OPINI脫N de Andrea Gago Menor
Parte de un punto y va girando una y otra vez, dando vueltas alrededor de un centro del que a cada paso se aleja m谩s. La espiral est谩 presente en el dise帽o de la naturaleza, desde algunas mol茅culas a innumerables galaxias, y es, tambi茅n, una de las formas m谩s representadas por el ser humano desde sus or铆genes. Cada vuelta de espiral se va construyendo ampliando la anterior. Con la evoluci贸n del capitalismo, sus crisis c铆clicas y ciertas recetas “milagrosas” pasa algo semejante, y es tal vez eso lo que explica que tantas personas nos encontremos viviendo un d茅j脿 vu que nos deja con los pies helados y las tripas revueltas.
La crisis que ha comenzado a afectar a ampl铆simas capas de la poblaci贸n en Europa no es la primera del capitalismo. Si este sistema contin煤a vivo, tampoco ser谩 la 煤ltima: adem谩s de recurrentes e inevitables, las crisis son su alimento m谩s nutritivo y reconstituyente. Los pa铆ses centrales o poderosos (con respecto a los perif茅ricos lo m谩s veraz ser铆a hablar de “crisis permanente”) han vivido tres grandes crisis, entre otras de menor importancia. Como explican Joan Junyent y Miren Etxezarreta [1], “cada una de ellas marca el final de una gran etapa y las medidas adoptadas para salir de cada una de estas crisis definen la fase siguiente del capitalismo”.
El final de la primera Gran Depresi贸n (1873-1896) dio lugar a la aparici贸n de las grandes empresas y a la expansi贸n del capitalismo desde los mercados nacionales hacia el exterior; mientras que la violencia de la siguiente crisis, la m谩s grave por el momento, convenci贸 incluso a las clases dominantes de la necesidad de que el Estado interviniese en la econom铆a. Tras la II Gran Depresi贸n (1929-1939) y la II Guerra Mundial (1939-1945) triunf贸 el keynesianismo [2] y, gracias al establecimiento de los programas sociales, se alcanz贸 el denominado “Estado del Bienestar”. Para llegar al momento anterior a la crisis actual, es decir, al capitalismo mundial o globalizaci贸n, todav铆a faltaba una: la que se prolong贸 desde 1966 a los a帽os 80, seg煤n los pa铆ses.
Mismos actores, misma pel铆cula
Como dec铆amos, cada una de estas crisis se ha ido superando con medidas nuevas, lo que ha ido dando lugar a las diferentes fases del capitalismo. Sin embargo, en la actualidad se est谩n imponiendo recetas muy conocidas a los pa铆ses de la Uni贸n Europea: las neoliberales, las que ya se ensayaron a fondo en Am茅rica Latina a partir del golpe de Estado de Chile (1973) y, sobre todo, desde finales de los 80. Los poderes dec铆an que las reformas estaban dise帽adas para solucionar los problemas de subdesarrollo y deuda externa de los pa铆ses. Los resultados son conocidos: saqueo de recursos naturales, privatizaciones, eliminaci贸n de sistemas de regulaci贸n de precios, represi贸n antisindical, incremento de las desigualdades, etc. La aplicaci贸n de estas pol铆ticas tuvo un impacto similar en los pa铆ses africanos. La destrucci贸n del Estado y las luchas por la supervivencia y el control de los recursos provocaron, como explica Mbuyi Kabunda [3], una gran inestabilidad pol铆tica y la generalizaci贸n de guerras civiles en las d茅cadas de los 90 y 2000.
Pero no salimos de la espiral: cada d铆a, los medios de comunicaci贸n nos escupen palabras y palabras sobre el paro, la bolsa, la necesidad de ajustes, la importancia de los sacrificios, la luz al final del t煤nel… El punto de vista que nos trasladan es el mismo: es la perspectiva de la ideolog铆a neoliberal, la de quienes tienen inter茅s en profundizar la crisis para sacar mayores beneficios. S贸lo hay que ver la cara de satisfacci贸n de la patronal espa帽ola al hablar de la reforma laboral de febrero de 2012 para constatar que algo de esto, al menos, hay [4]. El n煤mero de grandes (inmensas) fortunas pas贸 de 14 a 16 en Espa帽a durante 2011, seg煤n la revista Forbes. Es decir, que hay dos personas m谩s aqu铆 cerquita que cuentan con una fortuna que supera los mil millones de d贸lares.
