OPINI脫N de Olmedo Beluche.- El economista m谩s famoso del momento es el franc茅s Thomas Piketty, que public贸 recientemente su libro El Capital en el siglo XXI[2]. Sus cr铆ticos le acusan de no entender qu茅 es el capital realmente; 茅l confiesa que no ha le铆do la obra hom贸nima de Carlos Marx; otros le se帽alan como moderado keynesiano. Sin embargo, el franc茅s y su libro han causado furor porque, siendo un defensor del sistema capitalista, sus datos (al margen de las cr铆ticas metodol贸gicas) demuestran que el capitalismo fomenta la desigualdad social creciente.
El Sr. Piketty estudia la distribuci贸n del ingreso a partir de los registros fiscales en los principales pa铆ses “desarrollados” (Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Alemania y otros). Con esta metodolog铆a llega a la conclusi贸n de que el ingreso de la 茅lite de esas sociedades, que hab铆a ca铆do relativamente a mitad del siglo XX, volvi贸 a crecer y equipararse, a partir de los a帽os 70, al que ten铆a durante el siglo XIX.
Tambi茅n afirma que en este momento Estados Unidos es uno de los pa铆ses con mayor desigualdad de ingreso en su poblaci贸n, superando a muchos pa铆ses “en v铆as de desarrollo” en inequidad social. Hablando en general, Piketty se帽ala: “Con independencia de lo justificadas que puedan estar inicialmente las desigualdades de riqueza, las fortunas pueden crecer y perpetuarse m谩s all谩 de todo l铆mite razonable y m谩s all谩 de cualquier justificaci贸n razonable en t茅rminos de utilidad social. Los empresarios tienden entonces a convertirse en rentistas, no con el paso de la generaciones, sino en el curso de una sola vida...”[3].
Al margen de que Piketty crea que existe alguna desigualdad de riqueza que produce una “utilidad social”, lo importante de la cita es que reconoce la irracionalidad del sistema capitalista y su tendencia a la concentraci贸n de la riqueza social “m谩s all谩 de todo l铆mite razonable y m谩s all谩 de cualquier justificaci贸n razonable”.
Como ciudadanos, y como cientistas sociales, nos vemos obligados a preguntarnos: ¿C贸mo se resuelve esa contradicci贸n reconocida por Piketty antes que el sistema capitalista conduzca a la humanidad entera a la barbarie, como advert铆a Rosa Luxemburgo hace un siglo? ¿Basta con las t铆midas propuestas del economista franc茅s que sugiere aumentar los impuestos a los capitalistas? Para dar una respuesta adecuada hay que ir a lo b谩sico, empezando por entender qu茅 es el capital y el sistema capitalista.
El capital es “una relaci贸n social” (Carlos Marx)
Una de las cr铆ticas metodol贸gicas centrales que se hace a Piketty es que define “el capital” en el sentido del volumen de bienes materiales o riqueza acumulada (patrimonio) expresada como dinero. De esta manera Piketty elude el problema de que la creciente desigualdad social se debe a la explotaci贸n de clase que el sistema capitalista hace a los trabajadores. De all铆 que su propuesta de soluci贸n al problema planteado no pase de sugerencias “t茅cnicas” que no cuestionan el fondo del asunto.
En eso consiste la gran diferencia con la perspectiva marxista, para la cual “el capital” no es un acumulado de cosas (objetos), bienes, patrimonio o como se les quiera llamar, sino una relaci贸n social de explotaci贸n de una clase sobre otra.
Para Carlos Marx, la tierra s贸lo se convierte en capital cuando es parte del sistema capitalista en que los empresarios al poseerla (propiedad privada) la utilizan como fuente de acumulaci贸n de ganancias explotando la fuerza de trabajo de la clase obrera (despose铆da de propiedad) y obligada a venderse por un salario para poder sobrevivir.
En el tomo III de El Capital Marx dice: “¡Capital, suelo, trabajo! Pero el capital no es una cosa, sino determinada relaci贸n social de producci贸n perteneciente a determinada formaci贸n hist贸rico-social y que se representa en una cosa y le confiere a 茅sta un car谩cter espec铆ficamente social”[4].
