, igual que en Los Pegamoides, y Eduardo la guitarra. Entusiasmado por lo vivido en Londres, en los primeros meses del año siguiente regresa a la capital británica, esta vez con Alaska y Ana, y el cambio de mentalidad que ya había experimentado Eduardo se iba a hacer extensivo a sus compañeros en Los Pegamoides, excepto Carlos Berlanga, que comienza a sentirse relegado en su papel de líder frente al empuje de Eduardo, que influye decisivamente en el sonido general del grupo y en el tipo de música que todos los demás empiezan a escuchar con satisfacción.

La situación alcanza su máximo punto de crispación un día que Los Pegamoides se presentaron en Hispavox para hablar sobre la grabación de su segundo single, "Otra dimensión / Quiero ser un bote de Colón / Salir", y tanto Eduardo como Nacho se niegan a darle la mano a un directivo de la compañía. La anécdota, lejos de quedarse en eso, provoca, por una parte que Hispavox excluya a los dos en el nuevo contrato y, por otra parte, que Carlos Berlanga exija (y logre) que se expulse a Eduardo del seno de la banda. Pero como pocas semanas después es readmitido, el malestar de Carlos ya no deja lugar a dudas y ese mismo verano, en medio de la grabación del primer álbum de Alaska y los Pegamoides, "Grandes Éxitos", Berlanga abandona a su vez la banda, Eduardo, con su poder mucho más patente, se hace con la guitarra por la que quiso entrar en el grupo y su lugar pasa a ocuparlo su viejo amigo "Toti".

Paralelamente, la carrera de Parálisis Permanente empieza a desarrollarse plenamente. Entre el público y los medios de comunicación comienza a establecerse la dicotomía entre Los Pegamoides (la banda comercial, poppy, frívola) y Parálisis Permanente alcanza rápidamente un estatus de reconocimiento popular en los ambientes musicales, con canciones como "Autosufiencia", "Tengo un pasajero", "Quiero ser santa" (escrita por Alaska y Ana Curra), o sus versiones del "Héroes" de David Bowie y el "I wanna be your dog" de Iggy Pop.

Las circunstancias son, aparentemente, propicias para el grupo, pero las compañías discográficas tradicionales no se atreven con el sonido de la nueva banda, por mucho que sea el prestigio acumulado en tan poco tiempo. Lo mismo sucede con otras formaciones que se han impregnado paralelamente de los sonidos procedentes del Reino Unido. En esa situación, Eduardo, junto con los fundadores de Tres Cipreses, entra en contacto con una empresa de Navarra, Tic Tac, que fabrica discos a precios muy ventajosos, y ofrece a sus amigos Gabinete Caligari la posibilidad de editar un Ep compartido que grabarían en Doublewtronics, un estudio recién abierto, que cuenta también con tarifas muy asequibles y un técnico, Jesús N. Gómez, de solvencia suficiente. Puesto todos de acuerdo, la grabación se realiza en octubre de 1981, con la colaboración de Jaime "Caligari" a la guitarra, sustituyendo a Javier Benavente, que ha preferido dejar de hacer música para convertirse en road manager de Alaska y Pegamoides.

El 29 enero de 1982 recibían las mil copias prensadas de Tic Tac, que se agotarán a los pocos días. La sensación es tal que Fernando Urrutia, Andrés Cuadrado y Antonio Morales -los fundadores de Tres Cipreses- reeditan más tarde este single con una portada diferente para hacer frente a la gran demanda creada en las tiendas de discos. Mientras se termina de constituir la nueva compañía. Eduardo aprovecha el ofrecimiento de Servando Caballar -que ya tiene en marcha el sello DRO- para lanzar cuatro nuevas canciones -"Quiero ser santa / Un día en Texas / Unidos / Yo no"- en el segundo Ep de Parálisis, en el que sigue colaborando a la guitarra Jaime, además de reeditar el anterior para no desabastecer las tiendas de discos ante la enorme demanda que se está viviendo en las calles de Madrid.

Sin embargo, un conflicto estaba comenzando a nacer: Nacho Canut, amigo de Carlos desde más tiempo atrás que de Eduardo, va alejándose progresivamente de éste último, hasta desembocar en su marcha de Parálisis Permanente, que pasa a ser, hasta su triste fin, en la máxima expresión de la energía rock de Eduardo, al que acompaña Johnny Canut -a la batería- y al que se incorpora al bajo el donostiarra Rafa Balsameda, ex-Glutamato Ye-yé. La marcha de Nacho se produce pocas semanas antes de la grabación del esperadísimo primer álbum de Parálisis Permanente, "El acto", que se graba en Doublewtronics en julio de 1982, y que será, durante mucho tiempo, el disco independiente que más ventas alcance, demostrándose el enorme peso específico de la banda, en la que ya figura, como "artista invitada", Ana Curra.

Ana y Eduardo habían una relación sentimental cada vez más sólida, lo que unido a los malos rollos existentes con el intermitente Carlos Berlanga, iban a provocar la definitiva disolución de Alaska y los Pegamoides, fraguada tras el verano de 1982. Nacho y Carlos se convierten en Dinarama, haciendo sitio rápidamente a Alaska -se incorporó esas Navidades-, mientras que Eduardo y Ana -y "Toti"- centran todos sus esfuerzos en Parálisis Permanente, convirtiéndose en muy poco tiempo en la banda más importante de la incipiente escena musical independiente nacional.

La efervescencia musical es impresionante. Ana Curra, animada por Eduardo, que le presta toda su colaboración, se lanza también a la creación musical al frente de Los Seres Vacíos, grupo inspirado en Siouxie and the Banshees, que nace con la intención de no actuar en directo, y que debuta on un maxi-single de dos canciones, grabadas en noviembre de 1982 con producción de Eduardo. Pocas semanas después Parálisis Permanente vuelve a los estudios para grabar el que será, aunque jamás se hubiera podido imaginar, su último single, "Nacidos para dominar / Sangre". Son momentos espectaculares, que Parálisis Permanente vive a tope, con actuaciones que les hacen recorrer toda la geografía española.

Precisamente iban de camino de un bolo en la plaza de toros de Zaragoza cuando Parálisis Permanente entró de lleno en la leyenda, de la forma más trágica que pueda imaginarse.

Aquel maldito 14 de mayo, sábado para más señas, a eso de las cinco de la tarde, llovía intensamente sobre la autopista A-68, como señalaron los periódicos de la época. Ana Isabel Fernández (Ana Curra), Jorge Árboles Sánchez (Toti) y Eduardo regresaban de un concierto de Parálisis Permanente en León y se dirigían a Zaragoza para participar en el festival en el que también actuaban Alaska y Dinarama. Ana conducía el coche, un Seat Ronda, matrícula M-3458-EX, en el momento en el que la lluvia le hizo patinar y salirse de la carretera en el kilómetro 17 de autopista, a la altura de la localidad riojana de Alfaro. Después de dar varias vueltas de campana, el coche se detenía. Ana y "Toti" sólo tenían heridas leves, pero Eduardo, sentado en el asiento del copiloto, fallecía prácticamente en el acto. Apenas tenía veinte años...





*Artículo publicado en El Salero, Publicaciones Digitales Mercurio, el 30/07/208, con información de Discos Dro,  www.angelfire.com, www.munster-records.com, www.lascallesdelpop.net,www.popes80.com, www.nuevaola80.com, y www.popmadrid.com. Las imágenes de Parálisis son de www.angelfire.com y la portada del disco de www.munster-records.com. La cita del comienzo es de la sección de curiosidades de www.nuevaola80.com




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