Seg煤n la ideolog铆a neoliberal, la estabilidad monetaria debe constituir el objetivo supremo de todos los gobiernos. Para lograrla se hace imprescindible, seg煤n explica Perry Anderson [5], una disciplina presupuestaria, una restricci贸n de gastos sociales y un incremento del paro: “la restauraci贸n de una llamada tasa natural de desempleo”, es decir, “la creaci贸n de un ej茅rcito de reserva de asalariados (batallones de desempleados) que permita debilitar a los sindicatos”. Los derechos sociales pasan a ser servicios mercantiles, mientras que el Estado no es m谩s que un ente ineficaz que no tendr铆a que hacer nada en la esfera econ贸mica.
Con sus diferencias, la ideolog铆a de la derecha espa帽ola que ahora mismo est谩 en el gobierno tiene mucho que ver con la del Tea Party estadounidense. Autoridad, religi贸n, patriotismo y libre mercado. Un libre mercado que no sea tan libre como para no poder “enchufar” a familiares y amigos en puestos bien remunerados, por supuesto, y tampoco como para no engullir todo el dinero p煤blico que sea posible para “sanearse”. Desde mayo de 2010 se ha ido desarrollando un ataque frontal y progresivo a los derechos sociales y al gasto social pero, a la vez, se han destinado sumas astron贸micas al rescate del sector financiero y del inmobiliario.
¿Y la democracia? Para Friedrich Hayek, uno de los padres del neoliberalismo, la democracia no constituye un sistema pol铆tico infalible: es, simplemente, un medio. Como explica Julia Evelyn Mart铆nez [6], los programas de ajuste estructural (PAE) impuestos en Centroam茅rica dos d茅cadas atr谩s “no necesitaron de la existencia de dictaduras militares y/o del autoritarismo pol铆tico”, sino que fueron impulsados por gobiernos civiles (sin entrar a ver en cu谩nto son o no son democracias reales). Con todas sus diferencias, el Chile de Pinochet (1973-1990), la Gran Breta帽a de Margaret Tatcher (1979-1990), los Estados Unidos de Ronald Reagan (1981-1989) y varios de los actuales gobiernos europeos comparten el grueso de las medidas econ贸micas puestas en marcha.
Algunos de estos gobiernos, como el irland茅s y el espa帽ol, han sido elegidos en las urnas. Otros, como el italiano y el griego, ya no. Para Jes煤s Gonz谩lez Pazos [7], “asistimos a aut茅nticos golpes de Estado que, definitivamente, prostituyen el llamado sistema democr谩tico europeo e imponen un fascismo social y financiero al servicio de las 茅lites econ贸micas y sus intereses”. No son tecn贸cratas quienes gobiernan estas rep煤blicasparlamentarias- que-ya-no-lo-son. Por poner s贸lo un ejemplo: Mario Monti, actual primer ministro de Italia, fue director europeo de la Comisi贸n Trilateral y miembro de la directiva del Grupo Bilderberg, as铆 como asesor de The Coca-Cola Company y de Goldman Sachs.
Salir de la espiral - laberinto
¿Se podr谩 evitar que los poderes contin煤en imponiendo las mismas medidas que han disparado las desigualdades y la pobreza en otros momentos y lugares? La espiral de ataques a quienes tienen menos se va haciendo cada vez m谩s violenta. Habr谩 que rechazar los chantajes de la deuda, el d茅ficit, la productividad, la ineficacia de lo p煤blico, etc. Ninguno de los recortes en educaci贸n, cultura o sanidad son necesarios, ni la reforma laboral, ni la de las pensiones (que vendr谩). Todas las medidas y recortes son opciones pol铆ticas.
Habr谩 que “sentir” que de verdad hay alternativas, identificar bien a qui茅nes les interesa esta crisis y este sistema. Los actores siguen siendo los mismos que los que identific贸 Jack London en 1908 en la novela “El tal贸n de hierro” y muchas de las frases que London pone en boca del obrero Ernest Everhard son id茅nticas a las que se contin煤an escribiendo hoy. Al periodista, por ejemplo, Everhard le dice: “Me parece que su tarea consiste en deformar la verdad de acuerdo con las 贸rdenes de sus patrones, los que, a su vez, obedecen la sant铆sima voluntad de las corporaciones”.
