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Historias grabadas en piedra: enseñanzas de antiguos terremotos

Desde su creación en 1972, Programa Internacional de Ciencias de la Tierra (PICG) ha atraído un abanico impresionante de proyectos centrados en cuestiones geológicas fundamentales para las sociedades actuales. Hasta la fecha se han realizado más de 335 proyectos en 150 países con la participación de miles de científicos. A la luz de su 40º aniversario, hay mucho para contar y el PICG decidió celebrar con una publicación de estas Historias grabadas en piedra. En estas semanas antes de la celebración oficial, utilizaremos una selección de historias para presentar los 5 grandes temas de trabajo del programa: el Cambio Global; la Mitigación de Riesgos Geológicos; la Hidrogeología; los Recursos Terrestres; y las profundidades de la Tierra.

Una de ellas es la historia del proyecto PICG 567 sobre antiguos terremotos, lo que nos pueden contar del pasado, y como nos pueden ayudar a preparar el futuro.

Aunque la arqueosismología (el estudio de los antiguos terremotos por medio de los indicadores que permanecen en el registro arqueológico) tiene un historial que se remonta a las excavaciones precursoras de Schliemann en Troya, Evans en Cnosos y Schaefer en Ugarit a finales del siglo XIX y principios del XX, se trata esencialmente de una disciplina joven y pujante que algunos sismólogos han acogido con mucha reserva. Muchos de ellos ponen en tela de juicio el que se puedan utilizar con confianza como indicadores de terremotos los fenómenos culturales, como por ejemplo, las capas de destrucción, elementos patrimoniales afectados (las construcciones desplazadas por la ruptura en la superficie, por ejemplo, los viaductos), los daños estructurales sufridos por los edificios, las señales de reparaciones, las narraciones históricas y los mitos.

Ahora bien, el problema con que tropiezan los profesionales de los riesgos sísmicos es que el registro de terremotos obtenido con sismógrafos es demasiado breve y el registro histórico es demasiado incompleto. Los catálogos históricos solo registran un porcentaje minúsculo de las sacudidas de fuerza considerable que han golpeado a una región a lo largo de siglos y milenios; esas ‘poblaciones’ faltantes en los registros de los terremotos atenúan el valor de las evaluaciones fiables de los riesgos sísmicos, pero el registro arqueológico puede reforzar y acrecentar ese archivo histórico. Más aún, al ampliar el registro de los terremotos más allá de las fuentes escritas, la arqueosismología hace de puente entre la sismología basada en instrumentos y la sismología histórica, por un lado, y la paleosismología y la geología de los terremotos, por otro. Solo la integración de todas las posibles pruebas de terremotos del pasado nos permite hacer progresar nuestra comprensión de la compleja historia de los terremotos de una región. La arqueosismología puede ser una fuente legítima y complementaria de información sobre los riesgos sísmicos.

Lo que impide que la arqueosismología sea una disciplina científica madura es su carencia de una metodología rigurosa y transparente. Hasta la fecha, muchos profesionales han propuesto planes para codificar las investigaciones arqueosismológicas, pero como en la mayoría de los casos esos planes se han concebido a partir de una sola disciplina científica y adolecen de no tomar en cuenta el problema principal de la arqueosismología, a saber, el carácter interdisciplinario de las pruebas que debe analizar. La arqueosismología requiere los conocimientos especializados de historiadores, antropólogos, arqueólogos, geólogos, sismólogos, geofísicos, arquitectos e ingenieros de estructuras. Integrar los principios y las prácticas de una gama tan amplia de disciplinas es el mayor reto y el principal atractivo de la arqueosismología.

El PICG 567 hizo frente a ese reto no solo agrupando a los principales profesionales del mundo en arqueosismología, sino además ampliando aquel núcleo con científicos jóvenes y en ciernes, e integrando nuestras actividades con los profesionales de la paleosismología y con la sismología histórica y sismología instrumental. Con nuestros colegas del grupo especializado en paleosismología y tectónica activa de la INQUA (Unión Internacional para la Investigación del Cuaternario), el PICG 567 inició una nueva tradición de talleres conjuntos sobre el terreno, el primero de los cuales se organizó en 2009 en el yacimiento arqueológico de Baelo Claudia (Bolonia, Cádiz) en el sur de España; el segundo se celebró en 2011 en Corinto (Grecia), y se han previsto un tercero en 2012 en Morelia (México) y un cuarto en 2013 en Aquisgrán (Alemania).

La confrontación de ideas en esos talleres ha elevado definitivamente la disciplina a un nivel que hace que ahora se considere que las pruebas arqueosismológicas son una fuente complementaria de datos sobre terremotos en todo el abanico de enfoques de las ciencias sismológicas. Durante el período abarcado por el PICG 567, han madurado más los principios y las prácticas arqueosismológicos al estrechar su relación con otras disciplinas de las ciencias sismológicas. Esos esfuerzos en pro de la integración se expresan claramente en los trabajos publicados y ofrecen una muestra de la complejidad a que se enfrentan los arqueosismólogos. Está previsto publicar en 2012 un nuevo libro de texto sobre arqueosismología, que constituirá un legado duradero del PICG 567. El vigor de esta nueva comunidad (muy activa en los medios de comunicación social: paleoseismicity.org) también ha aumentado la notoriedad de nuestra labor, no solo en la comunidad científica, sino también entre un amplio público. El PICG 567 se convirtió en un incentivo para que interviniera nuestra comunidad en actividades de comunicación y divulgación sobre ciencias de la Tierra destinadas a las comunidades locales en cada uno de los talleres sobre el terreno y asimismo a diversos medios de comunicación internacionales.

Hay un ámbito más amplio de aplicación de nuestras actividades, porque tienen claramente importantes beneficios sociales. Como puso de manifiesto el derrumbe de la espléndida ciudadela antigua de Bam, el mayor edificio de adobe del mundo y Sitio del Patrimonio Mundial, durante el devastador terremoto que sacudió esa antigua ciudad iraní, los sitios del patrimonio cultural están amenazados de destrucción por terremotos. Hay una clara necesidad, cada día mayor, de comprender cómo reaccionan los edificios y monumentos antiguos cuando se abre y tiembla el suelo. Nuestra labor también contribuye a nuestra comprensión de la historia antigua, al dilucidar porqué algunas ciudades fueron abandonadas o por qué decayeron sociedades que habían alcanzado la madurez, y al afrontar la cuestión del perdurable atractivo de las líneas de falla que llevan a los pueblos, lo mismo antiguos que modernos, a asentarse a lo largo de zonas de peligro persistente. Al poner de relieve cómo hicieron frente sus antepasados a los terremotos, la arqueosismología debería desempeñar un papel clave en el fomento de una mejor preparación ante los terremotos de las comunidades modernas que se hallan igualmente amenazadas.

Al respecto, el legado que dejará el PICG 567 será una sólida comunidad de profesionales bien dispuestos hacia la arqueosismología, que propugnan un enfoque global que en último término contribuirá a que se instaure una cultura sísmica esencial en la región Alpina-Himalaya, en la que cada cierto tiempo se debe afrontar una inevitable catástrofe de origen sísmico.

Uno de los miembros del proyecto, Iain Stewart, hará una presentación durante la celebración del 40° aniversario del PICG, el 22 de Febrero 2012 en la Sede de la UNESCO.

UNESCOPRESS




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