Por si no quedara claro, agrega: “El capital no es la suma de los medios de producci贸n materiales y producidos. El capital son los medios de producci贸n transformados en capital, medios que en s铆 distan tanto de ser capital como el oro o la plata, en s铆, de ser dinero. Son los medios de producci贸n monopolizados por determinada parte de la sociedad, los productos y las condiciones de actividad de la fuerza de trabajo viva automatizados precisamente frente a dicha fuerza de trabajo, que personifican en el capital por obra de ese antagonismo...”.
De lo que se trata es se帽alar que, hoy como en el siglo XIX, la creciente desigualdad social, la pobreza, el subdesarrollo, la crisis econ贸mica, los d茅ficits, la deuda, el mercado son todos conceptos abstractos que esconden la relaci贸n concreta de explotaci贸n econ贸mica de los empresarios a la clase trabajadora, tanto a lo interno de un pa铆s como a nivel planetario.
La econom铆a burguesa busca ocultar ese hecho que desnuda la esencia de los problemas sociales del mundo, dando la apariencia de que las categor铆as econ贸micas son una especie de esp铆ritus con voluntad propia que los seres humanos no podemos controlar. ¿Por qu茅 hay que priorizar el pago de la deuda a los bancos sacrificando puestos de trabajo y salarios, condenando a la miseria a miles de familias? Que el mercado, que las primas de riesgo, y por ah铆 van las “justificaciones”.
“... hemos puesto de relieve ya el car谩cter mistificador que transforma las relaciones sociales a las que sirven en la producci贸n, como portadores, los elementos materiales de la riqueza, en atributos de esas mismas cosas (mercanc铆a) y que llega a煤n m谩s lejos al convertir la relaci贸n misma de producci贸n en una cosa (dinero)... Pero en el modo capitalista de producci贸n y en el caso del capital, que forma su categor铆a dominante, su relaci贸n de producci贸n determinante, ese mundo encantado y distorsionado se desarrolla mucho m谩s a煤n...”(Marx, Ibidem).
Es nuestro deber como soci贸logos comprometidos con nuestros pueblos se帽alar que la creciente desigualdad social es un mal que tiene soluci贸n, la cual pasa por cambiar la relaciones sociales de explotaci贸n capitalista, las cuales ni han sido, ni ser谩n eternas e inmutables: “...Como el capital, el trabajo asalariado y la propiedad de la tierra son formas sociales hist贸ricamente determinadas...” (Marx, Ibid.)
Globalizaci贸n y capitalismo
Immamuel Wallerstein se pregunta y responde: “¿…habr铆a algo hoy fundamentalmente diferente de lo que suced铆a hace cincuenta a帽os?,…Para m铆, la respuesta es no: econ贸micamente no sucede nada diferente de lo que actualmente denominamos “globalizaci贸n””.[5]
Agrega: “La globalizaci贸n,…, es la esencia del modo de funcionamiento de la econom铆a-mundo capitalista, y lo ha sido toda la vida. Los capitalistas no se concentran en un solo pa铆s, no los grandes, no los importantes. Y es totalmente falsa la idea de que solamente hoy existe mercado mundial…”.
Para Wallerstein la globalizaci贸n es la continuidad del capitalismo, como fen贸meno econ贸mico y social, revestido de una ideolog铆a (neoliberal) que la justifique: “…lo que pasa hoy no es algo nuevo; sin embargo, se manifiesta como una expresi贸n ideol贸gica de la situaci贸n actual. El t茅rmino globalizaci贸n, que es utilizado desde hace m谩s o menos diez a帽os, parte de la campa帽a neoliberal para imponerse sobre resistencias varias, fomentando la creencia seg煤n la cual hacemos frente a una situaci贸n inevitable, y es en ese sentido que los Estados no pueden hacer nada, deben someterse”.
Wallerstein rebate dos tesis fundamentales de los apologistas de la globalizaci贸n, la primera de que los Estados nacionales tienden a desaparecer (“Los capitalistas utilizan a los Estados y son tan necesarios hoy como ayer”), y la de que hay un salto tecnol贸gico cualitativo como impronta de esta 茅poca (“Lo que es importante no es la tecnolog铆a, no es la racionalidad, es el monopolio”).