Las alternativas existen, a pesar de que, como dice Everhard a quienes tienen el poder, “sabemos, y lo sabemos al precio de una amarga experiencia, que ninguna apelaci贸n al derecho, a la justicia o a la humanidad podr铆a jam谩s conmoveros”. El pensamiento, la b煤squeda de las mejores alternativas, va desarroll谩ndose tambi茅n en espiral, m谩s cerca del pensamiento ind铆gena que del lineal “racionalismo” de Occidente: las teor铆as m谩s cl谩sicas contin煤an vivas (s贸lo hay que echar un ojo a las reediciones y “remarxterizaciones” de las obras de Carl Marx) y las m谩s actuales, como el decrecimiento y la soberan铆a alimentaria, cuentan cada d铆a con una base m谩s s贸lida. Perder miedo, recuperar ilusi贸n, reflexionar, actuar… ¿Por ah铆?
Parte de un punto y va girando una y otra vez, dando vueltas alrededor de un centro del que a cada paso se aleja m谩s. La espiral est谩 presente en el dise帽o de la naturaleza, desde algunas mol茅culas a innumerables galaxias, y es, tambi茅n, una de las formas m谩s representadas por el ser humano desde sus or铆genes. Cada vuelta de espiral se va construyendo ampliando la anterior. Con la evoluci贸n del capitalismo, sus crisis c铆clicas y ciertas recetas “milagrosas” pasa algo semejante, y es tal vez eso lo que explica que tantas personas nos encontremos viviendo un d茅j脿 vu que nos deja con los pies helados y las tripas revueltas.
La crisis que ha comenzado a afectar a ampl铆simas capas de la poblaci贸n en Europa no es la primera del capitalismo. Si este sistema contin煤a vivo, tampoco ser谩 la 煤ltima: adem谩s de recurrentes e inevitables, las crisis son su alimento m谩s nutritivo y reconstituyente. Los pa铆ses centrales o poderosos (con respecto a los perif茅ricos lo m谩s veraz ser铆a hablar de “crisis permanente”) han vivido tres grandes crisis, entre otras de menor importancia. Como explican Joan Junyent y Miren Etxezarreta [1], “cada una de ellas marca el final de una gran etapa y las medidas adoptadas para salir de cada una de estas crisis definen la fase siguiente del capitalismo”.
El final de la primera Gran Depresi贸n (1873-1896) dio lugar a la aparici贸n de las grandes empresas y a la expansi贸n del capitalismo desde los mercados nacionales hacia el exterior; mientras que la violencia de la siguiente crisis, la m谩s grave por el momento, convenci贸 incluso a las clases dominantes de la necesidad de que el Estado interviniese en la econom铆a. Tras la II Gran Depresi贸n (1929-1939) y la II Guerra Mundial (1939-1945) triunf贸 el keynesianismo [2] y, gracias al establecimiento de los programas sociales, se alcanz贸 el denominado “Estado del Bienestar”. Para llegar al momento anterior a la crisis actual, es decir, al capitalismo mundial o globalizaci贸n, todav铆a faltaba una: la que se prolong贸 desde 1966 a los a帽os 80, seg煤n los pa铆ses.
Mismos actores, misma pel铆cula
Como dec铆amos, cada una de estas crisis se ha ido superando con medidas nuevas, lo que ha ido dando lugar a las diferentes fases del capitalismo. Sin embargo, en la actualidad se est谩n imponiendo recetas muy conocidas a los pa铆ses de la Uni贸n Europea: las neoliberales, las que ya se ensayaron a fondo en Am茅rica Latina a partir del golpe de Estado de Chile (1973) y, sobre todo, desde finales de los 80. Los poderes dec铆an que las reformas estaban dise帽adas para solucionar los problemas de subdesarrollo y deuda externa de los pa铆ses. Los resultados son conocidos: saqueo de recursos naturales, privatizaciones, eliminaci贸n de sistemas de regulaci贸n de precios, represi贸n antisindical, incremento de las desigualdades, etc. La aplicaci贸n de estas pol铆ticas tuvo un impacto similar en los pa铆ses africanos. La destrucci贸n del Estado y las luchas por la supervivencia y el control de los recursos provocaron, como explica Mbuyi Kabunda [3], una gran inestabilidad pol铆tica y la generalizaci贸n de guerras civiles en las d茅cadas de los 90 y 2000.
Pero no salimos de la espiral: cada d铆a, los medios de comunicaci贸n nos escupen palabras y palabras sobre el paro, la bolsa, la necesidad de ajustes, la importancia de los sacrificios, la luz al final del t煤nel… El punto de vista que nos trasladan es el mismo: es la perspectiva de la ideolog铆a neoliberal, la de quienes tienen inter茅s en profundizar la crisis para sacar mayores beneficios. S贸lo hay que ver la cara de satisfacci贸n de la patronal espa帽ola al hablar de la reforma laboral de febrero de 2012 para constatar que algo de esto, al menos, hay [4]. El n煤mero de grandes (inmensas) fortunas pas贸 de 14 a 16 en Espa帽a durante 2011, seg煤n la revista Forbes. Es decir, que hay dos personas m谩s aqu铆 cerquita que cuentan con una fortuna que supera los mil millones de d贸lares.
