OPINI脫N de Juan Torres L贸pez.-
Es una singular casualidad que sea en Espa帽a donde se celebre la reuni贸n internacional para debatir sobre la lucha contra el hambre una vez que concluya el periodo para el que se fijaron los Objetivos del Milenio. Digo esto porque Espa帽a es uno de los peores ejemplos que pueden ponerse hoy d铆a en cuanto a ayuda al desarrollo y, por tanto, de lucha contra el hambre. A pesar del rimbombante discurso humanitario del que suelen hacer gala nuestros ministros y de las creencias religiosas que la mayor铆a de ellos proclaman con fervor, lo cierto es que el Gobierno espa帽ol se desentiende por minutos de los compromisos de ayuda que hab铆an contra铆do sus antecesores y est谩 dejando en la estacada y sin financiaci贸n a cientos de proyectos de desarrollo. Sin ir m谩s lejos, el dinero dedicado a ayuda al desarrollo ha descendido un 49% en los presupuestos de 2013. As铆 que, desgraciadamente, no parece que nuestro pa铆s tenga mucho que decir en una reuni贸n de este tipo. M谩s bien tendr谩 que callar cuando se plantee renovar los esfuerzos e ir m谩s all谩 de donde se ha llegado hasta ahora.
En cualquier caso, tampoco se puede decir que los dem谩s pa铆ses, y sobre todo de los m谩s ricos, hayan sido mucho m谩s generosos. La realidad es que, cuando llegue 2015, los objetivos previstos, a pesar de su modestia, no se habr谩n cumplido en la mayor铆a de los casos.
El Objetivo uno, erradicar la pobreza extrema y el hambre, no se alcanzar谩 en 脕frica Subsahariana, Am茅rica Latina y el Caribe ni en parte de Europa y Asia Central. Es m谩s, el n煤mero de personas con hambre en 脕frica Subsahariana y Asia meridional ha aumentado y la FAO estima que al paso que vamos este objetivo no se alcanzar铆a sino en 2150.
El Objetivo dos, que todos los ni帽os y ni帽as puedan terminar un ciclo completo de ense帽anza primaria en 2015, tampoco se va a alcanzar en m谩s de 80 pa铆ses.
El tercer Objetivo del Milenio, eliminar en 2005 las desigualdades de g茅nero en la ense帽anza primaria y secundaria no se consigui贸, y en m谩s de 90 pa铆ses la desigualdad persiste en todos los niveles educativos.
El Objetivo cuatro, reducir en dos terceras partes la tasa de mortalidad infantil de los ni帽os menores de cinco a帽os para 2015 solo se cumplir铆a en 2045 de seguir la tendencia actual. Seg煤n UNICEF, 91 pa铆ses est谩n muy rezagados y es muy dif铆cil que lo cumplan.
Tampoco se cumplir谩 el Objetivo cinco, reducir la tasa de mortalidad materna en tres cuartas partes, pues cada a帽o siguen muriendo 500.000 mujeres durante el embarazo o el parto. Un riesgo que afecta a una de cada 3.800 mujeres en los pa铆ses ricos, mientras que en 脕frica le afecta a una de cada 16. Seg煤n la Organizaci贸n mundial de la Salud entre 1990 y 2010 el n煤mero de muertes maternas por 100.000 nacidos vivos solo ha disminuido en un 3,1% al a帽o, cifra que est谩 lejos de la reducci贸n del 5,5% anual necesaria para alcanzar el Objetivo.
El Objetivo seis, combatir el VIH/Sida, el paludismo y otras enfermedades y reducir su propagaci贸n para 2015, tampoco se cumplir谩 muy posiblemente, puesto que las zonas m谩s afectadas, como el 脕frica Subsahariana, apenas si han recibido un 40% de los fondos prometidos contra el Sida, cuya prevalencia ha aumentado en casi todas las regiones del mundo, y poco m谩s del 10% de las personas con VIH recibe tratamiento.
El Objetivo 7, incorporar principios de desarrollo sostenible en las pol铆ticas nacionales y reducir a la mitad en 2015 el n煤mero de personas que no acceden al agua potable o saneamiento b谩sico, quiz谩 est茅 m谩s lejos que nunca, al menos si se tiene en cuenta el n煤mero de muertes, de guerras o de actos violentos de todo tipo que conlleva su uso, que casi 2.200 millones de personas carecen de servicios mejorados de saneamiento y que m谩s de 600 no tienen acceso a fuentes de agua limpia.