Incluso, frente a quienes hablan de que una de las caracter铆sticas de la globalizaci贸n ser铆a la muerte del “sujeto hist贸rico”, la clase obrera, capaz de transformar el capitalismo mediante una revoluci贸n socialista, Wallerstein responde taxativamente: “Hoy, la clase obrera es el mundo”, se帽alando que cada vez est谩n m谩s integrados dentro de esta clase los llamados sectores populares: mujeres, movimientos 茅tnicos, etc.
Otro autor que podemos ubicar en la perspectiva cr铆tica a la globalizaci贸n es Theotonio Dos Santos el cual se帽ala que la expansi贸n sin precedentes del capital financiero no debe sobreestimarse, sino que debe verse como un aspecto m谩s de las caracter铆sticas del capitalismo en este momento hist贸rico. Y advierte que se est谩 gestando una crisis financiera global que pone coto a este modo de expansi贸n del sistema capitalista.
“Por otra parte -dice Dos Santos, creo que la cuesti贸n de la globalizaci贸n tiene que ser vista desde un punto mucho m谩s amplio: desarrollo de las fuerzas productivas, reestructuraci贸n de la econom铆a como sistema productivo mundial con una divisi贸n del trabajo que entra en una etapa nueva, restructuraci贸n del sector industrial y del lugar del sector servicios, incluyendo el sector financiero…”.[6]
Para Teotonio Dos Santos, la fase de la globalizaci贸n, si bien posee caracter铆sticas particulares, se enmarca dentro del sistema capitalista internacional. 脡l nos previene de caer en dos extremos: “…el de sumarnos a la moda de augurar al advenimiento de una sociedad enteramente nueva, en los casos extremos de una sociedad poscapitalista, y el contrario de negarnos a reconocer las transformaciones del capitalismo en curso”.
Contin煤a diciendo: “La mejor manera de identificar estas especificidades ser谩, entonces, comparando los rasgos del per铆odo que vivimos desde la crisis mundial desencadenada a comienzos de la d茅cada del setenta hasta nuestros d铆as, con las caracter铆sticas de per铆odos previos del desarrollo capitalista…”.
Define la globalizaci贸n como “una determinada combinaci贸n de procesos econ贸micos, sociales, pol铆ticos, ideol贸gicos y culturales que puede ser considerada como una nueva etapa de acelerada extensi贸n e intensificaci贸n de las relaciones sociales capitalistas. Es una combinaci贸n de procesos… determinada por el 煤nico principio que puede considerarse articulador y convertir en inteligibles este tipo de totalidades complejas y antag贸nicas: la lucha de clases”.
Globalizaci贸n y neoliberalismo, instrumentos de la explotaci贸n capitalista
En esta misma perspectiva encontramos la obra del espa帽ol A. Van den Eynde[7], quien, a nuestro juicio desarrolla de manera m谩s acabada el an谩lisis de la globalizaci贸n desde una perspectiva marxista. Como resume muy bien el problema, reproducimos extensamente parte de la introducci贸n de su libro, en la que considera su precursor a Fran莽ois Chesnais (“La mundializaci贸n del capital”, 1994).
“La palabra globalizaci贸n – nos dice- entr贸 con fuerza en el lenguaje econ贸mico y pol铆tico a mediados de la d茅cada de los ochenta …Como todo concepto nuevo, el de globalizaci贸n lleg贸 acompa帽ado de una propuesta inicial de contenido: hab铆a que entender por globalizaci贸n o mundializaci贸n algo as铆 como la completa e imparable liberalizaci贸n de los mercados en todo el mundo. El mercado estar铆a a punto de ser uno y de 谩mbito mundial, pues iban a desaparecer de la faz de la tierra las barreras y legislaciones que trababan la libre circulaci贸n de toda clase de mercanc铆as, desde el propio trabajo hasta el capital, y en consecuencia, estar铆amos asistiendo al nacimiento de una econom铆a “global” o mundialmente integrada.
“Tambi茅n se dec铆a que las teor铆as y las pol铆ticas partidarias de limitar la libertad de los mercados y el libre juego de las fuerzas econ贸micas elementales iban a ser arrojadas a la hoguera, condenadas por obsoletas y contrarias al progreso; sin distinci贸n y comenzando por el socialismo… Y como entonces se produjo el hundimiento del Titanic sovi茅tico, la vida misma parec铆a confirmar el triunfo universal de un capitalismo “global”.
