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Brasil: El dilema de Dilma

Gisella Evangelisti, SERVINDI.- La Constituci贸n otorga a la presidenta de Brasil el derecho de veto a la reciente reforma del C贸digo Forestal que seg煤n los ambientalistas permitir谩 una deforestaci贸n brutal de la Amazon铆a. ¿La vetar谩?

En la mesa de la presidenta de Brasil est谩 el documento de la controvertida reforma al C贸digo Forestal, aprobada el 25 de abril por el Congreso despu茅s de a帽os de tira y afloja, que seg煤n los ambientalistas dar谩 v铆a libre a una deforestaci贸n brutal en la Amazon铆a, por amnistiar a quien deforest贸 ilegalmente antes del 2008, reducir las superficies de protecci贸n en zonas ecol贸gicamente fr谩giles alrededor de los r铆os, en las cumbres de las colinas, en las haciendas con presencia de bosques. “Un verdadero asalto al bosque amaz贸nico”, “un desastre anunciado”, se lee en muchos t铆tulos de la prensa internacional.
La Constituci贸n otorga a Dilma Roussef un plazo de quince d铆as para vetarla, y as铆 mantener las promesas hechas en la campa帽a electoral a favor de la conservaci贸n de la Amazon铆a, y presentarse con orgullo frente a los representantes del mundo en la pr贸xima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el ambiente, que se tendr谩 en junio (la Rio + veinte).
Al otro lado, la bancada de los “ruralistas”, los diputados apoyados por los terratenientes que financian su campa帽a electoral, tienen un exorbitante poder en la C谩mara. Mientras el censo del 2010 la poblaci贸n rural representa solo el 16% de la poblaci贸n, el Frente Parlamentario Agropecuario est谩 compuesto de 268 diputados,que corresponde al 52% de los elegidos. (Los votos a favor del C贸digo fueron 274, los contrarios 184).

Los “ruralistas” quieren expandir el agro negocio, haciendo de Brasil un gran exportador de alimentos y biocombustibles, a expensas de los peque帽os agricultores que practican una agricultura sostenible, y del mill贸n y medio de campesinos miembros del Movimento dos Trabalhadores Sem Terra, (MST) que siguen reclamando poder trabajar en terrenos mantenidos improductivos. No solo a expensas de ellos, avisan los ambientalistas como Greenpeace. Si gana el C贸digo, perder谩 el planeta.
Mientras diez ex ministros de ambiente brasileros han dirigido a Dilma una petici贸n para que vete el C贸digo, todo el mundo retiene el aliento, esperando que la presidenta detenga con su firma el malhadado C贸digo. Est谩n discurriendo r谩pidamente los 15 d铆as del plazo, mientras el documento sigue en sus manos. ¿Lo vetar谩?

Dilma Roussef, economista, es la primera mujer en la historia de Brasil a ocupar el cargo de presidenta. “Una mujer de armas tomar”, la definen algunos, a pesar de su sonrisa y su elegancia discreta, no refiri茅ndose solo a su pasado de miembro de grupos armados en lucha contra la dictadura, que la detuvo y tortur贸, sino a su determinaci贸n como mandataria. En un a帽o y medio de gobierno ha eliminado diez ministros, ocho de los cuales por corrupci贸n, y ha criticado duramente los bancos, que a pesar de su situaci贸n fl贸rida, practican tipos alt铆simos… Los mass media de la poderosa Rede Globo no la ensalzan, pero su popularidad ha llegado al 77% de aceptaci贸n.

“No es mi car谩cter a ser dif铆cil, es mi funci贸n”, aclara Dilma. “Debo resolver problemas y conflictos, sin descanso. No soy criticada porque dura, sino porque mujer. Soy una mujer dura, en medio de hombres “suaves””. Acostumbrados, por ejemplo, al intercambio de “favor con favores” que contamina la vida pol铆tica brasile帽a y que Dilma aborrece.

Por cierto, no es f谩cil manejar “o pa铆s mais grande do mundo”, que se ha vuelto recientemente sexta potencia mundial, (superando a Gran Breta帽a), que posee el 60 por ciento de la floresta pluvial m谩s extensa del planeta, grandes reservas de agua dulce, y produce la mitad del PIB latinoamericano. Un pa铆s con tremendas desigualdades sociales, pero a la vez un porcentaje de paro del 4,7%, que es la mitad del europeo, y puede atraer a j贸venes ingenieros extranjeros en sus planes de desarrollo de las industrias e infraestructuras del pa铆s. Un Brasil en pleno auge que reclama un rol de mayor relieve entre los pa铆ses emergentes y en el mundo, donde est谩n declinando la potencia de los Estados Unidos y de Europa. Dilma se ha propuesto erradicar la pobreza y a la vez mantener su prestigio adquirido en la primera Cumbre para el Ambiente, realizada en R铆o en 1992, conservando la Amazon铆a.