El 煤ltimo objetivo, desarrollar un sistema comercial y financiero abierto y basado en normas no discriminatorias, es tambi茅n evidente que no se ha cumplido. La ayuda oficial al desarrollo ha disminuido casi en un 25% en los 煤ltimos 15 a帽os, sigue siendo tres veces menor a los reembolsos por deuda que los pa铆ses pobres pagan a los ricos, y 茅stos (principalmente Estados Unidos, Uni贸n Europea y Jap贸n) siguen manteniendo grandes barreras arancelarias, al mismo tiempo que impiden que los pobres se defiendan de su agresi贸n comercial.
En suma, en el mundo siguen habiendo m谩s de 1.000 millones de seres humanos en situaci贸n de extrema pobreza, pr谩cticamente cada segundo muere una mujer en el mundo al quedar embarazada o dar a luz sin cuidados suficientes, unos 850 millones pasan hambre y cada d铆a mueren, en las estimaciones m谩s bajas, unas 40.000 personas por falta de comida, agua o de atenci贸n sanitaria.
En 脕frica la situaci贸n es mucho peor. En 1990 hab铆a 175 millones de personas desnutridas (un 27,3% de la poblaci贸n) y en 2012, 239 millones (un 22,9%). Casi una de cada cuatro personas pasa hambre durante largos per铆odos de tiempo y 2,3 millones de ni帽os y ni帽as mueren cada a帽o (4,3 cada minuto) como consecuencia directa de la desnutrici贸n.
Los organismos internacionales y los expertos de todo el mundo saben muy bien por qu茅 sucede este drama y demuestran la falsedad del discurso oficial empe帽ado en convencernos de que su causa es la falta de recursos.
Nada m谩s falso: solo con la riqueza de las 100 personas m谩s ricas del mundo (241.000 millones de d贸lares en 2011) bastar铆a para acabar con la pobreza en cuatro a帽os (Rajesh Makwana, Extreme Wealth vs Global Sharing). Y un estudio reciente ha propuesto diez medidas con las cuales se podr铆an obtener 2,8 billones de d贸lares para financiar la soluci贸n de los problemas que hacen sufrir innecesariamente a millones de personas y al propio planeta (Financing the global sharing economy. How to mobilise $2.8 trillion to prevent life-threatening deprivation, reverse austerity measures, and mitigate the human impacts of climate change o en su Resumen Ejecutivo).
La desigualdad gigantesca, la concentraci贸n inmoral de los recursos, es la primera y m谩s directa causa del hambre y la pobreza: ¿c贸mo no los va a haber en un planeta en donde el 1,75% m谩s ricos posee la misma riqueza que el 77% m谩s pobre, seg煤n las 煤ltimas estimaciones de Branko Milanovic (Inequality: The Haves and Have-nots)?
Esa concentraci贸n se est谩 manifestando especialmente hoy d铆a en la adquisici贸n de grandes extensiones de tierra para dedicarla a suministrar combustibles a los pa铆ses ricos, destruyendo as铆 la agricultura y la fuente alimentaria de millones de personas: se calcula que cada seis d铆as se adquieren tierras en los pa铆ses pobres con una superficie equivalente a la de Londres.
Otra fuente de pobreza es la evasi贸n fiscal y el fraude generalizado, sobre todo, de las grandes fortunas y empresas multinacionales que se ocultan en los para铆sos fiscales y, que podr铆a generar p茅rdidas, seg煤n diversos informes, de entre 150.000 y 300.000 millones de d贸lares anuales a los pa铆ses m谩s pobres.
Por supuesto, tambi茅n produce millones de seres hambrientos la especulaci贸n masiva sobre los precios de las materias primas alimentarias. Un reciente estudio de dos investigadores de la OCDE (“Quantification of the High Level Endogeneity and of Structural Regime Shifts in Commodity Markets”) muestra que estos precios var铆an en un 70% a causa de movimientos especulativos y solo en un 30% por efecto de su oferta y demanda real.
Y nos empobrece a todos, y literalmente mata de hambre a millones de personas el mal uso que hacemos de los recursos, crey茅ndonos que son ilimitados, que el medio natural es nuestro esclavo y que podemos utilizarlo para destrozarlo a nuestro antojo.
Cada muerte de un ser humano por falta de recursos, cuando los hay sobrados en muestro planeta, es un drama. Pero cuando eso le ocurre a millones de personas como consecuencia de un tipo de negocio obsesivo e insaciable, que solo enriquece a unos pocos con la complicidad de los Gobiernos y de organismos internacionales, deber铆amos hablar de aut茅nticos cr铆menes de lesa humanidad y perseguirlos como tales.