El t茅rmino globalizaci贸n tiene un origen social y pol铆tico entre quienes defiende la idea neoliberal de ampliaci贸n sin l铆mites ni restricciones las fuerzas del mercado, y el marxismo tanto pol铆tica como sociol贸gicamente tard贸 hasta mediados de los a帽os 90 en darle una respuesta cr铆tica al concepto.
Van den Eynde resume las principales caracter铆sticas del desarrollo capitalista en esta fase denominada globalizaci贸n. Caracter铆sticas que tienen su origen y son una manifestaci贸n de una crisis cr贸nica de la econom铆a capitalista mundial iniciada a fines de los a帽os 60 y comienzos de los 70:
1. Avance del comercio frente a la producci贸n: desde 1984 a 1994 se produjo un hecho en apariencia il贸gico, mientras la producci贸n mundial de bienes ha crecido una tasa del 2.8%, la expansi贸n del comercio lo ha hecho a 6.3%. Esta contradicci贸n se explica por un decaimiento de los mercados nacionales, que ha forzado a un proceso de internacionalizaci贸n no s贸lo de los bienes producidos, sino de la misma producci贸n. El proceso productivo mismo se ha segmentado de modo que se desarrollan partes de cada mercanc铆a entre varios pa铆ses. Parte de este comercio se da entre diversas factor铆as de empresas multinacionales.
2. Se exportan m谩s capitales que mercanc铆as. La llamada Inversi贸n Extranjera Directa (IED) crece 3 veces m谩s que la exportaci贸n de mercanc铆as. Entre 1983-1990, mientras el comercio mundial creci贸 9%, la IED lo hizo al 34%. Este movimiento masivo de capitales no va dirigido fundamentalmente a grandes inversiones productivas, sino a un proceso de compra de empresas estatales de los pa铆ses subdesarrollados, al proceso de fusiones de grandes consorcios y a relaciones entre transnacionales y sus filiales. Lo que representa un avance de la concentraci贸n y centralizaci贸n del capital, una de las caracter铆sticas del capitalismo monopolista.
3. Progresi贸n geom茅trica de las operaciones financieras, el capitalismo se vuelve cada vez m谩s especulativo que productivo. Expresi贸n de una crisis mundial de sobreproducci贸n, que data de los 70, y una desconfianza generalizada en los mercados, lo que obliga a los grandes capitales a dedicarse a actividades especulativas (sin base material) como inversiones en bolsas de valores, compra de bonos, manejos de deudas, etc. Por ejemplo, para 1995, se mov铆a especulativamente por d铆a un volumen de capitales equivalentes a la producci贸n anual de un pa铆s como Francia. Se calcula que hoy el monto de la especulaci贸n financiera en el mundo alcanza los 50 trillones de d贸lares anuales, mientras el valor de la producci贸n mundial s贸lo llega a los 30 trillones[8].
4. Reorientaci贸n de la producci贸n hacia el mercado mundial, esta es otra respuesta a la crisis de sobreproducci贸n, puesto que el estancamiento de los mercados nacionales fuerza a las empresas a intentar ganar mercados m谩s amplios a nivel mundial.
5. Unificaci贸n de grandes mercados regionales, cuyo mejor ejemplo es la Uni贸n Europea, pero tambi茅n el tratado de Libre Comercio de Norteam茅rica (TLC). Es una consecuencia de la tendencia analizada en el punto 4. Esta integraci贸n no disuelve la explotaci贸n imperialista, de unas naciones sobre otras, sino que se da sobre el predominio de los capitales de una o algunas de estas potencias sobre estos mercados regionales, en detrimento de los medianos y peque帽os capitales nacionales. Por ejemplo, el eje de la integraci贸n europea lo es sin duda el capital alem谩n seguido del franc茅s, as铆 como en el TLC y el ALCA predomina EEUU.
6. Liberalizaci贸n de los mercados, dice Van den Eynde que el cenit de la globalizaci贸n fue la creaci贸n de la Organizaci贸n Mundial de Comercio en 1994. En ella las grandes potencias pactaron la apertura de las fronteras comerciales, reduciendo al m铆nimo los aranceles, para evitar las guerras comerciales que en el pasado tuvieron consecuencias funestas para el capitalismo.