Casi la mitad de los bosques en Brasil son protegidos oficialmente por ser reservas o parques nacionales, ¿no son suficientes? Opinan los “ruralistas”.

No, no lo son, porque es una protecci贸n en gran parte te贸rica, rebaten los ambientalistas, pues los bosques son constantemente invadidos por madereros y agricultores ilegales. Y ¿qu茅 puede hacer contra los invasores un guardia armado a cargo de 1800 Kmq de bosque? ¿C贸mo hacer respetar la ley a los fazenderos que razonan con el plomo?

Los caminos de la Amazon铆a, de hecho, siguen regados de sangre. 1585 asesinatos en los conflictos por la tierra entre 1985 y 2010, son denunciados por la Comisi贸n Pastoral de la Tierra (CPT), ligada a la Iglesia cat贸lica, y solo 91 de ellos fueron procesados. Las v铆ctimas son dirigentes campesinos, ambientalistas, monjas y sacerdotes que luchan contra el trabajo semi esclavo y a favor de una agricultura sostenible. Entre los pocos delitos punidos, el de Dorothy Stang, una risue帽a monja estadounidense que despu茅s de cuarenta a帽os al lado de los campesinos pobres, apoyando un proyecto de agricultura sostenible llamado “la Esperanza”, en Anap煤, Par谩, fue matada en 2005 por dos pistoleros que recibieron una recompensa de 24 mil d贸lares por dos fazenderos locales que quer铆an liberarse de ella. Los cuatro siguen en la c谩rcel, como excepci贸n que justifica la regla.

Desde su primer mandato, Lula a trav茅s del IBAMA (Instituto Brasile帽o del Medio ambiente y Recursos Renovables), trat贸 de hacer un reordenamiento del territorio, establecer d贸nde y c贸mo se pod铆a reutilizar las tierras deforestadas y desgastadas. Y la deforestaci贸n ha bajado, aun cuando sus niveles siguen alarmantes. Prometi贸 tambi茅n con la Reforma Agraria utilizar tierras para 400 mil familias de campesinos sem terra, pero la entrega fue lent铆sima y lleg贸 a pocos millares de familias, mientras el BNDES, (Banco Nacional de Desenvolvimento do Brasil), segu铆a financiando los fazenderos. Ellos mantienen desde la 茅poca de la independencia, y despu茅s con la ocupaci贸n continua e ilegal de tierras un poder desp贸tico en las zonas rurales, y como se ha visto, exorbitante en el Parlamento.

Lula, proveniente del ambiente obrero urbano, hizo un gesto de buena voluntad hacia los pueblos amaz贸nicos nombrando como Ministra para el Ambiente, una joven zamba del Acre, Marina Silva, hija de serigueiros, y ella misma en su infancia recolectora de caucho, para ayudar la familia. Analfabeta hasta los catorce a帽os por no tener escuelas en el campo, fue compa帽era de lucha de Chico Mendes, el dirigente sindical que por promover un extractivismo sostenible, fue asesinado en 1988 en Xapur铆 por fazenderos.

Marina, como ministra (y 煤ltimamente como representante del Partido Verde) ha levantado su voz en numerosas sedes contra los riesgos del agro negocio, que envenena tierras, aguas y poblaciones locales con el uso excesivo de fertilizantes qu铆micos e insecticidas, difunde los transg茅nicos, concentra las tierras en pocas manos, y por ende, en vez de traer desarrollo empeora la alimentaci贸n y condiciones de vida de las poblaciones rurales.

En el gobierno Lula el trabajo de Marina encontr贸 m谩s obst谩culos del previsto, como cuando se produjo un choque con la ministra de Energ铆a, Dilma Roussef. Marina, preocupada por los impactos ambientales de muchas obras propuestas por Dilma, tuvo que dimitir.