Es una singular casualidad que sea en Espa帽a donde se celebre la reuni贸n internacional para debatir sobre la lucha contra el hambre una vez que concluya el periodo para el que se fijaron los Objetivos del Milenio. Digo esto porque Espa帽a es uno de los peores ejemplos que pueden ponerse hoy d铆a en cuanto a ayuda al desarrollo y, por tanto, de lucha contra el hambre. A pesar del rimbombante discurso humanitario del que suelen hacer gala nuestros ministros y de las creencias religiosas que la mayor铆a de ellos proclaman con fervor, lo cierto es que el Gobierno espa帽ol se desentiende por minutos de los compromisos de ayuda que hab铆an contra铆do sus antecesores y est谩 dejando en la estacada y sin financiaci贸n a cientos de proyectos de desarrollo. Sin ir m谩s lejos, el dinero dedicado a ayuda al desarrollo ha descendido un 49% en los presupuestos de 2013. As铆 que, desgraciadamente, no parece que nuestro pa铆s tenga mucho que decir en una reuni贸n de este tipo. M谩s bien tendr谩 que callar cuando se plantee renovar los esfuerzos e ir m谩s all谩 de donde se ha llegado hasta ahora.
En cualquier caso, tampoco se puede decir que los dem谩s pa铆ses, y sobre todo de los m谩s ricos, hayan sido mucho m谩s generosos. La realidad es que, cuando llegue 2015, los objetivos previstos, a pesar de su modestia, no se habr谩n cumplido en la mayor铆a de los casos.
El Objetivo uno, erradicar la pobreza extrema y el hambre, no se alcanzar谩 en 脕frica Subsahariana, Am茅rica Latina y el Caribe ni en parte de Europa y Asia Central. Es m谩s, el n煤mero de personas con hambre en 脕frica Subsahariana y Asia meridional ha aumentado y la FAO estima que al paso que vamos este objetivo no se alcanzar铆a sino en 2150.
El Objetivo dos, que todos los ni帽os y ni帽as puedan terminar un ciclo completo de ense帽anza primaria en 2015, tampoco se va a alcanzar en m谩s de 80 pa铆ses.
El tercer Objetivo del Milenio, eliminar en 2005 las desigualdades de g茅nero en la ense帽anza primaria y secundaria no se consigui贸, y en m谩s de 90 pa铆ses la desigualdad persiste en todos los niveles educativos.
El Objetivo cuatro, reducir en dos terceras partes la tasa de mortalidad infantil de los ni帽os menores de cinco a帽os para 2015 solo se cumplir铆a en 2045 de seguir la tendencia actual. Seg煤n UNICEF, 91 pa铆ses est谩n muy rezagados y es muy dif铆cil que lo cumplan.
Tampoco se cumplir谩 el Objetivo cinco, reducir la tasa de mortalidad materna en tres cuartas partes, pues cada a帽o siguen muriendo 500.000 mujeres durante el embarazo o el parto. Un riesgo que afecta a una de cada 3.800 mujeres en los pa铆ses ricos, mientras que en 脕frica le afecta a una de cada 16. Seg煤n la Organizaci贸n mundial de la Salud entre 1990 y 2010 el n煤mero de muertes maternas por 100.000 nacidos vivos solo ha disminuido en un 3,1% al a帽o, cifra que est谩 lejos de la reducci贸n del 5,5% anual necesaria para alcanzar el Objetivo.
El Objetivo seis, combatir el VIH/Sida, el paludismo y otras enfermedades y reducir su propagaci贸n para 2015, tampoco se cumplir谩 muy posiblemente, puesto que las zonas m谩s afectadas, como el 脕frica Subsahariana, apenas si han recibido un 40% de los fondos prometidos contra el Sida, cuya prevalencia ha aumentado en casi todas las regiones del mundo, y poco m谩s del 10% de las personas con VIH recibe tratamiento.
El Objetivo 7, incorporar principios de desarrollo sostenible en las pol铆ticas nacionales y reducir a la mitad en 2015 el n煤mero de personas que no acceden al agua potable o saneamiento b谩sico, quiz谩 est茅 m谩s lejos que nunca, al menos si se tiene en cuenta el n煤mero de muertes, de guerras o de actos violentos de todo tipo que conlleva su uso, que casi 2.200 millones de personas carecen de servicios mejorados de saneamiento y que m谩s de 600 no tienen acceso a fuentes de agua limpia.