Seg煤n la ideolog铆a neoliberal, la estabilidad monetaria debe constituir el objetivo supremo de todos los gobiernos. Para lograrla se hace imprescindible, seg煤n explica Perry Anderson [5], una disciplina presupuestaria, una restricci贸n de gastos sociales y un incremento del paro: “la restauraci贸n de una llamada tasa natural de desempleo”, es decir, “la creaci贸n de un ej茅rcito de reserva de asalariados (batallones de desempleados) que permita debilitar a los sindicatos”. Los derechos sociales pasan a ser servicios mercantiles, mientras que el Estado no es m谩s que un ente ineficaz que no tendr铆a que hacer nada en la esfera econ贸mica.
Con sus diferencias, la ideolog铆a de la derecha espa帽ola que ahora mismo est谩 en el gobierno tiene mucho que ver con la del Tea Party estadounidense. Autoridad, religi贸n, patriotismo y libre mercado. Un libre mercado que no sea tan libre como para no poder “enchufar” a familiares y amigos en puestos bien remunerados, por supuesto, y tampoco como para no engullir todo el dinero p煤blico que sea posible para “sanearse”. Desde mayo de 2010 se ha ido desarrollando un ataque frontal y progresivo a los derechos sociales y al gasto social pero, a la vez, se han destinado sumas astron贸micas al rescate del sector financiero y del inmobiliario.
¿Y la democracia? Para Friedrich Hayek, uno de los padres del neoliberalismo, la democracia no constituye un sistema pol铆tico infalible: es, simplemente, un medio. Como explica Julia Evelyn Mart铆nez [6], los programas de ajuste estructural (PAE) impuestos en Centroam茅rica dos d茅cadas atr谩s “no necesitaron de la existencia de dictaduras militares y/o del autoritarismo pol铆tico”, sino que fueron impulsados por gobiernos civiles (sin entrar a ver en cu谩nto son o no son democracias reales). Con todas sus diferencias, el Chile de Pinochet (1973-1990), la Gran Breta帽a de Margaret Tatcher (1979-1990), los Estados Unidos de Ronald Reagan (1981-1989) y varios de los actuales gobiernos europeos comparten el grueso de las medidas econ贸micas puestas en marcha.
Algunos de estos gobiernos, como el irland茅s y el espa帽ol, han sido elegidos en las urnas. Otros, como el italiano y el griego, ya no. Para Jes煤s Gonz谩lez Pazos [7], “asistimos a aut茅nticos golpes de Estado que, definitivamente, prostituyen el llamado sistema democr谩tico europeo e imponen un fascismo social y financiero al servicio de las 茅lites econ贸micas y sus intereses”. No son tecn贸cratas quienes gobiernan estas rep煤blicasparlamentarias- que-ya-no-lo-son. Por poner s贸lo un ejemplo: Mario Monti, actual primer ministro de Italia, fue director europeo de la Comisi贸n Trilateral y miembro de la directiva del Grupo Bilderberg, as铆 como asesor de The Coca-Cola Company y de Goldman Sachs.
Salir de la espiral - laberinto
¿Se podr谩 evitar que los poderes contin煤en imponiendo las mismas medidas que han disparado las desigualdades y la pobreza en otros momentos y lugares? La espiral de ataques a quienes tienen menos se va haciendo cada vez m谩s violenta. Habr谩 que rechazar los chantajes de la deuda, el d茅ficit, la productividad, la ineficacia de lo p煤blico, etc. Ninguno de los recortes en educaci贸n, cultura o sanidad son necesarios, ni la reforma laboral, ni la de las pensiones (que vendr谩). Todas las medidas y recortes son opciones pol铆ticas.
Habr谩 que “sentir” que de verdad hay alternativas, identificar bien a qui茅nes les interesa esta crisis y este sistema. Los actores siguen siendo los mismos que los que identific贸 Jack London en 1908 en la novela “El tal贸n de hierro” y muchas de las frases que London pone en boca del obrero Ernest Everhard son id茅nticas a las que se contin煤an escribiendo hoy. Al periodista, por ejemplo, Everhard le dice: “Me parece que su tarea consiste en deformar la verdad de acuerdo con las 贸rdenes de sus patrones, los que, a su vez, obedecen la sant铆sima voluntad de las corporaciones”.