7. El desarrollo de las comunicaciones, no s贸lo con avances tecnol贸gicos en materia de transportes de mercader铆as y personas, sino tambi茅n en una rama productiva nueva, la telem谩tica. La cual ha ayudado a una reducci贸n de costos de producci贸n, y acelerar todo el proceso productivo. En Estados Unidos este sector representaba, en 1996, el 16% del PIB. Pese a lo cual, el autor se帽ala que no debe considerarse esto como una nueva revoluci贸n industrial, porque su uso efectivo queda en manos de unas pocas grandes empresas, rodeadas de un mar de medianas y peque帽as empresas incapaces de aprovechar al m谩ximo esta tecnolog铆a.
Descritas estas siete caracter铆sticas de la globalizaci贸n Van den Eynde se帽ala que el actor central de esta fase son 200 grandes transnacionales que controlan cada vez m谩s el mundo. Ellas internacionalizan la producci贸n, al segmentarla en diversos pa铆ses, en busca de una reducci贸n de costos, trasladando algunas factor铆as a pa铆ses en que la clase obrera gana menores salarios que en los pa铆ses desarrollados. Ellas tambi茅n se aseguran el control de los grandes mercados mundiales mediante fusiones entre s铆.
Esta tendencia exacerba las contradicciones del capitalismo en su fase monop贸lica mediante un proceso de integraci贸n que es cada vez m谩s desigual e imperialista. La diferencia con la fase anterior, desde la posguerra a 1973, es que las transnacionales desplazan al Estado de su participaci贸n en la econom铆a.
La raz贸n y g茅nesis de esto se haya en la crisis mundial capitalista que llev贸 a un agotamiento del modelo de acumulaci贸n capitalista (keynesiano). En este sentido, Van den Eynde afirma que “la globalizaci贸n surge org谩nicamente del desarrollo precedente. No es un accidente. Tampoco es un invento pol铆tico”.
El modelo de acumulaci贸n precedente (keynesianismo), surgido luego de la Segunda Guerra Mundial se caracteriz贸 por: a. tener como eje el endeudamiento estatal, para compensar la decadencia del crecimiento de capitalista que ven铆a de los a帽os 20; b. un “imperio del d贸lar” americano, que expresaba la nueva relaci贸n de fuerzas entre las potencias: c. la implementaci贸n de un “estado benefactor”, con concesiones sociales a los trabajadores, que pretend铆a enfrentar el reto de las revoluciones obreras que se expandieron por el oriente de Europa y Asia.
Esta forma de proceder del capitalismo (keynesiano) va a entrar en crisis a fines de los a帽os sesenta, cuando el proceso de endeudamiento estatal alcanz贸 l铆mites enormes, lo que a su vez llev贸 a la crisis de la libre convertibilidad del d贸lar-oro (Acuerdos de Bretton Woods), a un crecimiento inflacionario galopante, y a un estancamiento creciente de las fuerzas productivas, expresada en una ca铆da del crecimiento econ贸mico constante. El estallido final del modelo, vino con el alza de los precios del petr贸leo de 1973.
La respuesta del sistema capitalista imperialista a esta crisis cr贸nica sigui贸 la l贸gica expuesta por Carlos Marx desde el siglo XIX, compensar la ca铆da tendencial de la tasa de ganancias con diversas medidas, que gen茅ricamente hemos llamado neoliberales:
Una ofensiva contra los pa铆ses dependientes, arranc谩ndoles mayores cuotas de explotaci贸n por la v铆a del endeudamiento externo y los ajustes estructurales, desarmando sus econom铆as haci茅ndolas m谩s vulnerables a las imposiciones de los capitales imperialistas.
Pol铆tica de desregulaci贸n del trabajo, o sea, aumentar la explotaci贸n de la fuerza de trabajo en todo el mundo precarizando el empleo, apoy谩ndose en el fomento de un desempleo masivo, aumentando los ritmos de trabajo, etc.
Cortando los beneficios sociales que de los trabajadores hab铆an alcanzado bajo el estado de beneficio, y con mayor fuerza luego de la desaparici贸n de la Uni贸n Sovi茅tica en los a帽os 90.