Pues tambi茅n el tema energ茅tico es motivo de encendidas pol茅micas. Durante la presidencia de Dilma en el Consejo de Administraci贸n de la empresa estatal Petrobr谩s, Brasil ha conseguido utilizar el petr贸leo para sus necesidades energ茅ticas, y ahora como mandataria se ha propuesto de universalizar dentro del 2015 el acceso a la electricidad, a aproximadamente 30 millones de personas que todav铆a no la tienen. El gobierno de Lula ha apostado para el desarrollo de Brasil a la construcci贸n de grandes represas el茅ctricas. Una, la Belo Monte, est谩 siendo construida en el r铆o Xing煤, en el Par谩, entre las protestas de las poblaciones ind铆genas y ribere帽as que ven su modo de vida y su h谩bitat destruidos.

Pero, como Brasil no tiene grandes saltos de agua, se ha dirigido tambi茅n a los pa铆ses lim铆trofes, en especial a Per煤, que tiene un gran potencial energ茅tico poco utilizado, y ha firmado en 2010 un acuerdo con el presidente Alan Garc铆a para construir cinco grandes represas…..otra vez, en territorio amaz贸nico, habitado por pueblos ind铆genas ancestrales ya en situaci贸n critica, como los Ash谩ninka de la selva central o los Har谩kmbut de la regi贸n Madre de Dios, colindante con Bolivia. La construcci贸n de las obras, financiadas por el BNDES del Brasil, seg煤n recita el tratado, deber铆a ser muy ventajosa para Per煤, que dar铆a sus “excedentes de energ铆a” al pa铆s socio. Pero la “Folha de Sao Paulo” estima que, tras la ret贸rica de los acuerdos, estos excedentes ser铆an entre 70% y 80% para Brasil. El gobierno brasile帽o elude hablar de los graves da帽os sociales y ambientales que acarrear铆a para la Amazon铆a peruana este acuerdo, (todav铆a a ser ratificado por los respetivos Congresos), a la vez que rechaza el t茅rmino de “imperialista”. La pol茅mica est谩 servida.

La periodista Milagros Salazar, de “Comunicaciones Aliadas”, alerta que una mega represa en la Amazon铆a, con sus residuos org谩nicos, produce grandes cantidades de metano, un gas con efecto invernadero 20 veces m谩s contaminante que el di贸xido de carbono.

¿Cu谩les las alternativas, entonces? “Una es la producci贸n descentralizada de energ铆a, en miles de peque帽as hidroel茅ctricas que cada localidad podr铆a implantar”, asegura Sonia Maramanhao, representante del MAB (Movimento de Atingidos pelas Barragens, o Afectados por las Represas). “Esto ser铆a factible si los fondos federales destinados a las grandes obras, en cambio, fueran destinados a los alcaldes”. O si se utilizara la energ铆a limpia de las aguas andinas, en vez que las aguas amaz贸nicas, llenas de residuos org谩nicos. En fin, si se cambiara el paradigma energ茅tico, usando las energ铆as renovables, provenientes del sol, el viento, la geotermia, las biomasas, como ya se est谩 haciendo en muchos lugares del mundo.

No es para bromas. La floresta amaz贸nica es muy sensible al aumento de temperatura del Atl谩ntico tropical y una mayor deforestaci贸n provocar铆a efectos perversos. Un estudio de la Universidad inglesa de Leeds y del Amazon Environmental Research Institute se帽ala que en los 煤ltimos diez a帽os, en 2005 y 2010, ha habido dos grandes sequ铆as en la Amazon铆a: un fen贸meno que se daba cada cien a帽os. En 2010, los barcos de grande calado no pod铆an transitar el Amazonas que hab铆a reducido tremendamente su caudal, mientras 20 ciudades eran declaradas en emergencia. En Iquitos, el poderoso r铆o parec铆a alejarse cada vez m谩s, en la neblina calurosa de la tarde, desde el malec贸n de la ciudad del caucho. Los 谩rboles ca铆dos, al secarse, difundir谩n en los pr贸ximos cinco a帽os billones de toneladas de CO2. De pulm贸n del planeta, la Amazon铆a puede volverse un reservorio de gases da帽inos.

¿De cu谩l desarrollo entonces podr铆amos enorgullecernos, brasileros o no, si la reserva h铆drica del planeta se seca, si se destina al tacho la sabidur铆a de los pueblos ind铆genas que han manejado racionalmente los bosques por milenios, y a la extinci贸n la maravillosa variedad de las especies que encierra el bosque pluvial?

¡Veta Dilma!, se lee en los centenares de carteles levantados por los ambientalistas, animando la presidenta a ejercer su veto. Esperan que esta decidida luchadora contra la dictadura militar, tome ahora su pluma contra la dictadura de la codicia. Y firme para un desarrollo m谩s humano.

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