Las alternativas existen, a pesar de que, como dice Everhard a quienes tienen el poder, “sabemos, y lo sabemos al precio de una amarga experiencia, que ninguna apelaci贸n al derecho, a la justicia o a la humanidad podr铆a jam谩s conmoveros”. El pensamiento, la b煤squeda de las mejores alternativas, va desarroll谩ndose tambi茅n en espiral, m谩s cerca del pensamiento ind铆gena que del lineal “racionalismo” de Occidente: las teor铆as m谩s cl谩sicas contin煤an vivas (s贸lo hay que echar un ojo a las reediciones y “remarxterizaciones” de las obras de Carl Marx) y las m谩s actuales, como el decrecimiento y la soberan铆a alimentaria, cuentan cada d铆a con una base m谩s s贸lida. Perder miedo, recuperar ilusi贸n, reflexionar, actuar… ¿Por ah铆?
*Andrea Gago Menor. Redacci贸n Pueblos - Revista de Informaci贸n y Debate. Este art铆culo ha sido publicado en el n潞 51 de Pueblos - Revista de Informaci贸n y Debate- Segundo Trimestre de 2012.
Versi贸n en euskera aqu铆.
[1] Junyent, Joan; y Etxezarreta, Miren (2009): “Elementos fundamentales para entender c贸mo funciona el capitalismo y su evoluci贸n hist贸rica”, en Informes de Econom铆a, n潞6, Apuntes te贸ricos para entender la crisis, Seminari d'Economia Cr铆tica Taifa, Barcelona.
[2] John Maynard Keynes en 1936. Defiende que el mercado no tiende, por s铆 solo, al pleno uso de los factores productivos o medios de producci贸n (incluyendo el capital y trabajo).
[3] Kabunda, Mbuyi (2012): “Las instituciones financieras internacionales en 脕frica”, en Pueblos - Revista de Informaci贸n y Debate, n煤mero 51.
[4] El 16 de febrero de 2012, una c谩mara atrapaba las bromas entre el presidente de la Confederaci贸n Espa帽ola de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, y el de la Confederaci贸n Espa帽ola de la Peque帽a y Mediana Empresa (Cepyme), Jes煤s
[5] Anderson, Perry: “Historia y lecciones del neoliberalismo”, Universidad de California, Los 脕ngeles. Disponible en la Biblioteca Virtual del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO): www.clacso.org.ar.
[6] Mart铆nez, Julia Evelyn (2012): “Centroam茅rica: ajuste estructural e impacto sobre la vida de las mujeres”, en Pueblos - Revista de Informaci贸n y Debate, n煤mero 51.
[7] Gonz谩lez Pazos, Jes煤s (2012): “Fascismo social y financiero en Europa”, Rebeli贸n, 25/02/2012.
Versi贸n en euskera aqu铆.
[1] Junyent, Joan; y Etxezarreta, Miren (2009): “Elementos fundamentales para entender c贸mo funciona el capitalismo y su evoluci贸n hist贸rica”, en Informes de Econom铆a, n潞6, Apuntes te贸ricos para entender la crisis, Seminari d'Economia Cr铆tica Taifa, Barcelona.
[2] John Maynard Keynes en 1936. Defiende que el mercado no tiende, por s铆 solo, al pleno uso de los factores productivos o medios de producci贸n (incluyendo el capital y trabajo).
[3] Kabunda, Mbuyi (2012): “Las instituciones financieras internacionales en 脕frica”, en Pueblos - Revista de Informaci贸n y Debate, n煤mero 51.
[4] El 16 de febrero de 2012, una c谩mara atrapaba las bromas entre el presidente de la Confederaci贸n Espa帽ola de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, y el de la Confederaci贸n Espa帽ola de la Peque帽a y Mediana Empresa (Cepyme), Jes煤s
[5] Anderson, Perry: “Historia y lecciones del neoliberalismo”, Universidad de California, Los 脕ngeles. Disponible en la Biblioteca Virtual del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO): www.clacso.org.ar.
[6] Mart铆nez, Julia Evelyn (2012): “Centroam茅rica: ajuste estructural e impacto sobre la vida de las mujeres”, en Pueblos - Revista de Informaci贸n y Debate, n煤mero 51.
[7] Gonz谩lez Pazos, Jes煤s (2012): “Fascismo social y financiero en Europa”, Rebeli贸n, 25/02/2012.