Privatizaci贸n de empresas p煤blicas que le permitieran al capital privado depredar en sectores enteros sin realizar mayor inversi贸n productiva.
Recolonizaci贸n de la Uni贸n Sovi茅tica, China y otros estados obreros cuando la burocracia dirigente decidi贸 pasarse al capitalismo con laperestroika y el “socialismo de mercado” de Deng Xiao Ping. Esto le ha permitido ampliar el mercado mundial y la mano de obra explotada.
La globalizaci贸n de la democracia (burguesa), como apoyo pol铆tico del proceso econ贸mico, que le garantiza no s贸lo una ideolog铆a para enfrentar a los movimientos sociales y mecanismos de control imperialistas para la recolonizaci贸n pol铆tica de los pa铆ses dependientes.
En resumidas cuentas: “La globalizaci贸n no es una pol铆tica casual, sino un desarrollo econ贸mico org谩nico del imperialismo. Adem谩s la globalizaci贸n tiene una pol铆tica, que expresa el dominio y los intereses de su fracci贸n dirigente: esa pol铆tica es el neoliberalismo, que es un capitalismo sin artificios, reaccionario cien por cien: que es explotaci贸n sin las “cadenas doradas” del Estado “de bienestar”; que es recolonizaci贸n de los pa铆ses dependientes y restauraci贸n del capitalismo all铆 donde se hab铆a comenzado a construir el socialismo”.
Este an谩lisis lleva a Van den Eynde a una conclusi贸n, la globalizaci贸n est谩 agudizando las contradicciones que caracterizan al capitalismo: entre una mayor socializaci贸n de los procesos de trabajo y una acumulaci贸n en menos manos de la riqueza social; entre la necesidad creciente de una planificaci贸n econ贸mica y la anarqu铆a del mercado; entre un mercado mundial en crecimiento y el mantenimiento de las fronteras nacionales: entre la necesidad de aumentar la tasa de beneficios y la crisis de sobre producci贸n; en fin, entre las fuerzas productivas (desarrollo tecnol贸gico) y la cada vez m谩s extendida miseria humana.
Por ello, finalmente, Van den Eynde define la globalizaci贸n como “la etapa del capitalismo en que comienzan a desplegarse todas las contradicciones explosivas del r茅gimen burgu茅s en su etapa imperialista o monopolista, y de esta manera surgen paso a paso las condiciones –que antes, durante medio siglo, no hab铆an existido- para que se produzca un nuevo auge socialista”.
La creciente desigualdad social es producto de la globalizaci贸n capitalista
Con los criterios expuestos, revisamos algunos de los abundantes datos aportados por Thomas Piketty sobre la desigualdad social en el capitalismo del siglo XXI.
Piketty afirma que medida patrimonialmente la riqueza (conjunto de bienes muebles e inmuebles privados netos), 茅sta se haya concentrada de la siguiente manera: en Francia, el 1% m谩s rico de la poblaci贸n posee el 22% del patrimonio; en el Reino Unido el 30%; y Estados Unidos el 32%[9].
Si en vez del 1% se toma el d茅cil m谩s rico de la poblaci贸n tenemos que 茅ste posee en Francia el 60% del patrimonio; en el Reino Unido el 70%; en Estados Unidos el 70%. Por contra, el 50% m谩s pobre de la poblaci贸n de esos pa铆ses s贸lo posee el 5%.
Medido el ingreso promedio anual, seg煤n Piketty en la Uni贸n Europea el 50% de la poblaci贸n m谩s pobre posee un patrimonio de 20 mil euros; la mal llamada “clase media”, el 40% de la poblaci贸n con ingresos medios, posee un patrimonio que oscila entre 100 mil y 400 mil euros; el 9% que sigue posee sobre los 800 mil euros de patrimonio; y el 1% m谩s rico de la poblaci贸n recibe desde 5 millones de euros en adelante.
Con el mismo criterio metodol贸gico, la situaci贸n a nivel mundial ser铆a la siguiente: el 0,1% de la poblaci贸n posee el 20% del patrimonio mundial; el 1% el 50% del patrimonio; el 10% m谩s rico posee entre el 80 y el 90% del patrimonio. Peor a煤n, tan s贸lo 225 personas en el mundo poseen un patrimonio medio de 15.000 millones de euros.