El 煤ltimo objetivo, desarrollar un sistema comercial y financiero abierto y basado en normas no discriminatorias, es tambi茅n evidente que no se ha cumplido. La ayuda oficial al desarrollo ha disminuido casi en un 25% en los 煤ltimos 15 a帽os, sigue siendo tres veces menor a los reembolsos por deuda que los pa铆ses pobres pagan a los ricos, y 茅stos (principalmente Estados Unidos, Uni贸n Europea y Jap贸n) siguen manteniendo grandes barreras arancelarias, al mismo tiempo que impiden que los pobres se defiendan de su agresi贸n comercial.
En suma, en el mundo siguen habiendo m谩s de 1.000 millones de seres humanos en situaci贸n de extrema pobreza, pr谩cticamente cada segundo muere una mujer en el mundo al quedar embarazada o dar a luz sin cuidados suficientes, unos 850 millones pasan hambre y cada d铆a mueren, en las estimaciones m谩s bajas, unas 40.000 personas por falta de comida, agua o de atenci贸n sanitaria.
En 脕frica la situaci贸n es mucho peor. En 1990 hab铆a 175 millones de personas desnutridas (un 27,3% de la poblaci贸n) y en 2012, 239 millones (un 22,9%). Casi una de cada cuatro personas pasa hambre durante largos per铆odos de tiempo y 2,3 millones de ni帽os y ni帽as mueren cada a帽o (4,3 cada minuto) como consecuencia directa de la desnutrici贸n.
Los organismos internacionales y los expertos de todo el mundo saben muy bien por qu茅 sucede este drama y demuestran la falsedad del discurso oficial empe帽ado en convencernos de que su causa es la falta de recursos.
Nada m谩s falso: solo con la riqueza de las 100 personas m谩s ricas del mundo (241.000 millones de d贸lares en 2011) bastar铆a para acabar con la pobreza en cuatro a帽os (Rajesh Makwana, Extreme Wealth vs Global Sharing). Y un estudio reciente ha propuesto diez medidas con las cuales se podr铆an obtener 2,8 billones de d贸lares para financiar la soluci贸n de los problemas que hacen sufrir innecesariamente a millones de personas y al propio planeta (Financing the global sharing economy. How to mobilise $2.8 trillion to prevent life-threatening deprivation, reverse austerity measures, and mitigate the human impacts of climate change o en su Resumen Ejecutivo).
La desigualdad gigantesca, la concentraci贸n inmoral de los recursos, es la primera y m谩s directa causa del hambre y la pobreza: ¿c贸mo no los va a haber en un planeta en donde el 1,75% m谩s ricos posee la misma riqueza que el 77% m谩s pobre, seg煤n las 煤ltimas estimaciones de Branko Milanovic (Inequality: The Haves and Have-nots)?
Esa concentraci贸n se est谩 manifestando especialmente hoy d铆a en la adquisici贸n de grandes extensiones de tierra para dedicarla a suministrar combustibles a los pa铆ses ricos, destruyendo as铆 la agricultura y la fuente alimentaria de millones de personas: se calcula que cada seis d铆as se adquieren tierras en los pa铆ses pobres con una superficie equivalente a la de Londres.
Otra fuente de pobreza es la evasi贸n fiscal y el fraude generalizado, sobre todo, de las grandes fortunas y empresas multinacionales que se ocultan en los para铆sos fiscales y, que podr铆a generar p茅rdidas, seg煤n diversos informes, de entre 150.000 y 300.000 millones de d贸lares anuales a los pa铆ses m谩s pobres.
Por supuesto, tambi茅n produce millones de seres hambrientos la especulaci贸n masiva sobre los precios de las materias primas alimentarias. Un reciente estudio de dos investigadores de la OCDE (“Quantification of the High Level Endogeneity and of Structural Regime Shifts in Commodity Markets”) muestra que estos precios var铆an en un 70% a causa de movimientos especulativos y solo en un 30% por efecto de su oferta y demanda real.
Y nos empobrece a todos, y literalmente mata de hambre a millones de personas el mal uso que hacemos de los recursos, crey茅ndonos que son ilimitados, que el medio natural es nuestro esclavo y que podemos utilizarlo para destrozarlo a nuestro antojo.
Cada muerte de un ser humano por falta de recursos, cuando los hay sobrados en muestro planeta, es un drama. Pero cuando eso le ocurre a millones de personas como consecuencia de un tipo de negocio obsesivo e insaciable, que solo enriquece a unos pocos con la complicidad de los Gobiernos y de organismos internacionales, deber铆amos hablar de aut茅nticos cr铆menes de lesa humanidad y perseguirlos como tales.