Piketty calcula el ritmo de acumulaci贸n de riqueza por parte de esta minor铆a en un 6% anual, con lo cual estima que hacia el a帽o 2043 esas 225 personas poseer谩n el 60% del patrimonio mundial.
En t茅rminos hist贸ricos, Piketty tambi茅n demuestra que la concentraci贸n de la riqueza en Europa, que era altamente desigual en el siglo XIX, tendi贸 a moderarse a lo largo del siglo XX, gracias a la Revoluci贸n Rusa, las dos guerras mundiales y la crisis capitalista que deriv贸 en la pol铆tica keynesiana (estado benefactor) como una respuesta econ贸mica frente a la revoluci贸n social que amenazaba al sistema capitalista global.
Luego empieza el camino inverso gracias al Consenso de Washington de 1980, que impuso el modelo de globalizaci贸n neoliberal que hemos descrito antes, el cual se vio reforzado en 1990 con la desaparici贸n de la Uni贸n Sovi茅tica y su bloque.
En Europa, en 1810, el d茅cil m谩s rico de la poblaci贸n pose铆a el 80% del patrimonio; en 1910 este d茅cil concentraba el 90% del patrimonio; para decrecer hasta 1975, cuando baj贸 a cerca del 60%. El signo empieza a cambiar en las dos 煤ltimas d茅cadas del siglo XX, y vuelve a crecer el proceso de acumulaci贸n de la riqueza en manos del d茅cil superior hasta representar el 65% del patrimonio en 2010.
Muchos otros datos, basados en los criterios metodol贸gicos se帽alados, se desprenden de la abundancia de informaci贸n aportada por los cuadros de Piketty, y pueden ser consultados por internet[10]. Para los efectos nuestros, basta con lo citado hasta aqu铆.
Podr铆an complementarse esas estimaciones con otras, de otros especialistas e incluso con las de organismos internacionales, por ejemplo, los estudios sobre pobreza de CEPAL para nuestro continente. Al margen de las precisiones metodol贸gicas, todas las fuentes muestran un mundo capitalista crecientemente desigual.
Desde nuestra perspectiva, y en conclusi贸n, la soluci贸n a la desigualdad creciente del capitalismo no se encuentra en peque帽as medidas econ贸micas o sociol贸gicas, sino en grandes transformaciones pol铆ticas. Pero eso es harina de otro costal.
CITAS:
[2]Piketty, Thomas. Capital in the Twenty-First Century. The belknap of Harvard University Press. Cambridge, Massachusetts. London, England. 2014.
[3]Piketty, T. Citado en: “Reflexiones metodol贸gicas y pol铆ticas sobre El capital en el siglo XXI y el concepto de capital”, de James Galbraith. http://sinpermiso.info
[4]EL CAPITAL, TOMO III. Secci贸n s茅ptima., Los r茅ditos y sus fuentes. Cap铆tulo XLVIII: La f贸rmula trinitaria.http://pendientedemigracion.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital3/MRXC3848.htm
[5] “Sobre la econom铆a-mundo actual. Entrevista a I. Wallerstein”. Revista Herramienta No.8. Buenos Aires, 1998.
[6] “La teor铆a de la dependencia y el sistema mundial”, Entrevista a T. Dos Santos. Revista Herramienta No.8. Buenos Aires, 1998.
[7] Van den Eynde, A. Globalitzaci贸, La dictadura Mundial de 200 empresas. Edicions de 1984. Barcelona, 1999.
[8] “Foro Social Mundial analiza crisis del capitalismo senil”. Voz Independiente No. 68. Panam谩, mayo/junio de 2001.
[9]Toussaint, Eric. “Thomas Piketty “El capitalismo del siglo XXI”: la gran desigualdad...”. En http://aquevedo.wordpress.com/2014/04/26/thomas-piketty-el-capitalismo-en-el-siglo-xxi-la-gran-desigualdad/
[10]http:///piketty.pse.ens.fr/fr/capital21c
*Ponencia para el VIII Congreso Nacional de Estudiantes de Sociolog铆a (CONAESO 2014), Cajamarca, Per煤 8 al 12 de septiembre de 2014